Albufera Valencia está 'condenada a desaparecer', según expertos
Mar, 13/09/2005
La Albufera de Valencia está condenada a desaparecer como humedal funcionalmente vivo debido a su situación hídrica "insostenible", según dos especialistas, autores de un artículo dedicado al Parque Natural que publica la revista "La Garcilla" de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife).
Según explican el ornitólogo Mario Giménez y el biólogo Joan Miquel Benavent, la Albufera de Valencia está "muy lejos" del objetivo del buen estado ecológico que marca la Directiva Marco del Agua para todas las aguas europeas en 2015.
La causa que explica el "pésimo" estado de salud de la laguna es, a juicio de los autores, la reducción del 70 por ciento en los últimos 25 años de los aportes procedentes del río Júcar, que aseguran, será todavía menor en los próximos años.
Mantienen que la puesta en funcionamiento de las infraestructuras de modernización de los regadíos tradicionales de la Acequia Real del Júcar, que serán atendidos mayoritariamente mediante riego por goteo, agudizará todavía más el déficit hídrico.
Casi veinte años después de su declaración como Parque Natural, en julio de 1986, y del establecimiento de un plan de saneamiento, para el que se han utilizado nueve depuradoras y diversas redes de colectores de agua, la gran laguna valenciana continúa siendo un sistema "hipertrófico" dominado por la contaminación, indican los autores.
A la mengua de los aportes hay que sumar los problemas de contaminación que perviven en las 21.000 hectáreas que protegen el Parque Natural, incluido en la lista de humedales de importancia internacional del Convenio Ramsar y designado Zona Especial de Protección para las Aves (ZEPA).
Giménez y Benavent señalan en su artículo que en la actualidad la Albufera valenciana recibe entradas excesivas de materia orgánica y nutrientes inorgánicos, compuestos de nitrógeno y fósforo, así como de vertidos directos sin depurar de origen urbano e industrial.
Como solución al problema, los autores apuestan por un plan de sostenibilidad hídrica, capaz de establecer un mínimo caudal de agua limpia, que permita mantener la vinculación del humedal con el río Júcar a través de su Acequia Real.
Asimismo, recomiendan un tratamiento terciario para todas las depuradoras del sistema y una naturalización de los efluentes con filtros para el aprovechamiento de estas aguas en el humedal.
Según explican el ornitólogo Mario Giménez y el biólogo Joan Miquel Benavent, la Albufera de Valencia está "muy lejos" del objetivo del buen estado ecológico que marca la Directiva Marco del Agua para todas las aguas europeas en 2015.
La causa que explica el "pésimo" estado de salud de la laguna es, a juicio de los autores, la reducción del 70 por ciento en los últimos 25 años de los aportes procedentes del río Júcar, que aseguran, será todavía menor en los próximos años.
Mantienen que la puesta en funcionamiento de las infraestructuras de modernización de los regadíos tradicionales de la Acequia Real del Júcar, que serán atendidos mayoritariamente mediante riego por goteo, agudizará todavía más el déficit hídrico.
Casi veinte años después de su declaración como Parque Natural, en julio de 1986, y del establecimiento de un plan de saneamiento, para el que se han utilizado nueve depuradoras y diversas redes de colectores de agua, la gran laguna valenciana continúa siendo un sistema "hipertrófico" dominado por la contaminación, indican los autores.
A la mengua de los aportes hay que sumar los problemas de contaminación que perviven en las 21.000 hectáreas que protegen el Parque Natural, incluido en la lista de humedales de importancia internacional del Convenio Ramsar y designado Zona Especial de Protección para las Aves (ZEPA).
Giménez y Benavent señalan en su artículo que en la actualidad la Albufera valenciana recibe entradas excesivas de materia orgánica y nutrientes inorgánicos, compuestos de nitrógeno y fósforo, así como de vertidos directos sin depurar de origen urbano e industrial.
Como solución al problema, los autores apuestan por un plan de sostenibilidad hídrica, capaz de establecer un mínimo caudal de agua limpia, que permita mantener la vinculación del humedal con el río Júcar a través de su Acequia Real.
Asimismo, recomiendan un tratamiento terciario para todas las depuradoras del sistema y una naturalización de los efluentes con filtros para el aprovechamiento de estas aguas en el humedal.