La calidad de los ríos es deficiente en una de cada cuatro zonas de abastecimiento

Sáb, 26/08/2006

Heraldo de Aragón

Una de cada cuatro tomas de abastecimiento para uso humano analizadas por la CHE en Aragón sigue presentando niveles de calidad del agua insuficientes. La cifra, un 23 %, es similar a la del total de la cuenca, que se sitúa en el 19 %. Sin embargo, si se miran los datos de los seis últimos años se observa que la mejora experimentada por los ríos y los canales aragoneses -en 2000 estaban en un 31 %, uno de cada tres- es sensiblemente inferior a la de toda la cuenca -que entonces llegó a estar en un 46 %, casi uno de cada dos-.

Estas estadísticas, recogidas por la Confederación en su informe anual de calidad de las aguas, no quieren decir que los municipios que se abastecen de esos puntos problemáticos estén corriendo riesgos. Lo que dejan claro es que en las zonas de calidad deficiente las aguas deben mejorar para adaptarse a las exigencias del Plan Hidrológico del Ebro. En cualquier caso, el proceso de depuración necesario para el consumo humano de esos caudales debe ser más intenso y complejo que en otras localidades.

Desde hace más de 30 años, la CHE realiza un control sistemático de la calidad físico-química y microbiológica de sus aguas superficiales -ríos, embalses, canales, lagos…-. Ese seguimiento es posible gracias a una red de puntos fijos en los que periódicamente se recogen muestras para su análisis en los laboratorios del organismo de cuenca.

Vigilancia del agua pre potable

De esta forma, la Confederación puede verificar el cumplimiento de las normas europeas sobre contaminación y usos hídricos. La más importante de todas, la Directiva Marco del Agua, establece que todos aquellos puntos utilizados para abastecer a núcleos de más de 50 habitantes deben ser incluidos en un registro de zonas protegidas sometidas a un control específico.

Actualmente, ese seguimiento se centra en las aguas superficiales destinadas al abastecimiento de más de 500 personas. Para ello, la CHE ha establecido 146 puntos de muestreo repartidos por toda la cuenca del Ebro en los que se realizan entre 2 y 12 análisis cada año en función del número de habitantes que beben de esa zona. De ellos, 57 se encuentran dentro de Aragón.

Según el último informe anual, hecho público con los datos de 2005, 145 de las 146 zonas controladas el año pasado obtuvieron una calidad tipo A2 o superior (es decir, estaban en buen estado atendiendo a los parámetros que fija la directiva que define la calidad requerida para las aguas superficiales destinadas a producir agua potable).

Curiosamente, el único punto que superó los límites imperativos y se quedó en la categoría A3 fue la presa del Ebro en Pina (Zaragoza), de donde se coge el agua para la toma complementaria de Nuez -la tubería principal está en la acequia de Urdán-.

Sin embargo, año tras año la Confederación basa su diagnóstico en unos criterios más rigurosos: los del Plan Hidrológico del Ebro. Según esa clasificación, utilizada también para estudiar la evolución temporal de la cuenca, el año pasado 25 de las 146 estaciones de análisis arrojaron una calidad de las aguas del tipo A3 y otras 3 se tuvieron un nivel peor que A3


En lo que respecta a Aragón, la calificación A3 la recibieron 12 de los 57 puntos de muestreo -ver la ficha adjunta-. Además, hubo otro más, la toma principal de abastecimiento a Ribarroja desde el Ebro, que quedó incluso por debajo del A3. En total, el porcentaje de estaciones con calidades insuficientes se elevó al 23 %.

Una evolución dispar

La comparativa de los datos ofrecidos por los sucesivos informes anuales desde 1998 muestra que, pese a que la situación de partida era notablemente peor en el conjunto de la cuenca del Ebro, la reducción del porcentaje de zonas conflictivas ha sido bastante más rápida que en los ríos y canales de Aragón.

En el año 2000, casi la mitad de los 153 puntos de abastecimiento controlados por la CHE -un 46 %- estaba calificado con el tipo A3 o peor. Año tras año, esa cifra ha bajado progresivamente hasta el 19 % de 2005.

Ese mismo periodo ha servido para que las estaciones de muestreo situadas en territorio aragonés hayan pasado de un 31 % de calidades insuficientes a un 23 %. Es cierto que en 2001 y 2002 los índices cayeron hasta el 13 %, pero a partir se esas fechas la red de puntos de control se amplió de 36 a 57 estaciones, lo que volvió a elevar el porcentaje de zonas conflictivas.

Las características geológicas de la cuenca del Ebro obligan a que en los diagnósticos sobre la calidad de un determinado caudal se haga una excepción con los parámetros de salinidad -sulfatos, cloruros y conductividad-. Varios meses al año, los valores límite fijados por la normativa europea se superan de forma natural en muchos tramos de río, lo que ha obligado a delimitar las zonas en las que se da ese fenómeno.

No obstante, la Confederación presta especial atención al seguimiento de esos parámetros, sobre todo en zonas de abastecimiento. En el informe de 2005, el organismo de cuenca enumera 24 ríos o tramos de río afectados por altas concentraciones de sulfatos de origen natural. Entre ellos están el Ebro desde el Jalón; el Arba desde el Arba de Riguel; el Jiloca; el Jalón desde Ateca; el Gállego desde el barranco de la Violada; el Aguas Vivas; el Martín desde el embalse de Cueva Foradada; el Guadalope desde el embalse de Calanda; el Matarraña desde el Algás; y el Clamor Amarga.