Sólo el 11% del agua de los ríos españoles tiene buena calidad Según Greenpeace, la contaminación reduce los recursos hidráulicos - Las reservas de los embalses suben hasta el 39,6% de su capacidad

Mié, 26/10/2005

El Mundo

Bajan nuestros ríos llenos de vertidos, los cauces medio vacíos, atiborrados de nitratos y de extrañas variedades de peces mutantes que agonizan envenenados junto a unas riberas destrozadas.La radiografía hidrológica de España no podía salir peor: sólo el 11% de las aguas superficiales tiene una calidad aceptable y apenas el 16% de las subterráneas se puede beber o utilizar para regar.
Greenpeace dio a conocer ayer los datos de La calidad de las aguas en España. Un estudio por cuencas, el primero que consigue que las confederaciones hidrográficas (dependientes del Ministerio de Medio Ambiente) rompan su silencio y proporcionen datos sobre los niveles de contaminación.
«Muy deficiente» es la nota que le ha puesto la organización ecologista a todas las cuencas y a las reservas naturales que fluyen por debajo de la tierra. Habrá que remediarlo de aquí a 2015, la fecha tope fijada por la Directiva Marco del Agua, la ley europea que rige las políticas hidráulicas.
Sostienen los ecologistas que no hay agua, fundamentalmente, porque la que tenemos no está en condiciones de ser usada. Una pila de botón, que es capaz de inutilizar 500.000 litros, es la prueba de que la contaminación es «el factor que más influye» en la pérdida de recursos hídricos.
Juan López de Uralde, director ejecutivo de la asociación: ««Si se mejora la calidad tendremos más agua que la que se puede obtener construyendo desaladoras, embalses y trasvases».
En un ordenado control de los vertidos y en una depuración efectiva de las aguas (unido a un consumo responsable) establece Greenpeace una posible solución para sobrevivir a la sequía. En el país con más embalses del mundo (1.300) ya no tiene sentido, dicen, aplicar una política de grandes obras hidráulicas, desaconsejada, además, por la UE.
Los embalses, por cierto, fueron otra vez noticia ayer, al volver a aumentar sus reservas -por segunda semana consecutiva- gracias a las precipitaciones caídas. Ha llovido la mitad que la semana anterior, pero los pantanos han ganado lo mismo que en ese periodo -un 0,3%-, situándose al 39,6% de su capacidad (21.100 hectómetros cúbicos). Los que más se han beneficiado han sido los del Ebro, con 105 hectómetros cúbicos más.
No se puede decir que hayan ganado en calidad. Las cuencas de este río, no obstante, no están tan perjudicadas como las del Júcar, el Tajo y el Segura:
Ebro
Según la Confederación, el 43% de sus aguas tiene la calidad que exige la directiva europea, lo que convierte a este río en el más limpio de España después de los de las cuencas internas del País Vasco. Pero hay grandes problemas: 300.000 toneladas de residuos tóxicos en el embalse de Flix; aguas fecales que se vierten sin tratamiento en el 40% de los casos; especies exóticas que se cargan a las autóctonas; un 37% de los acuíferos contaminado por excrementos de animales... Greenpeace dice que los numerosos embalses de la zona han perjudicado al régimen de sedimentación de los cauces.
Tajo
Sólo el 2,72% de la masa hidráulica pasaría el examen.El alto consumo provoca una intensa regulación de los cauces (una presa por cada 112 kilómetros de río). El 80% de los acuíferos está contaminado y las «edificaciones, carreteras y aeropuertos impiden el correcto desarrollo de los ecosistemas». «La depuración de las aguas urbanas de Madrid es deficiente», concluyen los ecologistas.
Segura
Se salva el 1,9% de sus aguas. «Es paradigma de una pésima gestión y de una falta de control total», dice Greenpeace.A pesar de que no lleva caudal durante varios kilómetros (como el Júcar), tiene el segundo porcentaje de uso agrícola más elevado de España (89%) por la utilización extensiva del regadío. Genera un «importante» negocio ilegal: hay más de 1.000 denuncias por ejecución de pozos no autorizados.
Júcar
Sólo el 0,95% del agua tiene calidad. Se consume más de la que se tiene por culpa de la agricultura y el turismo (cada campo de golf gasta el equivalente al abastecimiento de 12.000 habitantes). Como la cosa siga igual, los humedales de la Albufera de Valencia están abocados a desaparecer. Greenpeace quiere que no se haga el trasvase del Júcar al Vinalopó