Los acuíferos de Sevilla, contaminados por abonos agrícolas

Lun, 31/10/2005

ABC

La provincia cuenta con dieciocho bolsas de agua que almacenan 760 hectómetros cúbicos, el equivalente a cinco presas de Melonares
SEVILLA. La provincia de Sevilla cuenta con once unidades hidrogeológicas que agrupan a unos 18 acuíferos que acumulan 760 hectómetros cúbicos de agua, con una recarga anual procedente de la lluvia de unos 500 hectómetros cúbicos. Teniendo en cuenta que la población de Sevilla y su área metropolitana consume anualmente unos 150 hectómetros cúbicos anuales, los acuíferos de Sevilla almacenan agua para cinco años, el equivalente a cinco presas de Melonares.

El mayor de los acuíferos de Sevilla es el de Sevilla-Carmona, con 1.300 kilómetros cuadrados de superficie y una capacidad de almacenamiento de 174 hectómetros cúbicos. El Almonte-Marismas, que afecta en parte a la provincia de Sevilla, es aún mayor, con una capacidad de almacenamiento de 305 hectómetros cúbicos, según el Atlas Hidrogeológico de Sevilla.

El uso de los acuíferos presentan dos limitaciones: se recargan fundamentalmente con agua de lluvia, por lo que hay que restringir su uso para evitar su sobreexplotación; por otra parte, algunos presentan contaminación por nitratos, ya que continen más de 50 miligramos por litro, por lo que su agua no es potable, salvo que se depure, lo que implica la necesidad de conducciones y un sistema de depuración que no se improvisa en cuestión de meses.

Así pues, el agua procedente de la mayoría de esos acuíferos de Sevilla es apta para el regadío, pero no para el consumo humano debido a su contaminación por nitratos procedentes del exceso de abonos usados en la agricultura. En la actualidad, 52.800 hectáreas de cultivo de regadío de la provincia de Sevilla, el 22% del total, se abastecen de agua subterránea, consumiendo cada año unos 264 hectómetros cúbicos (5.000 metros cúbicos por hectárea), según datos de la CHG. Por su parte, Lipasam y Emasesa baldean y riegan los jardines de Sevilla con agua captada en acuíferos del aluvial del Guadalquivir, afectados también por nitratos.

«La mayoría de los acuíferos contaminados están situados en zonas de actividad agrícola y ganadera, debido a los abonos y los purines de los cerdos, entre otras cosas», indicó Agustín Argüelles, jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).

Algunos acuíferos, sin embargo, se salvan de la contaminación y se utilizan para abastecimiento, como el Niebla-Posadas -que tiene un perímetro de protección en las zonas de captación- o el de Arahal-Coronil-Morón-Puebla de Cazalla, entre otros. Jesús Yagüe, subdirector de Dominio Público Hidráulico del Ministerio de Medio Ambiente, declaró que la presencia de nitratos en las aguas subterráneas «es un problema importante y no sólo en España. En primer lugar, habrá que mejorar las prácticas agrícolas y hacer cumplir los perímetros de protección alrededor del los acuíferos», algunos incluso afectados por la presencia de vertederos ilegales.

El agua subterránea es un recurso estratégico en caso de sequía y prueba de ello es que dos capitales andaluzas, Granada y Jaén, están usando actualmente acuíferos no contaminados para su abastecimiento, además del agua de pantanos. Emasesa, la empresa de abastecimiento de Sevilla, también tiene en cuenta este recurso en su Manual de la Sequía. De hecho, prevé la posibilidad de recurrir a recursos subterráneos con conducciones desde el embalse de Melonares, que podrían generar 12,6 Hm3 por año.

En cuanto a las recarga anual de los acuíferos procedente de la lluvia fundamentalmente , un informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir confirma que su nivel de aguas no se ha visto afectado a pesar de que el último año hidrológico ha sido el más seco desde 1947. Agustín Argüelles ha enviado un informe al Ministerio de Medio Ambiente sobre la evolución de los acuíferos de la cuenca del Guadalquivir en el año 2004-2005. Estudiando la evolución de 20 piezómetros colocados en acuíferos, como el de Sierra y Mioceno de Estepa (Sevilla) , Quesada-Castril (Jaén), Vega de Granada (Granada) y Arcos-Bornos-Espera (Cádiz), Argüelles concluyó que los niveles de agua subterráneas no han bajado considerablemente por la sequía y en algunos, como el de la Vega de Granada, han permanecido inmutables. «Ello no quiere decir que algún acuífero pequeño haya bajo de nivel», puntualizó el jefe de Planificación Hidrológico de la la CHG.