La sobrepesca y la falta de lluvias disparan la concentración de medusas en las playas
Mar, 18/07/2006
La sobrepesca está incrementando las concentraciones de medusas en el Mediterráneo, mientras que la falta de lluvias aumenta el riesgo de que éstas alcances las playas. Según datos recogidos por la Cruz Roja, más de la mitad de las incidencias en las playas españolas están relacionadas con picaduras de medusas. Josep Maria Gili, investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, señala que la Administración debería destinar fondos para estudiar este fenómeno, analizar su causas y buscar soluciones.
Gili confirma el aumento de las concentraciones de medusas en playas, y basa su apreciación en datos recogidos entre navegantes, informaciones periodísticas e incidencias sufridas por bañistas atendidos por la Cruz Roja. Pero no hay estudios para concretarlo en España. 'En los últimos 10 años, la presencia de medusas va a más. Antes, los episodios eran poco frecuentes. mientras que ahora son continuos', agrega. Este investigador resalta en este sentido el hecho de que en los últimos tiempos se están repitiendo los cierres parciales de playas, lo que ya se ha producido en Córcega, Cerdeña o Baleares. En Catalunya, las quejas y las incidencias de picaduras son cada vez más frecuentes en todo el litoral, especialmente entre Barcelona y Tarragona.
La proliferación de medusas se debe en primer lugar a la sobrepesca en el Mediterráneo, donde los grandes predadores (atún rojo, pez espada ...) han menguado sus poblaciones drásticamente por el uso de artes no selectivas o la falta de control de las pesquerías, según han denunciado Oceana y Greenpeace. 'Las medusas se encuentran con menos presión de los predadores y menos competencia también de los peces más pequeños', explica Gili. Estos animales, del grupo de los cnidarios, se alimentan de zooplancton y huevos y larvas de peces.
A todo ello se une el descenso de ejemplares de tortugas (víctimas muchas veces de la pesca con artes no selectivas). Según investigaciones en el Índico, una tortuga de mar puede comer cada semana una tonelada de medusas, lo que da una idea del papel de regulador ecológico que desempeña. 'En el Mediterráneo, nos encontramos además con que muchas tortugas aparecen muertas al ingerir plásticos, al ser parecidos a las medusas', señala el investigador del CSIC.
Un segundo factor que incide es la falta de lluvias. Antes, se consideraba que en un período de 10 o 12 años se daban episodios de concentración de medusas cada dos o tres años, cuando se trataba de un año seco. Y ahora, como estas situaciones se repiten, las concentraciones de medusas también son más repetitivas. Las medusas son impulsadas hacia la costa con las brisas de primavera e inicios de verano. Sin embargo, si llueve en tierra firme o en la costa, la mezcla de agua dulce y salada arrastrada hacia mar adentro crea una barrera natural que bloquea la aproximación de las medusas y pone a salvo a los bañistas. Por el contrario, si no se dan esas precipitaciones y no hay tal mezcla de agua, nada impide que las medusas sean arrastradas hasta las playas. El aumento de las medusas se está dando también en los océanos de todo el mundo y por las mismas causas. En el mar de Namibia se están registrando los resultados más llamativos, ya que se ha detectado que el número de medusas triplica al de los peces.
Para prevenir sus daños, Gili propone sacar los animales a la superficie antes de que lleguen a la playa. En cambio, pide precaución para el uso de redes, ya que las parten y dispersan los tentáculos, con lo que quedan flotando y crece el peligro.
Los expertos proponen aumentar los fondos destinados a investigar esta situación, dado que no sólo tiene implicaciones medioambientaless, sino incluso turísticas y económicas. Sin embargo, las autoridades no han abordado este problema con la seriedad y la importancia que requiere, según las mismas fuentes.
La picadura se produce por el contacto de sus tentáculos con la piel humana a través unas células especiales llamadas cnidocistos que poseen una pequeña cápsula llena de un veneno que se inocula mediante un filamento enrollado dentro de ella. El tratamiento inmediato más eficaz para tratar las picaduras es la aplicación de bolsas de plástico llenas de hielo sobre la herida. En cambio, no lo es aplicar el hielo directamente ni en cubitos, ya que el agua dulce dispara los cnidocistos que todavía no hayan salido del filamento urticante.
Para limpiar la herida, es mejor emplear agua de mar, nunca agua dulce, y no hay que frotar sobre la zona afectada con arena o la toalla. Lo mejor es eliminar con cuidado (con unas pinzas o una tarjeta de crédito) los restos de tejido de la medusa que hayan quedado adheridos a la piel, para evitar que nuevas células urticantes agraven el daño.
Gili confirma el aumento de las concentraciones de medusas en playas, y basa su apreciación en datos recogidos entre navegantes, informaciones periodísticas e incidencias sufridas por bañistas atendidos por la Cruz Roja. Pero no hay estudios para concretarlo en España. 'En los últimos 10 años, la presencia de medusas va a más. Antes, los episodios eran poco frecuentes. mientras que ahora son continuos', agrega. Este investigador resalta en este sentido el hecho de que en los últimos tiempos se están repitiendo los cierres parciales de playas, lo que ya se ha producido en Córcega, Cerdeña o Baleares. En Catalunya, las quejas y las incidencias de picaduras son cada vez más frecuentes en todo el litoral, especialmente entre Barcelona y Tarragona.
La proliferación de medusas se debe en primer lugar a la sobrepesca en el Mediterráneo, donde los grandes predadores (atún rojo, pez espada ...) han menguado sus poblaciones drásticamente por el uso de artes no selectivas o la falta de control de las pesquerías, según han denunciado Oceana y Greenpeace. 'Las medusas se encuentran con menos presión de los predadores y menos competencia también de los peces más pequeños', explica Gili. Estos animales, del grupo de los cnidarios, se alimentan de zooplancton y huevos y larvas de peces.
A todo ello se une el descenso de ejemplares de tortugas (víctimas muchas veces de la pesca con artes no selectivas). Según investigaciones en el Índico, una tortuga de mar puede comer cada semana una tonelada de medusas, lo que da una idea del papel de regulador ecológico que desempeña. 'En el Mediterráneo, nos encontramos además con que muchas tortugas aparecen muertas al ingerir plásticos, al ser parecidos a las medusas', señala el investigador del CSIC.
Un segundo factor que incide es la falta de lluvias. Antes, se consideraba que en un período de 10 o 12 años se daban episodios de concentración de medusas cada dos o tres años, cuando se trataba de un año seco. Y ahora, como estas situaciones se repiten, las concentraciones de medusas también son más repetitivas. Las medusas son impulsadas hacia la costa con las brisas de primavera e inicios de verano. Sin embargo, si llueve en tierra firme o en la costa, la mezcla de agua dulce y salada arrastrada hacia mar adentro crea una barrera natural que bloquea la aproximación de las medusas y pone a salvo a los bañistas. Por el contrario, si no se dan esas precipitaciones y no hay tal mezcla de agua, nada impide que las medusas sean arrastradas hasta las playas. El aumento de las medusas se está dando también en los océanos de todo el mundo y por las mismas causas. En el mar de Namibia se están registrando los resultados más llamativos, ya que se ha detectado que el número de medusas triplica al de los peces.
Para prevenir sus daños, Gili propone sacar los animales a la superficie antes de que lleguen a la playa. En cambio, pide precaución para el uso de redes, ya que las parten y dispersan los tentáculos, con lo que quedan flotando y crece el peligro.
Los expertos proponen aumentar los fondos destinados a investigar esta situación, dado que no sólo tiene implicaciones medioambientaless, sino incluso turísticas y económicas. Sin embargo, las autoridades no han abordado este problema con la seriedad y la importancia que requiere, según las mismas fuentes.
La picadura se produce por el contacto de sus tentáculos con la piel humana a través unas células especiales llamadas cnidocistos que poseen una pequeña cápsula llena de un veneno que se inocula mediante un filamento enrollado dentro de ella. El tratamiento inmediato más eficaz para tratar las picaduras es la aplicación de bolsas de plástico llenas de hielo sobre la herida. En cambio, no lo es aplicar el hielo directamente ni en cubitos, ya que el agua dulce dispara los cnidocistos que todavía no hayan salido del filamento urticante.
Para limpiar la herida, es mejor emplear agua de mar, nunca agua dulce, y no hay que frotar sobre la zona afectada con arena o la toalla. Lo mejor es eliminar con cuidado (con unas pinzas o una tarjeta de crédito) los restos de tejido de la medusa que hayan quedado adheridos a la piel, para evitar que nuevas células urticantes agraven el daño.