La sequía y la mala gestión sumergen a los países ricos en una auténtica crisis del agua
Mié, 16/08/2006
R. BARROSOMADRID. Hablar de escasez de agua es sinónimo de Tercer Mundo: cada día 6.000 niños (el equivalente al número de víctimas que se producirían si una treintena de Boeing 747 se estrellasen al
R. BARROSO
MADRID. Hablar de escasez de agua es sinónimo de Tercer Mundo: cada día 6.000 niños (el equivalente al número de víctimas que se producirían si una treintena de Boeing 747 se estrellasen al día) mueren por enfermedades asociadas a la falta de agua; 1.200 millones de personas no tienen acceso al agua potable, 800 millones no reciben una alimentación adecuada por falta de abastecimiento... Pero las sequías, la mala gestión del agua, la pérdida de humedales, el cambio climático y la excesiva construcción de infraestructuras hidrológicas ha provocado un explosivo cóctel del que tampoco se salvan los países ricos: el mundo está inmerso en una crisis del agua a escala global. Así lo revela el informe de WWF/Adena que se presenta hoy y que constituye una de las panorámicas más completas de problemas comunes del preciado líquido en los países desarrollados.
«La riqueza económica no se traduce en abundancia de agua. La escasez y la contaminación son cada día más comunes y la responsabilidad de encontrar soluciones descansa hoy día tanto en los países ricos como en los pobres», señala Jaime Pittock, director del Programa Internacional de Agua de esta organización ecologista.
Grave situación
El panorama no resulta demasiado alentador. Las sequías en Europa se repiten cada vez con mayor frecuencia, en el Mediterráneo los regadíos y el turismo ponen en peligro sus recursos hídricos. En Australia, el continente más seco del mundo, la salinización constituye una seria amenaza para sus zonas agrícolas. Japón, a pesar de las precipitaciones, sufre la contaminación de sus reservas hídricas, en Estados Unidos muchas regiones utilizan más agua de la que se renueva de forma natural... todo un rosario de situaciones que «se verán agravadas por la disminución de las precipitaciones, el aumento de la evaporación y los cambios en el deshielo que provoca el cambio climático». Pero los expertos hablan no tanto de una carencia generalizada de agua, sino de una crisis de gestión de los recursos hídricos.
El informe revela que Houston y Sidney se sitúan entre las ciudades más sedientas del mundo, ya que utilizan más agua de la que almacenan. En Londres, las fugas y pérdidas debidas al envejecimiento en las conducciones podrían llenar 300 piscinas olímpicas cada día o lo que sería equiparable la tercera parte del agua que se quería trasvasar del Ebro a Levante. En España, las pérdidas en redes urbanas alcanzan el 19,4 por ciento en Madrid y hasta un 34 en Andalucía, o lo que es lo mismo: se pierden uno de cada cuatro litros.
No hay seguro contra la escasez
Para Guido Schmidt, responsable de agua de WWF/Adena «la crisis en los países ricos prueba que los recursos económicos y las infraestructuras no constituyen ningún seguro contra la escasez, la contaminación, el cambio climático ni las sequías. Resulta evidente que no existe ningún sucedáneo a la protección de los ríos y sus zonas húmedas». Schmidt señala que en Europa, los países vivirán cada vez con más frecuencia sequías e inundaciones como consecuencia del cambio climático.
Las sequías afectarán a los países del arco mediterráneo, como España, el sur de Francia y Grecia. Pero también el norte de Francia, Bélgica y el sur de Inglaterra sufrirán un severo descenso de las precipitaciones. Por contra, las inundaciones se dejarán sentir en Polonia, la República Checa, Hungría y Bulgaria y a las zonas de los grandes ríos europeos como el Danubio, el Rhin o el Elba, y en ríos torrenciales de zonas de Cataluña, Andalucía e Italia.
Protección de los caudales
El informe también señala que medio siglo de embalses y trasvases no han resuelto los problemas de agua en muchos países. En este aspecto España se sitúa a la cabeza de Europa y es el cuarto país mundial con mayor número de embalses después de China, India y Turquía. Shmidt reconoce que la política española está cambiando y comienza a realizar estrategias que tienen en cuenta la demanda de agua. Ahora bien, para WWF/Adena el punto negro en nuestro país está en la gricultura del regadío y en la explotación de pozos ilegales.
Shmidt precisa que «una sexta parte del regadío es ilegal» y pide que se apliquen las reglas del juego del agua para la agricultura. Pero sobre todo, precisa que para evitar la crisis y disminuir sus efectos hay que apostar por asegurar y proteger los caudales ecológicos.
R. BARROSO
MADRID. Hablar de escasez de agua es sinónimo de Tercer Mundo: cada día 6.000 niños (el equivalente al número de víctimas que se producirían si una treintena de Boeing 747 se estrellasen al día) mueren por enfermedades asociadas a la falta de agua; 1.200 millones de personas no tienen acceso al agua potable, 800 millones no reciben una alimentación adecuada por falta de abastecimiento... Pero las sequías, la mala gestión del agua, la pérdida de humedales, el cambio climático y la excesiva construcción de infraestructuras hidrológicas ha provocado un explosivo cóctel del que tampoco se salvan los países ricos: el mundo está inmerso en una crisis del agua a escala global. Así lo revela el informe de WWF/Adena que se presenta hoy y que constituye una de las panorámicas más completas de problemas comunes del preciado líquido en los países desarrollados.
«La riqueza económica no se traduce en abundancia de agua. La escasez y la contaminación son cada día más comunes y la responsabilidad de encontrar soluciones descansa hoy día tanto en los países ricos como en los pobres», señala Jaime Pittock, director del Programa Internacional de Agua de esta organización ecologista.
Grave situación
El panorama no resulta demasiado alentador. Las sequías en Europa se repiten cada vez con mayor frecuencia, en el Mediterráneo los regadíos y el turismo ponen en peligro sus recursos hídricos. En Australia, el continente más seco del mundo, la salinización constituye una seria amenaza para sus zonas agrícolas. Japón, a pesar de las precipitaciones, sufre la contaminación de sus reservas hídricas, en Estados Unidos muchas regiones utilizan más agua de la que se renueva de forma natural... todo un rosario de situaciones que «se verán agravadas por la disminución de las precipitaciones, el aumento de la evaporación y los cambios en el deshielo que provoca el cambio climático». Pero los expertos hablan no tanto de una carencia generalizada de agua, sino de una crisis de gestión de los recursos hídricos.
El informe revela que Houston y Sidney se sitúan entre las ciudades más sedientas del mundo, ya que utilizan más agua de la que almacenan. En Londres, las fugas y pérdidas debidas al envejecimiento en las conducciones podrían llenar 300 piscinas olímpicas cada día o lo que sería equiparable la tercera parte del agua que se quería trasvasar del Ebro a Levante. En España, las pérdidas en redes urbanas alcanzan el 19,4 por ciento en Madrid y hasta un 34 en Andalucía, o lo que es lo mismo: se pierden uno de cada cuatro litros.
No hay seguro contra la escasez
Para Guido Schmidt, responsable de agua de WWF/Adena «la crisis en los países ricos prueba que los recursos económicos y las infraestructuras no constituyen ningún seguro contra la escasez, la contaminación, el cambio climático ni las sequías. Resulta evidente que no existe ningún sucedáneo a la protección de los ríos y sus zonas húmedas». Schmidt señala que en Europa, los países vivirán cada vez con más frecuencia sequías e inundaciones como consecuencia del cambio climático.
Las sequías afectarán a los países del arco mediterráneo, como España, el sur de Francia y Grecia. Pero también el norte de Francia, Bélgica y el sur de Inglaterra sufrirán un severo descenso de las precipitaciones. Por contra, las inundaciones se dejarán sentir en Polonia, la República Checa, Hungría y Bulgaria y a las zonas de los grandes ríos europeos como el Danubio, el Rhin o el Elba, y en ríos torrenciales de zonas de Cataluña, Andalucía e Italia.
Protección de los caudales
El informe también señala que medio siglo de embalses y trasvases no han resuelto los problemas de agua en muchos países. En este aspecto España se sitúa a la cabeza de Europa y es el cuarto país mundial con mayor número de embalses después de China, India y Turquía. Shmidt reconoce que la política española está cambiando y comienza a realizar estrategias que tienen en cuenta la demanda de agua. Ahora bien, para WWF/Adena el punto negro en nuestro país está en la gricultura del regadío y en la explotación de pozos ilegales.
Shmidt precisa que «una sexta parte del regadío es ilegal» y pide que se apliquen las reglas del juego del agua para la agricultura. Pero sobre todo, precisa que para evitar la crisis y disminuir sus efectos hay que apostar por asegurar y proteger los caudales ecológicos.