«La sucesión de desastres naturales ha creado cierta concienciación ecológica, pero resulta todavía insuficiente para conservar el medio natural»
Jue, 10/11/2005
«La ingeniería biológica es una ciencia que surgió con la aparición del ser humano sobre la tierra. Los primeros humanos ya trataron de protegerse de las crecidas de los ríos y de otras catástrofes naturales. Después de la Segunda Guerra Mundial, se intensificó la industrialización, la construcción de carreteras y viviendas, y se trató de "encorsetar" la naturaleza. Medio siglo después, el ser humano se ha dado cuenta de que no puede controlar la naturaleza y debe estar más próximo al medio natural utilizando instrumentos más acordes con él. De ahí que hayan resurgido las técnicas de la Ingeniería Biológica».
Así lo ha señalado en Pamplona el ingeniero suizo Rolf Studder, presidente de la Federación Europea de Ingeniería Biológica (EFBI, por sus siglas en inglés). Studder se ha desplazado a Navarra para participar en el IV Congreso de la Asociación Española de Ingeniería del Paisaje (AEIP) que se ha desarrollado en la Universidad Pública de Navarra, y que llevaba por título «La ingeniería biológica en la restauración del paisaje». El encuentro estaba organizado por la Universidad y la Asociación Española de Ingeniería del Paisaje.
En este sentido añadió que la sucesión de desastres naturales ha contribuido a crear una cierta concienciación ecológica, insuficiente a juicio del profesor helvético. «Aunque resulte cínico, parece que no se han producido los suficientes desastres naturales como para que, por ejemplo, Estados Unidos firme el Protocolo de Kyoto. En mi país, la preocupación medioambiental había ido en retroceso, pero a raíz de las últimas inundaciones sufridas en Centroeuropa, causantes de 2.000 millones de euros de pérdidas, las autoridades han vuelto a considerar el tema».
Al encuentro han asistido más de 135 personas, en su mayoría técnicos que trabajan en ámbitos relacionados con la Restauración del paisaje, Territorio y Vivienda. El encuentro fue inaugurado por el consejero de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda, José Andrés Burguete Torres, y el vicerrector de Investigación de la Universidad Pública de Navarra, César Arrese-Igor Sánchez. En el acto intervinieron igualmente, en representación de los organizadores, la presidenta de dicha Asociación, Paola Sangalli Uggeri, y el profesor Javier Casalí Sarasíbar, del Departamento de Proyectos e Ingeniería Rural.
Studder, quien expuso en el congreso una ponencia sobre los límites y posibilidades de las técnicas de la Ingeniería Biológica en la restauración medioambiental y urbana, indicó que la Ingeniería Biológica ha cobrado mayor importancia en los últimos años, aunque su origen se remonta muchos siglos atrás.
Tras señalar que es una ciencia que surgió con la aparición de los seres humanos sobre la tierra, explicó cómo en la segunda mitad del siglo XX se trató de «encorsetar» la naturaleza, y ahora, en cambio, las técnicas de la ingeniería biológica se están aplicando para que las personas humanas vivan más próximas al medio natural.
Agregó que esta ciencia trabaja en coordinación con otras disciplinas, como la Ordenación del Territorio, la Biología o la Ingeniería Civil. Sus principales áreas de intervención son las restauraciones de ríos, las intervenciones en taludes y otras actuaciones en obras públicas en general, así como la renaturalización de alta montaña en zonas de nieves perpetuas o donde se han construido pistas de esquí. En todos los casos, Studder destacó que «es importante conocer el patrimonio natural de cada lugar (agua, vegetación, fauna) para producir el menor impacto».
En palabras del ingeniero suizo, «la filosofía que inspira esta ciencia consiste en devolver al medio su estado natural. Así, por ejemplo, para intervenir en los ríos se estudian planos antiguos con el fin de conocer por dónde discurría el cauce e intentar retomarlo hasta donde sea posible, porque las crecidas, que se producen aproximadamente cada siglo (aunque últimamente vienen siendo más frecuentes) suponen la vuelta a ese cauce natural. En los casos en que no es posible por las construcciones realizadas sobre el curso fluvial, se trata de retener el agua en la parte alta de los ríos para disminuir el caudal».
Con el fin de proteger el medio, Studder cree que es precisa una sensibilización de la sociedad respecto a la necesidad de "renaturalizar" el medio. «En Suiza hemos creado un galardón que premia a las ciudades que mejores intervenciones realicen en los entornos fluviales, y existen varias publicaciones en las que se trata de sensibilizar a la población. Además, se necesita un trabajo de "lobby" sobre los políticos, que son quienes ponen en marcha los proyectos».
Así lo ha señalado en Pamplona el ingeniero suizo Rolf Studder, presidente de la Federación Europea de Ingeniería Biológica (EFBI, por sus siglas en inglés). Studder se ha desplazado a Navarra para participar en el IV Congreso de la Asociación Española de Ingeniería del Paisaje (AEIP) que se ha desarrollado en la Universidad Pública de Navarra, y que llevaba por título «La ingeniería biológica en la restauración del paisaje». El encuentro estaba organizado por la Universidad y la Asociación Española de Ingeniería del Paisaje.
En este sentido añadió que la sucesión de desastres naturales ha contribuido a crear una cierta concienciación ecológica, insuficiente a juicio del profesor helvético. «Aunque resulte cínico, parece que no se han producido los suficientes desastres naturales como para que, por ejemplo, Estados Unidos firme el Protocolo de Kyoto. En mi país, la preocupación medioambiental había ido en retroceso, pero a raíz de las últimas inundaciones sufridas en Centroeuropa, causantes de 2.000 millones de euros de pérdidas, las autoridades han vuelto a considerar el tema».
Al encuentro han asistido más de 135 personas, en su mayoría técnicos que trabajan en ámbitos relacionados con la Restauración del paisaje, Territorio y Vivienda. El encuentro fue inaugurado por el consejero de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda, José Andrés Burguete Torres, y el vicerrector de Investigación de la Universidad Pública de Navarra, César Arrese-Igor Sánchez. En el acto intervinieron igualmente, en representación de los organizadores, la presidenta de dicha Asociación, Paola Sangalli Uggeri, y el profesor Javier Casalí Sarasíbar, del Departamento de Proyectos e Ingeniería Rural.
Studder, quien expuso en el congreso una ponencia sobre los límites y posibilidades de las técnicas de la Ingeniería Biológica en la restauración medioambiental y urbana, indicó que la Ingeniería Biológica ha cobrado mayor importancia en los últimos años, aunque su origen se remonta muchos siglos atrás.
Tras señalar que es una ciencia que surgió con la aparición de los seres humanos sobre la tierra, explicó cómo en la segunda mitad del siglo XX se trató de «encorsetar» la naturaleza, y ahora, en cambio, las técnicas de la ingeniería biológica se están aplicando para que las personas humanas vivan más próximas al medio natural.
Agregó que esta ciencia trabaja en coordinación con otras disciplinas, como la Ordenación del Territorio, la Biología o la Ingeniería Civil. Sus principales áreas de intervención son las restauraciones de ríos, las intervenciones en taludes y otras actuaciones en obras públicas en general, así como la renaturalización de alta montaña en zonas de nieves perpetuas o donde se han construido pistas de esquí. En todos los casos, Studder destacó que «es importante conocer el patrimonio natural de cada lugar (agua, vegetación, fauna) para producir el menor impacto».
En palabras del ingeniero suizo, «la filosofía que inspira esta ciencia consiste en devolver al medio su estado natural. Así, por ejemplo, para intervenir en los ríos se estudian planos antiguos con el fin de conocer por dónde discurría el cauce e intentar retomarlo hasta donde sea posible, porque las crecidas, que se producen aproximadamente cada siglo (aunque últimamente vienen siendo más frecuentes) suponen la vuelta a ese cauce natural. En los casos en que no es posible por las construcciones realizadas sobre el curso fluvial, se trata de retener el agua en la parte alta de los ríos para disminuir el caudal».
Con el fin de proteger el medio, Studder cree que es precisa una sensibilización de la sociedad respecto a la necesidad de "renaturalizar" el medio. «En Suiza hemos creado un galardón que premia a las ciudades que mejores intervenciones realicen en los entornos fluviales, y existen varias publicaciones en las que se trata de sensibilizar a la población. Además, se necesita un trabajo de "lobby" sobre los políticos, que son quienes ponen en marcha los proyectos».