COMUNIDAD VALENCIANA .- Universitat de València y CHJ firman un acuerdo para estudiar el regadío histórico que está en 'peligro de extinción'
Mar, 31/01/2006
> La Universitat de València y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) firmaron hoy un convenio de colaboración, por un importe de 126.000 euros, para estudiar y catalogar el "patrimonio histórico y actual de los regadíos históricos de la Comunidad Valenciana", que actualmente están en "peligro de extinción", por el "constante deterioro" que están sufriendo debido, principalmente, a la "expansión urbanizadora".
Así lo manifestó el director del proyecto de investigación, el profesor de la Facultad de Geografía e Historia, Jorge Hermosilla, en la rueda de prensa en la que intervino, acompañado por el rector de la Universitat de València, Francisco Tomás, y el presidente de la CHJ, Juan José Moragues, tras la firma del convenio.
En este sentido, Hermosilla comentó que se trata de un macroproyecto en el que estudian desde 1998 el patrimonio hidráulico, concretamente de los regadíos históricos y tradicionales, que "se hallan en peligro de extinción por procesos poco controlables, como el de la presión urbanizadora, sobre todo en el litoral, y también por el éxodo rural", apostilló.
Por su parte, el rector de la Universitat, Francisco Tomás, señaló que se trata de un estudio sobre "la realidad de nuestro patrimonio del agua", por parte de un colectivo multidisciplinar, formado por geógrafos, historiadores y economistas. Se investiga, explicó, "cómo ese patrimonio ha ido formando a la sociedad valenciana a lo largo de los siglos", y sobre la "necesidad de recuperarlo y reflejarlo en una serie de publicaciones".
Asimismo, el presidente de la CHJ, Juan José Moragues, comentó que se trata de un trabajo "valioso y necesario" para que los valencianos conozcan de dónde vienen algunos de sus recursos hídricos. Moragues afirmó que "el tiempo reconocerá la importancia de esta labor investigadora".
Por su parte, Jorge Hermosilla apuntó que el equipo investigador ha estudiado el 85 por ciento de la superficie de la provincia de Valencia, con lo que sólo quedan pendientes de catalogar las comarcas de L`Horta y La Ribera. De este trabajo se concluye que "la totalidad de los municipios valencianos ha tenido regadíos", ya que "no se ha encontrado ninguna población que no haya tenido una huerta histórica", explicó.
"BARBECHOS SOCIALES"
Entre las causas que influyen en el "deterioro que están sufriendo los espacios de regadío", el profesor Hermosilla resaltó la "especulación", por los "elevados precios que se pagan por los terrenos cuando hay expectativas de que sea urbanizado".
Así, afirmó que se han encontrado, no sólo en el litoral sino también en el interior, "lo que los geógrafos y economistas denominamos 'barbechos sociales'", que consiste en "espacios agrícolas que ya no se cultivan porque hay grandes expectativas de urbanizar, y que el agricultor espera poder vender a buen precio".
Al respecto, Hermosilla precisó que es "prácticamente imposible" de cuantificar la superficie afectada por estos 'barbechos sociales', ya que "oficialmente se cultiva, aunque sólo oficialmente", dijo, y "supondría un trabajo de recorrido in situ parcela por parcela, ya que ni la fotografía aérea permite su identificación".
Preguntado sobre las consecuencias que supondría para el territorio la desaparición de los regadíos históricos, Hermosilla subrayó que "lo que está claro es que nos encontramos ante un proceso donde no hay marcha atrás". Así, comentó que, "en estos momentos, hay ayuntamientos de la izquierda y de la derecha, que están actuando negativamente sobre el regadío histórico, por ejemplo, a través de los PAI".
Esto implica, en su opinión, que "habría que reformular esta política de ocupación del territorio". En este punto, se preguntó si es compatible el mantenimiento del paisaje tradicional con las necesidades modernas, y manifestó que la realidad indica que "no siempre". Afirmó que hay "fórmulas" que posibilitan el mantenimiento del regadío histórico, que se puede adecuar a otras necesidades, como por ejemplo, de "turismo cultural"·.
No obstante, apuntó que si se analiza "cuál es el origen de los presupuestos de las arcas municipales, en muchos de los casos, los ayuntamientos no tienen otro remedio que acudir a estas fórmulas de ocupación del territorio". Por ello, señaló que la discusión estaría, "primero, en si hay necesidad de recuperar el patrimonio hidráulico y, después, en quién tiene la obligación de recuperarlo". Así, aseveró que "una vez establecidos los agentes que deberían velar por su recuperación, habría que dotarles de aquellos instrumentos que les permitan mantener esas huertas y esos regadíos históricos".
PATRIMONIO DE LOS VALENCIANOS
Respecto al objeto del convenio, Hermosilla explicó que se trata de, "en un tiempo récord, inventariar los elementos relacionados con los sistemas de regadío, así como los propios sistemas que, a su vez, generan paisaje". En este punto, afirmó que "una de las características del paisaje tradicional e histórico valenciano es el regadío".
Comentó que algunas de las huertas que se estudiaron en el año 98 ya habrán desaparecido o "lo harán a muy corto plazo, en un par de años". Por ello, destacó que el valor de este trabajo es "dejar constancia de lo que teníamos los valencianos, no hace mucho", y que, en su opinión, "era uno de los elementos que caracterizaba la cultura de los valencianos, ya que se refiere también a la gestión histórica del agua, a cómo se distribuía y se resolvían los conflictos".
Por ello, señaló que "este año el equipo de trabajo se aventura en un gran reto", que consiste en publicar todo el regadío de la comarca de La Ribera, que es "el espacio emblemático, en estos momentos, del regadío histórico valenciano", subrayó, así como el de la comarca de L`Horta en su conjunto, que es "un espacio especialmente castigado y deteriorado", aseveró.
Además, en 2006 también se abordará el estudio de una zona "piloto" en la provincia de Teruel, como es el tramo alto del río Alfambra, que engloba a unos ocho municipios, y de cuyos primeros sondeos se desprende la existencia de "restos de patrimonio de regadío, tanto sistemas, como elementos de captación, transporte y uso, como son azudes, minas, acequias, acueductos, balsas, molinos hidráulicos o batanes", explicó.
En opinión de Francisco Tomás, estas publicaciones serán "beneficiosas, tanto para los estudiosos como para los políticos", ya que "marcarán las líneas de trabajo para ir investigando nuestro patrimonio histórico, así como para aprender de lo que se hacía en otras épocas y poder aprovechar los recursos de los que disponemos como hacían nuestros antepasados", apostilló el rector.
Así lo manifestó el director del proyecto de investigación, el profesor de la Facultad de Geografía e Historia, Jorge Hermosilla, en la rueda de prensa en la que intervino, acompañado por el rector de la Universitat de València, Francisco Tomás, y el presidente de la CHJ, Juan José Moragues, tras la firma del convenio.
En este sentido, Hermosilla comentó que se trata de un macroproyecto en el que estudian desde 1998 el patrimonio hidráulico, concretamente de los regadíos históricos y tradicionales, que "se hallan en peligro de extinción por procesos poco controlables, como el de la presión urbanizadora, sobre todo en el litoral, y también por el éxodo rural", apostilló.
Por su parte, el rector de la Universitat, Francisco Tomás, señaló que se trata de un estudio sobre "la realidad de nuestro patrimonio del agua", por parte de un colectivo multidisciplinar, formado por geógrafos, historiadores y economistas. Se investiga, explicó, "cómo ese patrimonio ha ido formando a la sociedad valenciana a lo largo de los siglos", y sobre la "necesidad de recuperarlo y reflejarlo en una serie de publicaciones".
Asimismo, el presidente de la CHJ, Juan José Moragues, comentó que se trata de un trabajo "valioso y necesario" para que los valencianos conozcan de dónde vienen algunos de sus recursos hídricos. Moragues afirmó que "el tiempo reconocerá la importancia de esta labor investigadora".
Por su parte, Jorge Hermosilla apuntó que el equipo investigador ha estudiado el 85 por ciento de la superficie de la provincia de Valencia, con lo que sólo quedan pendientes de catalogar las comarcas de L`Horta y La Ribera. De este trabajo se concluye que "la totalidad de los municipios valencianos ha tenido regadíos", ya que "no se ha encontrado ninguna población que no haya tenido una huerta histórica", explicó.
"BARBECHOS SOCIALES"
Entre las causas que influyen en el "deterioro que están sufriendo los espacios de regadío", el profesor Hermosilla resaltó la "especulación", por los "elevados precios que se pagan por los terrenos cuando hay expectativas de que sea urbanizado".
Así, afirmó que se han encontrado, no sólo en el litoral sino también en el interior, "lo que los geógrafos y economistas denominamos 'barbechos sociales'", que consiste en "espacios agrícolas que ya no se cultivan porque hay grandes expectativas de urbanizar, y que el agricultor espera poder vender a buen precio".
Al respecto, Hermosilla precisó que es "prácticamente imposible" de cuantificar la superficie afectada por estos 'barbechos sociales', ya que "oficialmente se cultiva, aunque sólo oficialmente", dijo, y "supondría un trabajo de recorrido in situ parcela por parcela, ya que ni la fotografía aérea permite su identificación".
Preguntado sobre las consecuencias que supondría para el territorio la desaparición de los regadíos históricos, Hermosilla subrayó que "lo que está claro es que nos encontramos ante un proceso donde no hay marcha atrás". Así, comentó que, "en estos momentos, hay ayuntamientos de la izquierda y de la derecha, que están actuando negativamente sobre el regadío histórico, por ejemplo, a través de los PAI".
Esto implica, en su opinión, que "habría que reformular esta política de ocupación del territorio". En este punto, se preguntó si es compatible el mantenimiento del paisaje tradicional con las necesidades modernas, y manifestó que la realidad indica que "no siempre". Afirmó que hay "fórmulas" que posibilitan el mantenimiento del regadío histórico, que se puede adecuar a otras necesidades, como por ejemplo, de "turismo cultural"·.
No obstante, apuntó que si se analiza "cuál es el origen de los presupuestos de las arcas municipales, en muchos de los casos, los ayuntamientos no tienen otro remedio que acudir a estas fórmulas de ocupación del territorio". Por ello, señaló que la discusión estaría, "primero, en si hay necesidad de recuperar el patrimonio hidráulico y, después, en quién tiene la obligación de recuperarlo". Así, aseveró que "una vez establecidos los agentes que deberían velar por su recuperación, habría que dotarles de aquellos instrumentos que les permitan mantener esas huertas y esos regadíos históricos".
PATRIMONIO DE LOS VALENCIANOS
Respecto al objeto del convenio, Hermosilla explicó que se trata de, "en un tiempo récord, inventariar los elementos relacionados con los sistemas de regadío, así como los propios sistemas que, a su vez, generan paisaje". En este punto, afirmó que "una de las características del paisaje tradicional e histórico valenciano es el regadío".
Comentó que algunas de las huertas que se estudiaron en el año 98 ya habrán desaparecido o "lo harán a muy corto plazo, en un par de años". Por ello, destacó que el valor de este trabajo es "dejar constancia de lo que teníamos los valencianos, no hace mucho", y que, en su opinión, "era uno de los elementos que caracterizaba la cultura de los valencianos, ya que se refiere también a la gestión histórica del agua, a cómo se distribuía y se resolvían los conflictos".
Por ello, señaló que "este año el equipo de trabajo se aventura en un gran reto", que consiste en publicar todo el regadío de la comarca de La Ribera, que es "el espacio emblemático, en estos momentos, del regadío histórico valenciano", subrayó, así como el de la comarca de L`Horta en su conjunto, que es "un espacio especialmente castigado y deteriorado", aseveró.
Además, en 2006 también se abordará el estudio de una zona "piloto" en la provincia de Teruel, como es el tramo alto del río Alfambra, que engloba a unos ocho municipios, y de cuyos primeros sondeos se desprende la existencia de "restos de patrimonio de regadío, tanto sistemas, como elementos de captación, transporte y uso, como son azudes, minas, acequias, acueductos, balsas, molinos hidráulicos o batanes", explicó.
En opinión de Francisco Tomás, estas publicaciones serán "beneficiosas, tanto para los estudiosos como para los políticos", ya que "marcarán las líneas de trabajo para ir investigando nuestro patrimonio histórico, así como para aprender de lo que se hacía en otras épocas y poder aprovechar los recursos de los que disponemos como hacían nuestros antepasados", apostilló el rector.