Asaja-A dice que sólo se utiliza el 36 por ciento de las reservas de aguas subterráneas de la Cuenca del Guadalquivir
Lun, 27/03/2006
La Cuenca del Guadalquivir tiene unas reservas de aguas subterráneas de 2.078 hectómetros cúbicos, de las que sólo se utilizan 762 hectómetros cúbicos, lo que representa un 36 por ciento del total, según el estudio 'El regadío, fuente sostenible de vida, riqueza y empleo' elaborado por Asaja-A.
El informe, al que tuvo acceso Europa Press, indica que se trata de reservas que se recargan, "pues los acuíferos subterráneos reciben agua de las lluvias y las aguas de escorrentía". "Para riego se destina 461 hectómetros cúbicos, existiendo 4.725 concesiones y un número indeterminado de aguas privadas (274 hectómetros cúbicos)", agregó.
Según defendió la organización agraria, para buscar el "equilibrio pleno" entre la oferta de agua y las necesidades de los regantes, debe trabajarse en dos sentidos, la disminución del consumo y el aumento de la oferta, concluyendo los embalses proyectados y aprovechando las aguas subterráneas.
Asaja-A, que criticó que la nueva Ley de Aguas que está modificando el Ministerio de Medio Ambiente "pretende eliminar el capítulo relativo a la 'Regulación de aprovechamientos de aguas subterráneas' del nuevo texto normativo", abogó por aprovechar la "oportunidad única" que propicia la revisión de la ley para acometer la ordenación de "todo cuanto tiene que ver con el aprovechamiento de estas aguas".
De otro lado, indicó que cualquier medida sobre la regularización de los aprovechamientos de aguas subterráneas, el fomento del autocontrol o la promoción del ahorro "no puede excluir a los regantes individuales que utilizan de manera exclusiva o preferente el agua de pozos y que, por lo general no está en comunidades de regantes, por lo que están siendo sistemáticamente discriminados por todas las administraciones".
EL REGADIO EN LA CUENCA DEL GUADALQUIVIR
Según el estudio, para poder paliar el déficit de agua estival se utiliza como recurso agua embalsada (76 por ciento), superficial (22 por ciento) o subterránea (dos por ciento), por lo que se requiere una capacidad de almacenamiento importante.
"La Cuenca del Guadalquivir, que tiene 83.065 kilómetros cuadrados, dispone de 64 pantanos y presas de derivación (35 para riego y otros usos construidos con fondos agrarios) y un número indeterminado de pozos que riegan unas 134.500 hectáreas", precisa el informe, que añade que esta cuenca supone el 78 por ciento del regadío andaluz y tiene una capacidad de embalse de 6.921 hectómetros cúbicos, cuya demanda se reparte entre el uso urbano industrial (11,8 por ciento), uso industrial singular (2,1), regadío (79,7), uso ambiental (4,8) y resguardo de avenidas (1,6).
Asaja-A destacó el pasado lunes que la Cuenca del Guadalquivir presenta un déficit hídrico de 700 metros cúbicos y pidió a las administraciones un "compromiso serio con los regantes andaluces" para solucionar la situación, mediante la inversión en nuevas infraestructuras y la construcción de los ocho pantanos proyectados en la comunidad, que podrían aportar 754 hectómetros cúbicos.
Según criticó, la "falta de responsabilidad de los políticos" ha permitido que la superficie de riego evolucione "por encima de sus posibilidades" --de 487.395 hectáreas en 1992 a 764.735 hectáreas en 2004-- y "sin asegurar los recursos para hacerla viable, pues no está en uso ni uno solo de los embalses proyectados en el anterior ciclo seco (1992-1995)"
El informe, al que tuvo acceso Europa Press, indica que se trata de reservas que se recargan, "pues los acuíferos subterráneos reciben agua de las lluvias y las aguas de escorrentía". "Para riego se destina 461 hectómetros cúbicos, existiendo 4.725 concesiones y un número indeterminado de aguas privadas (274 hectómetros cúbicos)", agregó.
Según defendió la organización agraria, para buscar el "equilibrio pleno" entre la oferta de agua y las necesidades de los regantes, debe trabajarse en dos sentidos, la disminución del consumo y el aumento de la oferta, concluyendo los embalses proyectados y aprovechando las aguas subterráneas.
Asaja-A, que criticó que la nueva Ley de Aguas que está modificando el Ministerio de Medio Ambiente "pretende eliminar el capítulo relativo a la 'Regulación de aprovechamientos de aguas subterráneas' del nuevo texto normativo", abogó por aprovechar la "oportunidad única" que propicia la revisión de la ley para acometer la ordenación de "todo cuanto tiene que ver con el aprovechamiento de estas aguas".
De otro lado, indicó que cualquier medida sobre la regularización de los aprovechamientos de aguas subterráneas, el fomento del autocontrol o la promoción del ahorro "no puede excluir a los regantes individuales que utilizan de manera exclusiva o preferente el agua de pozos y que, por lo general no está en comunidades de regantes, por lo que están siendo sistemáticamente discriminados por todas las administraciones".
EL REGADIO EN LA CUENCA DEL GUADALQUIVIR
Según el estudio, para poder paliar el déficit de agua estival se utiliza como recurso agua embalsada (76 por ciento), superficial (22 por ciento) o subterránea (dos por ciento), por lo que se requiere una capacidad de almacenamiento importante.
"La Cuenca del Guadalquivir, que tiene 83.065 kilómetros cuadrados, dispone de 64 pantanos y presas de derivación (35 para riego y otros usos construidos con fondos agrarios) y un número indeterminado de pozos que riegan unas 134.500 hectáreas", precisa el informe, que añade que esta cuenca supone el 78 por ciento del regadío andaluz y tiene una capacidad de embalse de 6.921 hectómetros cúbicos, cuya demanda se reparte entre el uso urbano industrial (11,8 por ciento), uso industrial singular (2,1), regadío (79,7), uso ambiental (4,8) y resguardo de avenidas (1,6).
Asaja-A destacó el pasado lunes que la Cuenca del Guadalquivir presenta un déficit hídrico de 700 metros cúbicos y pidió a las administraciones un "compromiso serio con los regantes andaluces" para solucionar la situación, mediante la inversión en nuevas infraestructuras y la construcción de los ocho pantanos proyectados en la comunidad, que podrían aportar 754 hectómetros cúbicos.
Según criticó, la "falta de responsabilidad de los políticos" ha permitido que la superficie de riego evolucione "por encima de sus posibilidades" --de 487.395 hectáreas en 1992 a 764.735 hectáreas en 2004-- y "sin asegurar los recursos para hacerla viable, pues no está en uso ni uno solo de los embalses proyectados en el anterior ciclo seco (1992-1995)"