El agua del grifo no es potable en seis ciudades españolas. La OCU denuncia que Cáceres tiene las cañerías más contaminadas y que hay 12 capitales en las que «cuanto más se consume menos se paga»

Vie, 24/02/2006

El Mundo

MADRID.- Por las cañerías de Alicante corren unos pequeños depredadores llamados trihalometanos en cantidades más altas que lo permitido.Las cisternas de Murcia tienen algas acuáticas. De los grifos de Avila sale un brebaje turbio. Y en Ciudad Real, Zamora y Cáceres están a punto de pasarse definitivamente a la gaseosa.
El agua en España ha dejado de ser inodora, incolora e insípida: no es potable en ninguna de estas seis ciudades españolas, según ha detectado la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
En un estudio realizado durante el pasado otoño en 50 capitales de provincia -y que se hizo público ayer-, se descubrió que 21 de las 57 muestras de agua del grifo recogidas tenían altos niveles de trihalometanos. Estos son unos compuestos que aparecen, paradójicamente, cuando la materia orgánica que transporta el agua sin tratar se mezcla con el cloro empleado en la planta potabilizadora que la desinfecta.
No sólo causan daños en el hígado y los riñones si se ingieren demasiado y durante mucho tiempo, sino que se cree que también son cancerígenos. Si se supera el límite de trihalometanos permitidos por la ley, el agua deja de ser potable. Rotundo diagnóstico de la OCU: «Lamentable calidad», «grave problema».
«No significa que haya que dejar de beber agua», decía ayer la portavoz de la OCU, Ileana Izverniceanu, para que no cundiera el pánico. A renglón seguido, proponía la solución: «Los trihalometanos se eliminarían con la instalación de filtros de carbón activo en la planta potabilizadora».
El nivel más alto de estas sustancias se halló en Cáceres, con 250 microgramos por litro. Aunque la frontera legal está en los 100, el 37% de las ciudades examinadas lo superaba.
A lo largo del día, cuatro de los acusados, los ayuntamientos de Alicante, Avila, Murcia y Zamora, negaron validez y rigor al estudio de la OCU y aseguraron que sus aguas son perfectamente potables.
Las mejores aguas están, sin embargo, en Madrid, Logroño, Cuenca, Granada, Jaén, Lérida, Oviedo, Teruel y Palma de Mallorca.
Pero las cañerías también transportan otros indeseables inquilinos.La geosmina, por ejemplo, un rumbosa alga amante de las tuberías que crece de forma desenfrenada cuando siente el calor de los rayos del sol. ¿Efectos secundarios? Un desagradable olor a tierra y humedad. ¿Principales afectados? Bilbao, Alicante, León, Valencia, Murcia y Santander.
A favor de nuestros conductos urbanos está que apenas llevan abonos y purines, pero, en cambio, sí acarrean restos de arcilla que producen turbidez, sobre todo en las cañerías de Huesca, Avila, Ourense y San Sebastián.
Según el estudio, las aguas con más dureza -las que acaban con las tuberías y se cargan los electrodomésticos- son las de Alicante, Las Palmas, Tarragona, Valencia y Zaragoza
Por otro lado, la OCU se puso a analizar y comparar lo que vale el agua del grifo en distintas ciudades y llegó a la conclusión de que hay enormes desigualdades: un consumidor que reside en Palma de Mallorca puede llegar a pagar hasta cuatro veces más por su agua del grifo (346 euros al año) que uno que vive en León (82 euros al año).
Las ciudades donde el líquido elemento se cotiza más alto suelen ser las del sur de la Península, o las que dependen de desaladoras, como las ubicadas en las islas. El coste medio del metro cúbico para un consumo medio de una familia de cuatro o cinco miembros (175 metros cúbicos al año) se sitúa en 1,02 euros.
España es el país de la UE donde el agua es más barata y eso conlleva problemas: «Cuanta más se consume, menos se paga por cada metro cúbico», denuncia el informe. Así, «inducen claramente al despilfarro» Bilbao, Burgos, Cáceres, Córdoba, A Coruña, Madrid, Murcia, Pamplona, Pontevedra, San Sebastián, Teruel y Valencia.Por el contrario, una decena de capitales van encareciendo el precio según aumenta la sed: Ciudad Real, Girona, Las Palmas, Albacete, Granada, Málaga, Oviedo, Valladolid, Salamanca y Barcelona.
La OCU ha ido con el informe bajo el brazo al Ministerio de Sanidad para tirarle de las orejas.