Pánico en el norte de China por el vertido tóxico
Vie, 25/11/2005
Estos accidentes ponen de manifiesto el grave daño ecológico que causa el crecimiento de este país, donde el 70 por ciento de los ríos y lagos están contaminados
PABLO M. DÍEZ. CORRESPONSAL
PEKÍN. Mientras el peligroso vertido tóxico en el río Songhua llegaba ayer a Harbin, una populosa ciudad del norte de China, el miedo a un nuevo desastre natural se desataba en la provincia de Sichuan, al suroeste, al estallar otra planta química. Dicho accidente, que costaba la vida de una persona, disparaba las alarmas ante la posibilidad de que se volviera a producir un escape de benceno, la sustancia cancerígena que ha llevado el pánico a Harbin. A la espera de conocer los detalles sobre el segundo siniestro, durante la madrugada penetraba en este municipio la mancha tóxica de 80 kilómetros y 100 toneladas de benceno formada en el río Songhua tras las explosiones del pasado día 13 en una factoría química de Jilin, a 350 kilómetros de la capital de la provincia de Heilongjiang.
Para evitar intoxicaciones de benceno, que puede ser mortal en tres días y cuyos niveles eran ayer 10 veces superiores a lo permitido, el abastecimiento de agua sigue interrumpido en Harbin, una urbe de cuatro millones de habitantes cuya área metropolitana alberga a otros cinco millones de personas. Aunque las autoridades confían en restablecer el suministro mañana, sábado, una vez que haya pasado el vertido, la población teme que se prolongue el corte de agua y que persistan los efectos nocivos del derrame.
Información ocultada
No en vano, se necesitarán varios días para desinfectar el río, por lo que el Gobierno empleará 14.000 toneladas de carbón activo pulverizado que actuará como disolvente. Presa de la desconfianza tras la inicial ocultación de información, la población ha hecho acopio de 300.000 toneladas de agua embotellada, más que suficiente para satisfacer el consumo de 18.600 toneladas diarias contabilizado en Harbin. Además, el Ayuntamiento está recurriendo a los 918 pozos subterráneos que manan en la localidad y ha comenzado a excavar otros cien más. Con los colegios y negocios cerrados y con miles de personas tratando de huir, la Administración Estatal para la Protección Medioambiental ha culpado del caos originado a Petrochina, propietaria de la planta donde se produjeron las explosiones hace casi dos semanas.
Este accidente, que se suma al estallido de otra factoría de la misma compañía que causó 243 muertos en diciembre de 2003, ha puesto de manifiesto el grave daño ecológico que está provocando el incontrolado crecimiento económico chino. Así, el 70 por ciento de los lagos y ríos están contaminados porque sólo un tercio de las aguas residuales industriales son tratadas.
PABLO M. DÍEZ. CORRESPONSAL
PEKÍN. Mientras el peligroso vertido tóxico en el río Songhua llegaba ayer a Harbin, una populosa ciudad del norte de China, el miedo a un nuevo desastre natural se desataba en la provincia de Sichuan, al suroeste, al estallar otra planta química. Dicho accidente, que costaba la vida de una persona, disparaba las alarmas ante la posibilidad de que se volviera a producir un escape de benceno, la sustancia cancerígena que ha llevado el pánico a Harbin. A la espera de conocer los detalles sobre el segundo siniestro, durante la madrugada penetraba en este municipio la mancha tóxica de 80 kilómetros y 100 toneladas de benceno formada en el río Songhua tras las explosiones del pasado día 13 en una factoría química de Jilin, a 350 kilómetros de la capital de la provincia de Heilongjiang.
Para evitar intoxicaciones de benceno, que puede ser mortal en tres días y cuyos niveles eran ayer 10 veces superiores a lo permitido, el abastecimiento de agua sigue interrumpido en Harbin, una urbe de cuatro millones de habitantes cuya área metropolitana alberga a otros cinco millones de personas. Aunque las autoridades confían en restablecer el suministro mañana, sábado, una vez que haya pasado el vertido, la población teme que se prolongue el corte de agua y que persistan los efectos nocivos del derrame.
Información ocultada
No en vano, se necesitarán varios días para desinfectar el río, por lo que el Gobierno empleará 14.000 toneladas de carbón activo pulverizado que actuará como disolvente. Presa de la desconfianza tras la inicial ocultación de información, la población ha hecho acopio de 300.000 toneladas de agua embotellada, más que suficiente para satisfacer el consumo de 18.600 toneladas diarias contabilizado en Harbin. Además, el Ayuntamiento está recurriendo a los 918 pozos subterráneos que manan en la localidad y ha comenzado a excavar otros cien más. Con los colegios y negocios cerrados y con miles de personas tratando de huir, la Administración Estatal para la Protección Medioambiental ha culpado del caos originado a Petrochina, propietaria de la planta donde se produjeron las explosiones hace casi dos semanas.
Este accidente, que se suma al estallido de otra factoría de la misma compañía que causó 243 muertos en diciembre de 2003, ha puesto de manifiesto el grave daño ecológico que está provocando el incontrolado crecimiento económico chino. Así, el 70 por ciento de los lagos y ríos están contaminados porque sólo un tercio de las aguas residuales industriales son tratadas.