La provincia de Cádiz encara la sequía en situación envidiable
Mar, 04/10/2005
A la cola en empleo pero, al menos, a la cabeza en un suministro básico como es el agua. Mientras en Madrid las reservas apenas alcanzan el 10 por ciento, en Vigo están quitando hasta las flores de los jardines para ahorrar agua, y aquí cerca, en Andalucía, se acaba de decretar la situación de excepcionalidad en Málaga y la Costa del Sol Occidental, la provincia de Cádiz afronta la sequía en una situación envidiable .
Esto es lo que aseguran tanto desde la Agencia Andaluza del Agua, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, a punto de asumir las competencias en toda la Zona Gaditana, así como desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), todavía con la voz cantante en la materia en parte de la cuenca. Desde esta última enfatizan que hay un amplio margen de garantías para que la provincia pueda resistir un tiempo prudencial la sequía en caso de que las lluvias no hagan finalmente su aparición este invierno.
A día de hoy, se calcula que hay agua suficiente para garantizar el abastecimiento de la población gaditana durante los dos próximos años, teniendo en cuenta por supuesto las puntas de turismo , los incrementos de población que no pocos municipios experimentan en temporada alta. De ahí que en la actualidad rece la situación de normalidad para los recursos hidrológicos de los que dispone la provincia. Y esto a pesar de que, en el último año, las cuencas y embalses han perdido buena parte de sus reservas, no llegando ahora a alcanzar el 50 por ciento. Incluso así, a día de hoy hay 762 hectómetros cúbicos almacenados en las cuencas del Barbate y el Guadalete, pero se han perdido 409 en 12 meses.
Otro gallo canta para aquellas localidades que no están conectadas a la red general, y que se abastecen por tanto de pozos y acuíferos. Muchas de ellas ya registran desde el pasado mes de agosto problemas con sus reservas embalsadas y algunas han tenido que recurrir a los cortes de agua por la noche, en algunos casos intermitentes, así como a los aportes de camiones cisternas, como es el caso de Villaluenga, Benaocaz, Ubrique, Grazalema, Alcalá de los Gazules y Puerto Serrano, o en el Campo de Gibraltar, la barriada de Pelayo, en Algeciras. Unas carencias que se han intentado solventar con la declaración de obras y medidas de emergencia, como ha ocurrido en Puerto Serrano, Jimena de la Frontera y Alcalá de los Gazules.
Con todo, ya se sabe que en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. De ahí que oficialmente se asegure que la provincia afronta con muchas garantías la sequía meteorológica. Sólo los más agoreros hablan ya de la posibilidad de adoptar algunas restricciones, pero exclusivamente para riego, para la próxima campaña agrícola, en caso de que no lloviera hasta la próxima primavera. Si no lloviera en todo el invierno, sí habría que hacerlo , apuntan desde la CHG que, en cualquier caso, dejan entrever que hablaríamos del peor de los casos, de la hipótesis más pesimista, que a priori no barajan.
De todos modos, esta medida excepcional o cualquier otra que ataña al suministro en la totalidad de la provincia gaditana ya competería tomarla a la Agencia Andaluza del Agua, toda vez que será este organismo el que tendrá las plenas competencias a partir del próximo mes de enero.
Con ello, se pondrá fin a la peculiar bicefalia que rige en la actualidad, con la Agencia, a través de la Dirección General de la Cuenca Mediterránea Andaluza, al mando de la franja que gestionaba la antigua Confederación Hidrográfica del Sur (cuyos medios y servicios fueron traspasados por la Administración central a la Junta de Andalucía en enero pasado), que se extiende entre el Campo de Gibraltar y la desembocadura del río Almanzora (Almería), y con la CHG gestionando la Cuenca Atlántica, en la que se incluyen los ríos gaditanos Guadalete y Barbate, junto al Tinto, Odiel, Piedras y Chanzas, en tierras onubenses.
Así pues, desde el 1 de enero del 2006 todo estará en manos de la Junta, que tiene previsto comenzar a gestionar la cuenca Atlántica del mismo modo que ha hecho con la Mediterránea, creando un nuevo organismo con rango de Dirección General. Su futuro titular no está aún decidido, aunque hay ya algunos candidatos y candidatas . Sus funciones serán primas hermanas pues a las que tiene la Dirección Mediterránea: gestionar todo lo relacionado con el plan hidrológico específico para la zona, elaborar planes de sequía, prevención de inundaciones, ordenación de extracciones en los acuíferos y concesiones sobre uso y aprovechamiento del dominio público hidráulico.
Volviendo a la hipótesis más pesimista, a las restricciones para riego que se adoptarían en caso de que no llueva en todo el invierno, estaríamos hablando de regular estas medidas excepcionales a través de un decreto similar al que acaba de dictar la consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, para Málaga. Un decreto que no establece cortes para el consumo humano (lo que algunos llaman agua de boca) aunque limita el uso suntuario del agua y los usos agrícolas, en función de los cultivos y la rentabilidad social.
Esto es lo que aseguran tanto desde la Agencia Andaluza del Agua, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, a punto de asumir las competencias en toda la Zona Gaditana, así como desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), todavía con la voz cantante en la materia en parte de la cuenca. Desde esta última enfatizan que hay un amplio margen de garantías para que la provincia pueda resistir un tiempo prudencial la sequía en caso de que las lluvias no hagan finalmente su aparición este invierno.
A día de hoy, se calcula que hay agua suficiente para garantizar el abastecimiento de la población gaditana durante los dos próximos años, teniendo en cuenta por supuesto las puntas de turismo , los incrementos de población que no pocos municipios experimentan en temporada alta. De ahí que en la actualidad rece la situación de normalidad para los recursos hidrológicos de los que dispone la provincia. Y esto a pesar de que, en el último año, las cuencas y embalses han perdido buena parte de sus reservas, no llegando ahora a alcanzar el 50 por ciento. Incluso así, a día de hoy hay 762 hectómetros cúbicos almacenados en las cuencas del Barbate y el Guadalete, pero se han perdido 409 en 12 meses.
Otro gallo canta para aquellas localidades que no están conectadas a la red general, y que se abastecen por tanto de pozos y acuíferos. Muchas de ellas ya registran desde el pasado mes de agosto problemas con sus reservas embalsadas y algunas han tenido que recurrir a los cortes de agua por la noche, en algunos casos intermitentes, así como a los aportes de camiones cisternas, como es el caso de Villaluenga, Benaocaz, Ubrique, Grazalema, Alcalá de los Gazules y Puerto Serrano, o en el Campo de Gibraltar, la barriada de Pelayo, en Algeciras. Unas carencias que se han intentado solventar con la declaración de obras y medidas de emergencia, como ha ocurrido en Puerto Serrano, Jimena de la Frontera y Alcalá de los Gazules.
Con todo, ya se sabe que en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. De ahí que oficialmente se asegure que la provincia afronta con muchas garantías la sequía meteorológica. Sólo los más agoreros hablan ya de la posibilidad de adoptar algunas restricciones, pero exclusivamente para riego, para la próxima campaña agrícola, en caso de que no lloviera hasta la próxima primavera. Si no lloviera en todo el invierno, sí habría que hacerlo , apuntan desde la CHG que, en cualquier caso, dejan entrever que hablaríamos del peor de los casos, de la hipótesis más pesimista, que a priori no barajan.
De todos modos, esta medida excepcional o cualquier otra que ataña al suministro en la totalidad de la provincia gaditana ya competería tomarla a la Agencia Andaluza del Agua, toda vez que será este organismo el que tendrá las plenas competencias a partir del próximo mes de enero.
Con ello, se pondrá fin a la peculiar bicefalia que rige en la actualidad, con la Agencia, a través de la Dirección General de la Cuenca Mediterránea Andaluza, al mando de la franja que gestionaba la antigua Confederación Hidrográfica del Sur (cuyos medios y servicios fueron traspasados por la Administración central a la Junta de Andalucía en enero pasado), que se extiende entre el Campo de Gibraltar y la desembocadura del río Almanzora (Almería), y con la CHG gestionando la Cuenca Atlántica, en la que se incluyen los ríos gaditanos Guadalete y Barbate, junto al Tinto, Odiel, Piedras y Chanzas, en tierras onubenses.
Así pues, desde el 1 de enero del 2006 todo estará en manos de la Junta, que tiene previsto comenzar a gestionar la cuenca Atlántica del mismo modo que ha hecho con la Mediterránea, creando un nuevo organismo con rango de Dirección General. Su futuro titular no está aún decidido, aunque hay ya algunos candidatos y candidatas . Sus funciones serán primas hermanas pues a las que tiene la Dirección Mediterránea: gestionar todo lo relacionado con el plan hidrológico específico para la zona, elaborar planes de sequía, prevención de inundaciones, ordenación de extracciones en los acuíferos y concesiones sobre uso y aprovechamiento del dominio público hidráulico.
Volviendo a la hipótesis más pesimista, a las restricciones para riego que se adoptarían en caso de que no llueva en todo el invierno, estaríamos hablando de regular estas medidas excepcionales a través de un decreto similar al que acaba de dictar la consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, para Málaga. Un decreto que no establece cortes para el consumo humano (lo que algunos llaman agua de boca) aunque limita el uso suntuario del agua y los usos agrícolas, en función de los cultivos y la rentabilidad social.