Medio Ambiente prepara planes de evacuación para los alrededores de 15 embalses asturianos
Mar, 30/05/2006
El Ministerio de Medio Ambiente ha puesto en marcha un plan especial de seguridad de presas y embalses que en Asturias afectará a un total de quince instalaciones, entre ellas, las de los Alfilorios, Tanes-Rioseco, Arbón y Grandas de Salime. Todas están elaborando planes de seguridad para actuar en caso de una hipotética inundación de su entorno provocada por un accidente.
Cada embalse tendrá su propio programa de emergencia que determinará las medidas que se adopten en caso de siniestro y posterior inundación. Establece la zona que quedaría afectada así como los lugares donde se situarán unas sirenas de aviso para alertar a la población. El plan de los Alfilorios está ya prácticamente acabado y el resto de los documentos de las distintas presas se está elaborando, según informó la Confederación Hidrográfica del Norte (CHN).
El plan incluye la habilitación de una sala de emergencia en cada una de las presas y el establecimiento de un sistema de comunicación desde dichas salas a todos los organismos implicados en la gestión emergencias, desde la propia CHN a la Delegación del Gobierno, ayuntamientos, así como a los servicios de emergencia.
El plan especial de seguridad establece la clasificación y registro de las presas y balsas existentes que superen los cinco metros de altura y cincuenta mil metros cúbicos de capacidad. Las ordena, en función de su riesgo potencial, en tres categorías: A, B y C. La clasificación está definida por el riesgo potencial ante una posible rotura o funcionamiento incorrecto de cada presa.
En la primera categoría, «A», están incluidos los 14 principales embalses asturianos. La ruptura o funcionamiento incorrecto de estas presas puede afectar gravemente a núcleos urbanos o servicios esenciales, así como causar daños materiales o medioambientales muy importantes.
En la categoría B se incluye una instalación asturiana. Aquí se enmarcan aquellas cuya rotura o funcionamiento incorrecto pueden ocasionar daños materiales o medioambientales importantes, o bien afectar a un reducido número de viviendas.
Las presas de la categoría C no necesitan de plan de seguridad, por el reducido tamaño de sus presas. Engloba embalses de pequeño tamaño -en Asturias hay cinco- cuya rotura o funcionamiento incorrecto puede producir daños materiales de moderada importancia y, sólo incidentalmente, pérdida de vidas humanas.
El tiempo
Los planes de emergencia regulan la organización de los recursos humanos y materiales necesarios para el control de los factores de riesgo que puedan comprometer la seguridad de cada presa. También establecen la forma de facilitar la puesta en marcha preventiva de los servicios y recursos que hayan de intervenir para la protección de la población en caso de accidente, para que la población afectada adopte las oportunas medidas de autoprotección. Determinan además la zona inundable e indican los tiempos de propagación de la onda de avenida.
El análisis comprende además el estudio de los fenómenos que puedan afectar negativamente a las condiciones de seguridad del embalse. El documento de cada una de las presas asturianas contará con un análisis sobre posibles comportamientos anormales de la presa, que se detectarán por sistemas de auscultación de la misma o en las inspecciones periódicas que se realicen, y que muestren anomalías en lo concerniente a la tensión de su infraestructura, deformaciones, fisuras, fracturas o filtraciones en la presa o en su cimentación. Además, se estudiarán las avenidas extremas o anomalías en el funcionamiento de los sistemas de desagüe, así como el daño que en la instalación pueden producir los movimientos sísmicos y que incluyen el deslizamiento de las laderas del embalse o las avalanchas de rocas, nieve o hielo.
El análisis de seguridad deberá establecer umbrales a partir de los cuales los citados fenómenos geológicos u otras anomalías podrían resultar peligrosos. También analizan los sucesos que habrían de concurrir, conjunta o secuencialmente, para que las hipótesis formuladas pudieran dar lugar a la rotura de la presa.
Cada embalse tendrá su propio programa de emergencia que determinará las medidas que se adopten en caso de siniestro y posterior inundación. Establece la zona que quedaría afectada así como los lugares donde se situarán unas sirenas de aviso para alertar a la población. El plan de los Alfilorios está ya prácticamente acabado y el resto de los documentos de las distintas presas se está elaborando, según informó la Confederación Hidrográfica del Norte (CHN).
El plan incluye la habilitación de una sala de emergencia en cada una de las presas y el establecimiento de un sistema de comunicación desde dichas salas a todos los organismos implicados en la gestión emergencias, desde la propia CHN a la Delegación del Gobierno, ayuntamientos, así como a los servicios de emergencia.
El plan especial de seguridad establece la clasificación y registro de las presas y balsas existentes que superen los cinco metros de altura y cincuenta mil metros cúbicos de capacidad. Las ordena, en función de su riesgo potencial, en tres categorías: A, B y C. La clasificación está definida por el riesgo potencial ante una posible rotura o funcionamiento incorrecto de cada presa.
En la primera categoría, «A», están incluidos los 14 principales embalses asturianos. La ruptura o funcionamiento incorrecto de estas presas puede afectar gravemente a núcleos urbanos o servicios esenciales, así como causar daños materiales o medioambientales muy importantes.
En la categoría B se incluye una instalación asturiana. Aquí se enmarcan aquellas cuya rotura o funcionamiento incorrecto pueden ocasionar daños materiales o medioambientales importantes, o bien afectar a un reducido número de viviendas.
Las presas de la categoría C no necesitan de plan de seguridad, por el reducido tamaño de sus presas. Engloba embalses de pequeño tamaño -en Asturias hay cinco- cuya rotura o funcionamiento incorrecto puede producir daños materiales de moderada importancia y, sólo incidentalmente, pérdida de vidas humanas.
El tiempo
Los planes de emergencia regulan la organización de los recursos humanos y materiales necesarios para el control de los factores de riesgo que puedan comprometer la seguridad de cada presa. También establecen la forma de facilitar la puesta en marcha preventiva de los servicios y recursos que hayan de intervenir para la protección de la población en caso de accidente, para que la población afectada adopte las oportunas medidas de autoprotección. Determinan además la zona inundable e indican los tiempos de propagación de la onda de avenida.
El análisis comprende además el estudio de los fenómenos que puedan afectar negativamente a las condiciones de seguridad del embalse. El documento de cada una de las presas asturianas contará con un análisis sobre posibles comportamientos anormales de la presa, que se detectarán por sistemas de auscultación de la misma o en las inspecciones periódicas que se realicen, y que muestren anomalías en lo concerniente a la tensión de su infraestructura, deformaciones, fisuras, fracturas o filtraciones en la presa o en su cimentación. Además, se estudiarán las avenidas extremas o anomalías en el funcionamiento de los sistemas de desagüe, así como el daño que en la instalación pueden producir los movimientos sísmicos y que incluyen el deslizamiento de las laderas del embalse o las avalanchas de rocas, nieve o hielo.
El análisis de seguridad deberá establecer umbrales a partir de los cuales los citados fenómenos geológicos u otras anomalías podrían resultar peligrosos. También analizan los sucesos que habrían de concurrir, conjunta o secuencialmente, para que las hipótesis formuladas pudieran dar lugar a la rotura de la presa.