El campo espera una primavera lluviosa para terminar de ahuyentar la sequía
Mar, 07/03/2006
industria agroalimentaria
Las últimas precipitaciones alivian la situación tras un año extremadamente seco, pero aún hay preocupación por lo justo de las reservas
a. e.
n jerez. Las lluvias de enero y febrero han servido de bálsamo para un campo que arrastraba en el subsuelo las secuelas de la extrema sequedad del anterior año agrícola, en el que la sequía hizo estragos entre los agricultores y ganaderos de la provincia, que aún no se han repuesto de las pérdidas por las inclemencias meteorológicas y el encarecimiento de los costes de producción.
Aunque a estas alturas del año no se puede hablar de sequía desde el punto de vista agronómico, la bonanza de las precipitaciones de comienzos del presente año apenas ha tenido repercusión en los embalses del Guadalete, cuyas reservas no han mejorado sustancialmente por la capacidad de absorción de las tierras de labor, luego las organizaciones profesionales agrarias mantienen cierta cautela, no exenta de preocupación, por lo que pueda pasar en los próximos meses.
"Algo están recogiendo los pantanos, pero tampoco mucho porque el terreno estaba muy seco después de un año sin lluvias , explicó el secretario provincial de Asaja, Cristóbal Cantos, quien reconoció, no obstante, que los pantanos de la provincia no están tan mal después de todo, por lo que entiendo que después de las últimas lluvias de enero y febrero tenemos riegos garantizados para este año y, seguramente, también para el que viene .
Al margen de la ligera mejora de las reservas de la cuenca, las lluvias sí han contribuido decisivamente a dejar las tierras en perfectas condiciones para la preparación de las siembras, coinciden en señalar los responsables provinciales de las organizaciones agrarias, que recurren al dicho popular de que la primavera tiene la llave del campo para explicar la situación actual del sector.
Para completar el ciclo, Asaja y Coag confían en tener una primavera lluviosa, tanto en cantidad como en la distribución de las precipitaciones, de las que dependen en gran medida cultivos como el de la remolacha, o los trigos y los maíces que ahora se empiezan a sembrar junto al algodón.
Hasta ahora la lluvia ha respondido a las necesidades del campo, pero hace falta más agua todavía, entre 80 y 100 litros para la próxima primavera , según los cálculos del secretario provincial de Coag, Salvador Pineda, que se quedan algo cortos a juicio del responsable de Asaja.
La situación de sequía persiste, admite la Consejería de Agricultura en su último boletín informativo, en el que apunta a posibles problemas para los cultivos de verano, que requerirán riegos abundantes.
Las últimas precipitaciones alivian la situación tras un año extremadamente seco, pero aún hay preocupación por lo justo de las reservas
a. e.
n jerez. Las lluvias de enero y febrero han servido de bálsamo para un campo que arrastraba en el subsuelo las secuelas de la extrema sequedad del anterior año agrícola, en el que la sequía hizo estragos entre los agricultores y ganaderos de la provincia, que aún no se han repuesto de las pérdidas por las inclemencias meteorológicas y el encarecimiento de los costes de producción.
Aunque a estas alturas del año no se puede hablar de sequía desde el punto de vista agronómico, la bonanza de las precipitaciones de comienzos del presente año apenas ha tenido repercusión en los embalses del Guadalete, cuyas reservas no han mejorado sustancialmente por la capacidad de absorción de las tierras de labor, luego las organizaciones profesionales agrarias mantienen cierta cautela, no exenta de preocupación, por lo que pueda pasar en los próximos meses.
"Algo están recogiendo los pantanos, pero tampoco mucho porque el terreno estaba muy seco después de un año sin lluvias , explicó el secretario provincial de Asaja, Cristóbal Cantos, quien reconoció, no obstante, que los pantanos de la provincia no están tan mal después de todo, por lo que entiendo que después de las últimas lluvias de enero y febrero tenemos riegos garantizados para este año y, seguramente, también para el que viene .
Al margen de la ligera mejora de las reservas de la cuenca, las lluvias sí han contribuido decisivamente a dejar las tierras en perfectas condiciones para la preparación de las siembras, coinciden en señalar los responsables provinciales de las organizaciones agrarias, que recurren al dicho popular de que la primavera tiene la llave del campo para explicar la situación actual del sector.
Para completar el ciclo, Asaja y Coag confían en tener una primavera lluviosa, tanto en cantidad como en la distribución de las precipitaciones, de las que dependen en gran medida cultivos como el de la remolacha, o los trigos y los maíces que ahora se empiezan a sembrar junto al algodón.
Hasta ahora la lluvia ha respondido a las necesidades del campo, pero hace falta más agua todavía, entre 80 y 100 litros para la próxima primavera , según los cálculos del secretario provincial de Coag, Salvador Pineda, que se quedan algo cortos a juicio del responsable de Asaja.
La situación de sequía persiste, admite la Consejería de Agricultura en su último boletín informativo, en el que apunta a posibles problemas para los cultivos de verano, que requerirán riegos abundantes.