Los agricultores catalanes reconocen que el Ebro puede trasvasar agua a la Comunidad
Vie, 27/01/2006
Valencia - Los agricultores catalanes están cansados de que les acusen de insolidarios. El agua del Ebro, excepto en situaciones de sequía como la que atraviesa ahora, es suficiente como poder auxiliar a la Comunidad Valenciana, a Murcia y Almería. Así de contundente de mostró ayer el presidente de Asociación de Jóvenes Agricultores de Catalunya (Asaja), Albert Castellón. En declaraciones a LA RAZÓN, afirmó que si el agua se administra como es debido, y si no se producen situaciones de sequía, el río Ebro tiene el suficiente caudal como para paliar, al menos, la mitad de las necesidades hídricas que tienen las zonas que iban a ser receptoras del trasvase que planeó el Gobierno del PP.
Afirmó que acepta de bien grado el anuncio que hace un par de semanas realizó el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps a reunirse, junto a su homólogo murciano, Ramón Luis Valcárcel, con los agricultores catalanes y aragoneses para explicarles la necesidad que tienen ambas autonomías de recibir el trasvase del Ebro. Eso sí, Castelló quiere que los dos presidentes acudan al Delta del Ebro para ver cuál es la situación actual y que conozcan de primera mano lo que está ocurriendo en Cataluña.
El presidente de los agricultores catalanes, aseguró que no hay ningún problema en que el proyecto de transferencias del Ebro se realice, puesto que dijo que hay dos o tres épocas en el año, en las que el río puede trasvasar agua.
Sin embargo, criticó el modo en el que empezó a desarrollarse el Plan Hidrológico Nacional (PHN) de 2001. Explicó que en la actualidad, el Ebro a su paso por Tortosa es un río con un alto contenido en sal, es decir, que no se puede aprovechar ni para regar. Por este motivo, dijo que para comenzar a realizar algún tipo de trasvase es imprescindible que se lleve a cabo un plan de recuperación del Delta del Ebro y así conseguir mejorar la calidad el agua.
Uso urbano y agrícola.
Castelló también dijo de forma muy clara que es imprescindible que se restrinja el uso del agua del Ebro, en primer lugar para uso urbano, y en segundo, para los regadíos consolidados. En ningún caso acepta que el agua que los agricultores catalanes están cediendo se use para regar campos de golf o para abastecer las miles de vivienda que se desarrollan en las zona de la costas de Castellón y Alicante. En cualquier caso, remarcó que es imprescindible que cambie la climatología para hacer posible que se realice este trasvase.
Precisamente es este factor el que más juega en contra de los intereses valencianos. La responsable del grupo de Climatología del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, María José Estrela, explicó que los últimos estudios realizados desde este organismo, advierten de que el régimen de lluvias está cambiando de tal manera que cada vez los fenómenos son más extremos. Esto quiere decir, que las lluvias torrenciales que se producían con cierta frecuencia en la costa, y que son propias del clima Mediterráneo, son más habituales. Estas lluvias únicamente caen en el litoral y ni siquiera contribuyen a llenar los acuíferos.
Por el contrario, las lluvias que se producen en el interior o las que tienen lugar en la costa pero con menor torrencialidad, y que contribuyen tanto a la recarga de los embalses como a la de los acuíferos, son menos frecuentes.
Uno de los causantes de esta tendencia, que se ha ido acentuando en los últimos años, tiene relación directa con el cambio de usos que se ha producido en el suelo, es decir, el aumento excesivo de la edificación ha provocado un régimen en el cambio de lluvias.
Afirmó que acepta de bien grado el anuncio que hace un par de semanas realizó el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps a reunirse, junto a su homólogo murciano, Ramón Luis Valcárcel, con los agricultores catalanes y aragoneses para explicarles la necesidad que tienen ambas autonomías de recibir el trasvase del Ebro. Eso sí, Castelló quiere que los dos presidentes acudan al Delta del Ebro para ver cuál es la situación actual y que conozcan de primera mano lo que está ocurriendo en Cataluña.
El presidente de los agricultores catalanes, aseguró que no hay ningún problema en que el proyecto de transferencias del Ebro se realice, puesto que dijo que hay dos o tres épocas en el año, en las que el río puede trasvasar agua.
Sin embargo, criticó el modo en el que empezó a desarrollarse el Plan Hidrológico Nacional (PHN) de 2001. Explicó que en la actualidad, el Ebro a su paso por Tortosa es un río con un alto contenido en sal, es decir, que no se puede aprovechar ni para regar. Por este motivo, dijo que para comenzar a realizar algún tipo de trasvase es imprescindible que se lleve a cabo un plan de recuperación del Delta del Ebro y así conseguir mejorar la calidad el agua.
Uso urbano y agrícola.
Castelló también dijo de forma muy clara que es imprescindible que se restrinja el uso del agua del Ebro, en primer lugar para uso urbano, y en segundo, para los regadíos consolidados. En ningún caso acepta que el agua que los agricultores catalanes están cediendo se use para regar campos de golf o para abastecer las miles de vivienda que se desarrollan en las zona de la costas de Castellón y Alicante. En cualquier caso, remarcó que es imprescindible que cambie la climatología para hacer posible que se realice este trasvase.
Precisamente es este factor el que más juega en contra de los intereses valencianos. La responsable del grupo de Climatología del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, María José Estrela, explicó que los últimos estudios realizados desde este organismo, advierten de que el régimen de lluvias está cambiando de tal manera que cada vez los fenómenos son más extremos. Esto quiere decir, que las lluvias torrenciales que se producían con cierta frecuencia en la costa, y que son propias del clima Mediterráneo, son más habituales. Estas lluvias únicamente caen en el litoral y ni siquiera contribuyen a llenar los acuíferos.
Por el contrario, las lluvias que se producen en el interior o las que tienen lugar en la costa pero con menor torrencialidad, y que contribuyen tanto a la recarga de los embalses como a la de los acuíferos, son menos frecuentes.
Uno de los causantes de esta tendencia, que se ha ido acentuando en los últimos años, tiene relación directa con el cambio de usos que se ha producido en el suelo, es decir, el aumento excesivo de la edificación ha provocado un régimen en el cambio de lluvias.