El camalote, una especie amazónica, amenaza los ecosistemas del Guadiana
Lun, 02/01/2006
Las aguas del Guadiana se enfrentan desde hace más de un año a la colonización de una planta amazónica, el camalote o jacinto de agua, que ha llegado a ocupar casi 100 hectáreas del río, poniendo en peligro su fauna acuática y los sistemas de riego de las poblaciones que atraviesa. Es una de las grandes amenazas de la flora ibérica.
La nueva intrusa ha encontrado las condiciones óptimas para su propagación en el Guadiana: altas temperaturas interiores y exteriores, niveles elevados de fertilizantes disueltos y poco caudal, lo que facilita el asentamiento de la planta en los meandros del río.
Este vegetal crece rápidamente y puede doblar su extensión en diez o quince días si las condiciones son positivas, pero la bajada de temperatura del cambio de estación, combinado con las extracciones diarias, frena el avance de esta especie, que reduce el nivel de oxígeno e impide el paso de la luz al ecosistema acuático.
El modo en el que el jacinto de agua llegó al Guadiana es aún desconocido, pero algunas de las hipótesis, como la que maneja WWF/Adena, apunta a que puede que haya sido vertido en las tuberías procedente de un estanque. Eva Hernández, portavoz de la asociación ecologista, explica que esta especie, al igual que todas las invasoras, «es muy oportunista» y causa problemas en España y en todo el mundo, «donde afecta enormemente a la pesca fluvial además de a los propios ecosistemas». Para los habitantes de las riberas del Guadiana, la propagación del camalote es un «drama» concentrado en un lugar muy concreto pero que se «puede traspasar a otros a través de las aves migratorias», dice Pepe Alba, vecino de Badajoz y promotor de una plataforma que quiere denunciar lo que consideran «un desastre natural».
La nueva intrusa ha encontrado las condiciones óptimas para su propagación en el Guadiana: altas temperaturas interiores y exteriores, niveles elevados de fertilizantes disueltos y poco caudal, lo que facilita el asentamiento de la planta en los meandros del río.
Este vegetal crece rápidamente y puede doblar su extensión en diez o quince días si las condiciones son positivas, pero la bajada de temperatura del cambio de estación, combinado con las extracciones diarias, frena el avance de esta especie, que reduce el nivel de oxígeno e impide el paso de la luz al ecosistema acuático.
El modo en el que el jacinto de agua llegó al Guadiana es aún desconocido, pero algunas de las hipótesis, como la que maneja WWF/Adena, apunta a que puede que haya sido vertido en las tuberías procedente de un estanque. Eva Hernández, portavoz de la asociación ecologista, explica que esta especie, al igual que todas las invasoras, «es muy oportunista» y causa problemas en España y en todo el mundo, «donde afecta enormemente a la pesca fluvial además de a los propios ecosistemas». Para los habitantes de las riberas del Guadiana, la propagación del camalote es un «drama» concentrado en un lugar muy concreto pero que se «puede traspasar a otros a través de las aves migratorias», dice Pepe Alba, vecino de Badajoz y promotor de una plataforma que quiere denunciar lo que consideran «un desastre natural».