El ciclón obliga a evacuar a medio millón de personas en Cuba
Dom, 23/10/2005
La provincia de Pinar del Río y la Isla de la Juventud son de momento las zonas de Cuba más afectadas por los vientos y las intensas lluvias del huracán Wilma, que en su avance hacia Yucatán sólo ha tocado la isla de refilón. Sin embargo, todos los pronósticos coinciden en que a partir de esta noche o de mañana el ciclón afectará con fuerza la región occidental, y precisamente es esta incertidumbre y la larga espera lo que está generando mayor tensión y alarma en Cuba. Los evacuados en todo el país son ya 500.000 y en los lugares donde la situación es más grave el Ejército se ocupa de las labores de protección a la población.
Desde el jueves, las lluvias en Pinar del Río han sido intensas y se reportan acumulados de 100 milímetros en 24 horas a nivel provincial. En el municipio de Mantua cayeron 204 milímetros en sólo cuatro horas. Todos los ríos desde la capital pinareña hasta el municipio de Sandino, al oeste, están fuera de cauce; algunos incluso topan con las carreteras o los sobrepasan.
La lluvia se ha convertido en el problema principal. De los 31 embalses de la provincia, 20 están vertiendo y se prevé que en las próximas horas otros comenzarán a aliviar. Varios tornados han afectado a localidades de la zona. Sólo en esta provincia hay más de 232.000 personas evacuadas, la mayoría en casa de familiares y amigos, y la cifra puede aumentar en los próximos días.
Más allá de los daños provocados por Wilma, lo peor ahora es la incertidumbre. Según el Instituto Nacional de Meteorología, todos los modelos de pronóstico indican que el huracán recurvará hacia el noreste en algún momento y pasará muy próximo a Cuba. Algunos lo sitúan cruzando relativamente cerca la costa norte occidental, otros lo alejan más, y no se descarta tampoco que pueda azotar de forma directa territorio cubano como un ciclón de categoría uno o dos.
Inquietud palpable
Pese que ayer en La Habana se vivió un día bastante normal -salió el sol por momentos y las tiendas y comercios trabajaron-, la inquietud de la gente era palpable, y esto también preocupaba a las autoridades. 'Hay que evitar paralizar innecesariamente algunas actividades hasta que las condiciones lo permitan. No sabemos cuánto tiempo vamos a estar en esta situación y es necesario flexibilizar sin correr riesgos', dijo el segundo jefe de la Defensa Civil, coronel Luis Ángel Macareño, en un programa de televisión.
Por otra parte, una depresión que podría convertirse en una tormenta tropical, que a su vez podría pasar a ser un nuevo ciclón, comenzó a formarse ayer en el mar de las Antillas, informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, con sede en Miami.
Desde el jueves, las lluvias en Pinar del Río han sido intensas y se reportan acumulados de 100 milímetros en 24 horas a nivel provincial. En el municipio de Mantua cayeron 204 milímetros en sólo cuatro horas. Todos los ríos desde la capital pinareña hasta el municipio de Sandino, al oeste, están fuera de cauce; algunos incluso topan con las carreteras o los sobrepasan.
La lluvia se ha convertido en el problema principal. De los 31 embalses de la provincia, 20 están vertiendo y se prevé que en las próximas horas otros comenzarán a aliviar. Varios tornados han afectado a localidades de la zona. Sólo en esta provincia hay más de 232.000 personas evacuadas, la mayoría en casa de familiares y amigos, y la cifra puede aumentar en los próximos días.
Más allá de los daños provocados por Wilma, lo peor ahora es la incertidumbre. Según el Instituto Nacional de Meteorología, todos los modelos de pronóstico indican que el huracán recurvará hacia el noreste en algún momento y pasará muy próximo a Cuba. Algunos lo sitúan cruzando relativamente cerca la costa norte occidental, otros lo alejan más, y no se descarta tampoco que pueda azotar de forma directa territorio cubano como un ciclón de categoría uno o dos.
Inquietud palpable
Pese que ayer en La Habana se vivió un día bastante normal -salió el sol por momentos y las tiendas y comercios trabajaron-, la inquietud de la gente era palpable, y esto también preocupaba a las autoridades. 'Hay que evitar paralizar innecesariamente algunas actividades hasta que las condiciones lo permitan. No sabemos cuánto tiempo vamos a estar en esta situación y es necesario flexibilizar sin correr riesgos', dijo el segundo jefe de la Defensa Civil, coronel Luis Ángel Macareño, en un programa de televisión.
Por otra parte, una depresión que podría convertirse en una tormenta tropical, que a su vez podría pasar a ser un nuevo ciclón, comenzó a formarse ayer en el mar de las Antillas, informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, con sede en Miami.