El valor del agua

Mar, 11/04/2006

Diario de Navarra

El 22 de marzo fue el Día Mundial del Agua, un bien cada vez más escaso y en muchos sitios un problema grave que invita a la reflexión en 2006, declarado por la ONU Año Internacional de los Desiertos y de la Desertificación. Podíamos comenzar con palabras de Francisco de Asís: «Loado seas, mi Señor, por la hermana agua, la cual es muy útil, y humilde, y preciosa, y casta».
El agua cubre más de 2/3 de la superficie terrestre. En estado natural no es nunca pura, ya que lleva disueltas sustancias diversas. Podemos clasificar las aguas en potables o dulces, crudas o duras y minerales. Por la temperatura a la que sale de los manantiales: en termales y frías. Son aguas potables las que contienen menos de 0,6 por 1000 de materias sólidas en disolución. Cuecen bien las legumbres y disuelven el jabón sin formar grumos.
Si superan este índice son duras y no pueden utilizarse para beber ni para muchos usos industriales. Son principalmente bicarbonatos y sulfatos de calcio y magnesio y dependiendo de qué abunde se denominan selenitosas, calizas o incrustantes.
Las aguas minerales, nitrogenadas, sulfurosas, ferruginosas, contienen elementos que las hacen medicinales.
El agua y la agricultura
El costumbrismo presenta al agricultor como alguien mirando al cielo en espera de lluvia para sus cosechas. Hay ya medios para cambiar la tradición. Será bienvenida la lluvia, pero el hombre es el ser vivo que más modifica la superficie terrestre: mejora el poder de imbibición del terreno aumentando su contenido en humus y laboreando; impide la pérdida de agua por deslizamiento y refrena la evaporación; crea embalses, canales, diques; depura las aguas, sanea el exceso de ella con drenajes...
Y realiza otras muchas acciones que pueden resumirse en estas tres: disminuye las pérdidas de agua, aumenta la capacidad de retención del suelo y suple mediante riegos por deslizamiento, infiltración, aspersión, goteo.
El hombre y el agua
El agua es un bien escaso. Allí donde abunda, el país es próspero; donde escasea, hay un alto nivel de mortandad y la economía es muy pobre. Las grandes construcciones de la historia revelan su importancia; presas y acueductos levantados hace dos milenios sin los medios técnicos de hoy, son testigos elocuentes del valor del agua.
Ahora, con más medios, con la agradable ventaja de recibirla en casa, no sabemos apreciarla con justicia hasta que -como dice el refrán- nos falta algún día. Hay muchas zonas en España cuyos habitantes padecen restricciones por horas.
Es un hecho que España se va desertizando. ¿Y los otros países cuyos habitantes tienen que recorrer kilómetros para llenar un cántaro? La solidaridad, la justicia, debería llevar al político, al hombre de hoy, a buscar la solución ya.
El agua abunda y escasea en Navarra. Abunda por su situación geográfica y por las aportaciones de sus ríos. Escasea porque sus 10.000 Hm3 anuales aparecen desigualmente repartidos, sobre todo en su vertiente mediterránea. Las instituciones navarras han tomado en momentos sucesivos medidas de interés para su conservación.
Libro Blanco del Agua
Así, en 1999 se aprobó la Estrategia Navarra para la Conservación y el Uso Sostenible de la Diversidad Biológica y el Plan de acción. El departamento de Medio Ambiente ha elaborado un Plan de Gestión Integral del Agua.
Incluye la redacción del Libro Blanco del Agua, que recogerá una síntesis de las situaciones, de los problemas del agua y de los criterios para resolverlos. Y se tratarán temas como la economía y precio del agua, la modernización de los regadíos o el tratamiento de sequías e inundaciones.