La tragedia llevó a la creación de la Escuela de Caminos
Lun, 01/05/2006
El rey Carlos IV mandó a toda una legión de ingenieros para examinar la presa En los informes se deduce que «sólo los cimientos fueron la causa» y que la obra era «aceptable»
P. W. R./LORCA
LOS DAÑOS
Fallecidos: 608 personas.
Casas destruidas: 809.
Barracas: 229.
Árboles: 41.000.
Puertas de cantería: Las de la Concepción, en la plaza de San Ginés, y la de los Arcángeles, junto a la Fuente del Oro.
Fábricas de paños: 30.
Salitre: 22.
Jabón: 3.
Curtidos: 1.
Fideos: 1.
Batanes: 3.
Tintes de lana: 11.
Seda: 1.
Tundir paños: 4.
Molinos de harina: 8.
Aceite: 9.
Tahonas: 6.
Carnicerías: 2.
Cuarteles para la tropa: 2.
Matadero: 1.
Abrevadero: Fuente del Oro.
Lavadero público: 1.
Pajar del Ejército: 1.
Mesones: 9.
Alfarerías: 5.
Fuentes de agua potable: 2.
Conventos: El de San Diego y su iglesia, el templo de San Cristóbal, el convento de la Merced y la ermita de Santa Quiteria.
Canales de riego: El de Tercia con su puente y la casa de tablachos, brazales, acequias, puentes, riegos y heredades de la huerta.
Camino: Real para Andalucia, recién abierto.
El 2 de octubre de 1884 comenzó la explotación del Pantano de Puentes, de la tercera presa. Tuvieron que pasar 80 años para que ésta se reconstruyese, después de haber reventado en 1802. Sólo unos meses antes, el 10 de marzo, se abrieron por primera vez las compuertas para dar un riego gratuito. Posteriormente, en mayo, tiene lugar la riada de la Ascensión, en la que la presa de Puentes, todavía en construcción vierte por primera vez por coronación.
Hasta que se llegó a este punto, hubo muchos intentos, pero el miedo y la preocupación a que se repitiese la historia, frenó los proyectos de reconstrucción o de creación de una nueva presa. Finalmente, el día 5 de septiembre de 1881, tres años antes de su inauguración, se ponía la primera piedra de las obras.
La tragedia había servido para la creación de la Escuela de Ingenieros de Caminos que fue fundada por Betancourt en septiembre de 1802, sólo cinco meses después de la rotura de Puentes. Con ella, se pretendía llenar ese vacío técnico. Desde la rotura del pantano, toda una legión de ingenieros desfiló por la Ciudad, auspiciados por el entonces Rey Carlos IV, ya que la construcción de la presa de Puentes había sido una obra encargada por el monarca.
Agustín de Betancourt, inspector general de Caminos y Canales, fue uno de tantos que revisó la cimentación de la presa. En uno de sus informes achacó la ruina del pantano a «la falta de instrucción del director» de las obras, Gerónimo Martínez de Lara.
Betancourt también habló de la reconstrucción en otro de sus informes: «de ningún modo se debe pensar en aprovechar la parte de murallón que ha quedado, porque nunca podría juntarse bien la obra que se hiciese con la antigua».
Años después, y en el libro Las presas del estrecho de Puentes de José Bautista Martín y Julio Muñoz Bravo, se asegura que «sólo los cimientos fueron la causa de la ruina, que la obra por lo demás tenía condiciones aceptables, y que sólo por ciertas grietas de la roca de las márgenes, se presentaban algunas filtraciones a las que no se daba ninguna importancia».
Los informes fueron solicitados a petición del Rey Carlos IV en su preocupación por las víctimas que habían perecido en la tragedia. 608 personas perdieron la vida, además de los daños que fueron ocasionados. A partir de ese momento, se llevaron a cabo cuantiosas suscripciones caritativas con el fin de atender al socorro de las necesidades originadas por la imprevista calamidad. Se pedía ayuda para la población de Lorca, la más castigada, pero también para los daños ocasionados en los campos de Totana, Alhama, Librilla y Sangonera. También para Alcantarilla, Nonduermas y Murcia. Las limosnas eran depositadas a los respectivos curas, párrocos, ecónomos, vicarios o tenientes, que las pasaban a los obispos de las Diócesis.
P. W. R./LORCA
LOS DAÑOS
Fallecidos: 608 personas.
Casas destruidas: 809.
Barracas: 229.
Árboles: 41.000.
Puertas de cantería: Las de la Concepción, en la plaza de San Ginés, y la de los Arcángeles, junto a la Fuente del Oro.
Fábricas de paños: 30.
Salitre: 22.
Jabón: 3.
Curtidos: 1.
Fideos: 1.
Batanes: 3.
Tintes de lana: 11.
Seda: 1.
Tundir paños: 4.
Molinos de harina: 8.
Aceite: 9.
Tahonas: 6.
Carnicerías: 2.
Cuarteles para la tropa: 2.
Matadero: 1.
Abrevadero: Fuente del Oro.
Lavadero público: 1.
Pajar del Ejército: 1.
Mesones: 9.
Alfarerías: 5.
Fuentes de agua potable: 2.
Conventos: El de San Diego y su iglesia, el templo de San Cristóbal, el convento de la Merced y la ermita de Santa Quiteria.
Canales de riego: El de Tercia con su puente y la casa de tablachos, brazales, acequias, puentes, riegos y heredades de la huerta.
Camino: Real para Andalucia, recién abierto.
El 2 de octubre de 1884 comenzó la explotación del Pantano de Puentes, de la tercera presa. Tuvieron que pasar 80 años para que ésta se reconstruyese, después de haber reventado en 1802. Sólo unos meses antes, el 10 de marzo, se abrieron por primera vez las compuertas para dar un riego gratuito. Posteriormente, en mayo, tiene lugar la riada de la Ascensión, en la que la presa de Puentes, todavía en construcción vierte por primera vez por coronación.
Hasta que se llegó a este punto, hubo muchos intentos, pero el miedo y la preocupación a que se repitiese la historia, frenó los proyectos de reconstrucción o de creación de una nueva presa. Finalmente, el día 5 de septiembre de 1881, tres años antes de su inauguración, se ponía la primera piedra de las obras.
La tragedia había servido para la creación de la Escuela de Ingenieros de Caminos que fue fundada por Betancourt en septiembre de 1802, sólo cinco meses después de la rotura de Puentes. Con ella, se pretendía llenar ese vacío técnico. Desde la rotura del pantano, toda una legión de ingenieros desfiló por la Ciudad, auspiciados por el entonces Rey Carlos IV, ya que la construcción de la presa de Puentes había sido una obra encargada por el monarca.
Agustín de Betancourt, inspector general de Caminos y Canales, fue uno de tantos que revisó la cimentación de la presa. En uno de sus informes achacó la ruina del pantano a «la falta de instrucción del director» de las obras, Gerónimo Martínez de Lara.
Betancourt también habló de la reconstrucción en otro de sus informes: «de ningún modo se debe pensar en aprovechar la parte de murallón que ha quedado, porque nunca podría juntarse bien la obra que se hiciese con la antigua».
Años después, y en el libro Las presas del estrecho de Puentes de José Bautista Martín y Julio Muñoz Bravo, se asegura que «sólo los cimientos fueron la causa de la ruina, que la obra por lo demás tenía condiciones aceptables, y que sólo por ciertas grietas de la roca de las márgenes, se presentaban algunas filtraciones a las que no se daba ninguna importancia».
Los informes fueron solicitados a petición del Rey Carlos IV en su preocupación por las víctimas que habían perecido en la tragedia. 608 personas perdieron la vida, además de los daños que fueron ocasionados. A partir de ese momento, se llevaron a cabo cuantiosas suscripciones caritativas con el fin de atender al socorro de las necesidades originadas por la imprevista calamidad. Se pedía ayuda para la población de Lorca, la más castigada, pero también para los daños ocasionados en los campos de Totana, Alhama, Librilla y Sangonera. También para Alcantarilla, Nonduermas y Murcia. Las limosnas eran depositadas a los respectivos curas, párrocos, ecónomos, vicarios o tenientes, que las pasaban a los obispos de las Diócesis.