Cinco años seguidos acumulando déficit de lluvia y tres últimos veranos secos

Dom, 25/06/2006

Gara

Al margen del pronóstico popular de las témporas, el Centro Europeo de Predicciones no tiene aún una previsión para este verano. Lo cierto es que venimos de una primera parte del año más seca de lo habitual y unos meses de mayo y junio calurosos y con poca agua, pese a la caída en las últimas horas. Es más, un análisis del observatorio de Igeldo revela que en los últimos cinco años acumulamos un déficit de lluvia y cataloga de secos los tres últimos veranos.


GASTEIZ


El verano que tenemos por delante se presenta, se dice, de nuevo caluroso, bochornoso. El mes de mayo y este de junio parecen un anticipo. Mayo fue uno de los más secos que se recuerdan de los últimos 78 años. En concreto, en Hondarribia ha sido el segundo más seco desde 1956; el más, con tan sólo medio litro menos de lluvia por metro cuadrado, fue mayo de 1989, el año de la gran sequía del Cantábrico.
Extrema sequedad y altas temperaturas (Hondarribia se llevó la palma con 37º). En algunos lugares se pasaron sin ver la lluvia hasta quince días, por ejemplo en Bilbo, entre el 30 de mayo y el 14 de junio.
En Iruñea, en todo mayo llovió sólo en nueves días. Venimos, además, de una primavera considerada muy cálida y seca, sólo aliviada al final en Gipuzkoa por las últimas lluvias en forma de tormentas. Por cierto, se da la circunstancia de que en lugares como Lasarte o Legazpia no llegan a estas fechas con sequía. La explicación puede estar en que se haya incrementado la precipitación tormentosa y haya disminuido la persistente. Es decir, ha podido aumentar la precipitación en los meses cálidos (más frecuente en el interior) y haber decaído la de retención orográfica del invierno y la frontal de invierno (propia de costas). «Puede deberse a una diferente distribución de los centros de presión, que a su vez guardaría relación con el ciclo climático que vivimos. ¿Cambio climático natural o artificial? No se sabe aún, hay que investigar más», responde la directora del centro meteorológico de Igeldo, Margarita Martín.
A esa sequedad hay que añadir el dato de las altas temperaturas registradas en el agua del mar, por ejemplo, en la costa guipuzcoana: 16,7º en mayo (la media normal es de 15,5º) y 19.7º en lo que llevamos de junio (18,4º la media).
Con todos estos datos no es de extrañar que muchos ya estén pensando en una nueva estación estival con el ventilador a mano. Sin embargo, son sólo suposiciones. En Igeldo han querido analizar si estamos inmersos en alguna situación climatológica particular. «Llevamos una serie de tres años seguidos secos ­2002 fue húmedo y 2001 normal­ en los que los meses de verano están siendo secos o muy secos. Este año 2006 ha comenzado con déficit de precipitación, el invierno quedó normal gracias a las precipitaciones caídas en marzo, pero el resto de los meses son deficitarios de agua», explica Martín. Y añade: «Respecto a la precipitación total anual hay una ligera tendencia al déficit anual de precipitación. Desde 1981, por ejemplo, no tenemos en Igeldo un año muy húmedo, aunque la sucesión de años secos en Igeldo vemos que no es algo anómalo, suele haber series de años seguidos con déficit de precipitación, que luego se reponen».




Déficit de lluvia


Desde enero de este año hasta mayo, los mayores déficits acumulados de agua se dan en estaciones como las de Hondarribia, Foronda o Kanpetzu. En Igeldo han analizado la precipitación caída en estos últimos años. Tras obtener la media de lluvia en distintos observatorios, tomando muestras desde hace más de treinta años, el resultado es que llevamos cinco años, desde 2001 a 2005, con un claro déficit de litros caídos.
El observatorio de Hondarribia acumula en ese periodo de tiempo una resta de 1.264 litros por metro cuadrado con respecto a su media de un total de 49 años. Añarbe, Igeldo, Lasarte,Legazpia o Amurrio son otros enclaves donde ese déficit de agua se nota en estos cinco últimos años y donde este 2006 va en la misma línea. Sin embargo, ha excepciones. Bergara, es un caso, arroja un saldo de lluvia positivo y Balmaseda sólo presenta un desfase de -24 litros por metro cuadrado con respecto a su media de 33 años.