Los regantes perderán la cosecha de hortalizas si los pozos de sequía siguen cerrados en julio

Mié, 14/06/2006

La Verdad

Un riego en el mes de julio es indispensable para que las cosechas de hortalizas, que los agricultores ya preparan para plantar, salgan adelante de cara al invierno que viene. Los pozos de sequía son la única oportunidad que los regantes de la Vega Baja tienen para salvar la situación de pertinaz sequía que se vive en la comarca, unos manantiales que deben ponerse en marcha en poco más de cuatro semanas para que sean efectivos, según explicó ayer el juez privativo de Aguas de Orihuela, Antonio Barberá.

Entre la Conselleria de Agricultura y la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) está previsto abrir cerca de una treintena de estos pozos en la Vega Baja. Hasta el momento, la necesidad de agua ha sido menor «porque no hay cultivos nuevos», comentó Barberá, y porque los crítricos pasan por una época en la que no se riegan aparte de que no hayan conseguido precio en el mercado. No obstante, en julio se empieza la plantación de brócoli, lechuga, otra vez las alcachofas y la mayor parte de las hortalizas que peligran si no se garantiza el riego.

Antes de que termine este mes, los regantes del Juzgado de Orihuela deberán reunirse con los responsables de la Conselleria y de la Confederación, encargados de dar ese agua para el riego, y determinar con qué cantidad de caudal cuentan y cuántos pozos tendrán disponibles.

Antonio Barberá compareció el pasado lunes, junto con los responsables de los regantes de otras comarcas de la Comunidad Valenciana, ante la Comisión de la Sequía que Las Cortes Valencianas ha abierto para intentar dar soluciones al déficit hídrico que se vive en toda la autonomía después de la derogación de los trasvases previstos, en primer lugar el del Ebro y con posterioridad, hace sólo unos meses, el del Júcar-Vinalopó.

Ante los diputados y expertos que forman parte de esta comisión, el juez privativo insistió en la necesidad de plantear infraestructuras que den sustento a las desalinizadoras que está previsto construir en el litoral de la comarca, «porque harán falta tuberías, canales y embalses». Barberá puso como ejemplo la construcción de una autopista, «ahí se ve, antes de hacerla, los coches que van a pasar y por dónde van a pasar», explicó para recordar que en el caso del agua no se han previsto conducciones en ningún sitio.

El agricultor reiteró la necesidad de que no se contemple cómo se va a bombear el agua desde la playa hasta los campos de la comarca mediante tuberías, canales y embalses, y aseguró que en la zona de Orihuela sería necesario otro embalse para tener ese agua. «Además, se debe tener en cuenta que el agua tenga un precio asequible para el agricultor, pero mientras que no se vea nada de eso no sirve todo lo que se ha dicho que van a hacer».