La campaña de riego dejará el nivel de los pantanos de regulación general al nivel más bajo desde la última sequía Los cortes afectan a 50.000 hectáreas
Sáb, 12/08/2006
A. MUÑOZCÓRDOBA. A partir del próximo martes la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir cortará el grifo a las explotaciones de regadío dependientes del sistema de regulación general de la cuenca
A. MUÑOZ
CÓRDOBA. A partir del próximo martes la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir cortará el grifo a las explotaciones de regadío dependientes del sistema de regulación general de la cuenca hidrográfica, es decir, desde la provincia de Jaén hasta la desembocadura. Los agricultores no podrán volver a regar hasta nueva orden, si no se encuentran en la única excepción admitida por la Comisión de Desembalses para seguir haciéndolo hasta el 15 de septiembre: «Aquellas necesidades de riego que no hayan alcanzado las dotaciones autorizadas», que están supeditadas, a los mínimos medioambientales y al abastecimiento humano.
El Pleno del citado órgano acordó en mayo pasado autorizar un desembalse suficiente como para garantizar una dotación de 3.000 metros cúbicos por hectárea del sistema general, concesión que finaliza este martes. Tampoco podrán hacer uso del agua las explotaciones que, al no disponer de contador, «han consumido la dotación a través del régimen de turnos», es decir, tres días a la semana. «La Comisaría de Aguas extremará, a partir del 16 de agosto, la vigilancia del cumplimiento de estos acuerdos, así como el respeto a los caudales ambientales a lo largo de todos los ríos, y muy particularmente en el Genil, donde deberán cesar los riegos», con las excepciones citadas.
Según los datos de la CHG, al término de esta campaña de riegos, el volumen de agua embalsada «podría rondar el 23 por ciento del total» de 4.720 hectómetros cúbicos. Esta cifra, además de estar considerada por los técnicos como «baja» al inicio del nuevo año hidrológico (de octubre a septiembre), «probablemente» sea la más baja desde la última gran sequía, como apuntaron desde la CHG, que se desarrolló en la primera mitad de la década de los noventa. Las mismas fuentes matizaron que ese porcentaje es el promedio y que puede variar de una provincia a otra. En cualquier caso, Si no llueve en esas fechas o lo hace de forma escasa, la situación será «alarmante y delicada para atender las distintas demandas de la cuenca».
Pantanos en situación crítica
El último informe de sequía del Ministerio de Medio Ambiente, al que ha tenido acceso ABC, sitúa a dos pantanos del sistema general, el Guadalmellato y Bembézar, en situación de alerta, lo que significa que «el tiempo garantizado de suministro es de dos años». Del Bembézar (situado en el río del mismo nombre) dependen 15.373 hectáreas de regadío, además del abastecimiento humano, que demanda unos 20 millones de metros cúbicos. En la actualidad, éste tiene un volumen embalsado de 58 hectómetros cúbicos de una capacidad total de 164.
La Confederación ha incluido otro de los pantanos del sistema de regulación general de cuenca, el Martín Gonzalo, en situación de alarma, es decir, tiene garantizado el suministro para menos de dos años. Este embalse tiene ahora mismo 7 hectómetros cúbicos de un total de 17. También se encuentra en el mismo estado el Sierra Boyera, que dispone únicamente de 15 de los 41 hectómetros cúbicos que puede llegar a almacenar como máximo. De este pantano dependen, además de las explotaciones de regadío, el suministro de unos 76.000 habitantes, según la información oficial de Medio Ambiente, además de la generación eléctrica.
Las prohibiciones al regadío afectan también al pantano Yeguas, que regula el río Yeguas (afluente del Guadalquivir) y del que dependen los riegos de la Vega del Guadalquivir. Lo mismo sucede con el Arroyo Martín Gonzalo, el río Arenoso, Guadalmellato y Guadiato, con dos embalses, uno el Puente Nuevo y otro el de La Breña, que junto al de San Rafael de Navallana, es el único que ha subido de nivel desde 2005.
La superficie afectada por esta medida puede rondar las 50.000 hectáreas, según datos de la CHG. Sólo la zona de influencia del Bembézar y del Genil-Cabra acumulan 31.000 hectáreas, y el resto se distribuye básicamente entre las zonas regables de Fuente Palmera (más de 5.000 hectáreas), Guadalmellato (unas 6.600) y el Genil (7.000).
Desde Jaén, el primer pantano es el de Yeguas (que almacena 52 hectómetros cúbicos) y que está implantado en la cuenca del río del mismo nombre, afluente del Guadalquivir, y de él dependen los riegos de la Vega del Guadalquivir. Además de este uso, también se construyó para la generación de electricidad por una potencia de 5.000 kilowatios. Los siguientes embalses son los del Martín Gonzalo (en arroyo Martín Gonzalo). A continuación se encuentra la infraestructura hidráulica del Guadalmellato que a su vez está conectado al de San Rafael de Navallana. Siguiendo hacia el sur, aparecen los dos embalses que regulan el cauce del río Guadiato: Puente Nuevo y La Breña. El primero sólo se destina a consumo humano (350.000 metros cúbicos para 6.000 habitantes) y generación eléctrica de 3.000 kilowatios. A continuación está Bembézar. Y del río Genil, el más determinante es el de Iznájar, cuyo usos permitidos son el riego de unas 8.000 hectáreas, además de electricidad y consumo humano. Aguas abajo se encuentran los pantanos de Malpasillo (Jauja) y Cordobilla.
A. MUÑOZ
CÓRDOBA. A partir del próximo martes la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir cortará el grifo a las explotaciones de regadío dependientes del sistema de regulación general de la cuenca hidrográfica, es decir, desde la provincia de Jaén hasta la desembocadura. Los agricultores no podrán volver a regar hasta nueva orden, si no se encuentran en la única excepción admitida por la Comisión de Desembalses para seguir haciéndolo hasta el 15 de septiembre: «Aquellas necesidades de riego que no hayan alcanzado las dotaciones autorizadas», que están supeditadas, a los mínimos medioambientales y al abastecimiento humano.
El Pleno del citado órgano acordó en mayo pasado autorizar un desembalse suficiente como para garantizar una dotación de 3.000 metros cúbicos por hectárea del sistema general, concesión que finaliza este martes. Tampoco podrán hacer uso del agua las explotaciones que, al no disponer de contador, «han consumido la dotación a través del régimen de turnos», es decir, tres días a la semana. «La Comisaría de Aguas extremará, a partir del 16 de agosto, la vigilancia del cumplimiento de estos acuerdos, así como el respeto a los caudales ambientales a lo largo de todos los ríos, y muy particularmente en el Genil, donde deberán cesar los riegos», con las excepciones citadas.
Según los datos de la CHG, al término de esta campaña de riegos, el volumen de agua embalsada «podría rondar el 23 por ciento del total» de 4.720 hectómetros cúbicos. Esta cifra, además de estar considerada por los técnicos como «baja» al inicio del nuevo año hidrológico (de octubre a septiembre), «probablemente» sea la más baja desde la última gran sequía, como apuntaron desde la CHG, que se desarrolló en la primera mitad de la década de los noventa. Las mismas fuentes matizaron que ese porcentaje es el promedio y que puede variar de una provincia a otra. En cualquier caso, Si no llueve en esas fechas o lo hace de forma escasa, la situación será «alarmante y delicada para atender las distintas demandas de la cuenca».
Pantanos en situación crítica
El último informe de sequía del Ministerio de Medio Ambiente, al que ha tenido acceso ABC, sitúa a dos pantanos del sistema general, el Guadalmellato y Bembézar, en situación de alerta, lo que significa que «el tiempo garantizado de suministro es de dos años». Del Bembézar (situado en el río del mismo nombre) dependen 15.373 hectáreas de regadío, además del abastecimiento humano, que demanda unos 20 millones de metros cúbicos. En la actualidad, éste tiene un volumen embalsado de 58 hectómetros cúbicos de una capacidad total de 164.
La Confederación ha incluido otro de los pantanos del sistema de regulación general de cuenca, el Martín Gonzalo, en situación de alarma, es decir, tiene garantizado el suministro para menos de dos años. Este embalse tiene ahora mismo 7 hectómetros cúbicos de un total de 17. También se encuentra en el mismo estado el Sierra Boyera, que dispone únicamente de 15 de los 41 hectómetros cúbicos que puede llegar a almacenar como máximo. De este pantano dependen, además de las explotaciones de regadío, el suministro de unos 76.000 habitantes, según la información oficial de Medio Ambiente, además de la generación eléctrica.
Las prohibiciones al regadío afectan también al pantano Yeguas, que regula el río Yeguas (afluente del Guadalquivir) y del que dependen los riegos de la Vega del Guadalquivir. Lo mismo sucede con el Arroyo Martín Gonzalo, el río Arenoso, Guadalmellato y Guadiato, con dos embalses, uno el Puente Nuevo y otro el de La Breña, que junto al de San Rafael de Navallana, es el único que ha subido de nivel desde 2005.
La superficie afectada por esta medida puede rondar las 50.000 hectáreas, según datos de la CHG. Sólo la zona de influencia del Bembézar y del Genil-Cabra acumulan 31.000 hectáreas, y el resto se distribuye básicamente entre las zonas regables de Fuente Palmera (más de 5.000 hectáreas), Guadalmellato (unas 6.600) y el Genil (7.000).
Desde Jaén, el primer pantano es el de Yeguas (que almacena 52 hectómetros cúbicos) y que está implantado en la cuenca del río del mismo nombre, afluente del Guadalquivir, y de él dependen los riegos de la Vega del Guadalquivir. Además de este uso, también se construyó para la generación de electricidad por una potencia de 5.000 kilowatios. Los siguientes embalses son los del Martín Gonzalo (en arroyo Martín Gonzalo). A continuación se encuentra la infraestructura hidráulica del Guadalmellato que a su vez está conectado al de San Rafael de Navallana. Siguiendo hacia el sur, aparecen los dos embalses que regulan el cauce del río Guadiato: Puente Nuevo y La Breña. El primero sólo se destina a consumo humano (350.000 metros cúbicos para 6.000 habitantes) y generación eléctrica de 3.000 kilowatios. A continuación está Bembézar. Y del río Genil, el más determinante es el de Iznájar, cuyo usos permitidos son el riego de unas 8.000 hectáreas, además de electricidad y consumo humano. Aguas abajo se encuentran los pantanos de Malpasillo (Jauja) y Cordobilla.