La sequía deja el caudal de los ríos cerca de sus mínimos históricos
Dom, 04/09/2005
Los ríos de la cuenca del Ebro han visto sus caudales muy mermados por la sequía y en algunos casos han estado a punto de quedarse completamente secos. Sólo la existencia de algunas tormentas aisladas y la especial vigilancia de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) han evitado el desastre. El Gobierno de Aragón confirmó que no ha sido necesario rescatar peces que hubieran quedado atrapados en ninguna poza.
La vigilancia especial sobre los caudales ecológicos ha incluido una inspección constante para evitar detracciones ilegales, de las que se han descubierto algunas en el Guatizalema. En el Gállego, sólo se han autorizado entre un 20 % y un 33 %, según el momento, de los suministros habituales para garantizar el caudal ecológico, dado que es el principal uso del agua según marca la normativa española.
Más de la mitad de las estaciones de medida han registrado niveles que se sitúan entre los más bajos de la historia. El Flúmen en Albalatillo, por ejemplo, registró el pasado 29 de agosto su caudal más bajo, desde que se tiene registros, con 2 metros cúbicos por segundo.
Como sucede en el Alcanadre o el Guatizalema, estos datos se deben a que apenas existen escorrentías sobrantes de los regadíos de la zona.
También son muy bajos los registros del Esca en Sigüés (0,6 metros cúbicos por segundo), el Jalón en Grisén (0,04), el Alcanadre en Peralta de Alfocea (0,1) o el Gállego en Santa Eulalia (10,3). Todos ellos se sitúan por debajo de los registros más bajos desde que hay mediciones de caudal y sólo han sido menores entre un 2 % y un 9 % de las ocasiones.
Son llamativos los escasos caudales (siempre referidos al mes de agosto) del Jiloca en Morata de Jiloca (0,1 metros cúbicos por segundo), el Pena en Valderrobres (0,05), el Isábena en Capella (0,6), el Martín en Oliete (0,3) o el Piedra en Nuévalos (0,9). En este caso, los registros han sido inferiores a estos en un 20 % de los años.
El Ebro también ha estado durante varios días de este verano por debajo del nivel mínimo de seguridad, que se sitúa en 30 metros cúbicos por segundo. Por ejemplo, entre el 25 y el 29 de agosto, el caudal estuvo entre los 24,5 metros cúbicos por segundo y los 29, y una altura del nivel del agua que rondaba los 60 centímetros.
Fuentes de la Confederación Hidrográfica explicaron que los registros más bajos se han dado en zonas donde no hay sobrantes de riegos y en las cabeceras de algunos cauces. Sin embargo, en los ríos en los que existía la posibilidad de modular caudales por la existencia de embalses, se ha trabajado para garantizar los mínimos ecológicos.
Por este motivo, el mínimo absoluto sólo se ha registrado en un punto, a pesar de que la sequía es una de las más fuertes del último siglo. En el Ebro, el caudal de seguridad se ha respetado en mayor medida que los años 2003 y 2002, en los que no hubo una sequía como la actual. De hecho, en 2002 el nivel del río osciló durante todo el verano entre los 16 metros cúbicos y los 21 o 25.
En el caso del Ebro ha sido muy importante que el embalse de cabecera del río, situado en Cantabria, se llenó este invierno y ha podido ir regulando los caudales durante todo el verano. Además, se han aportado caudales desde el embalse de Itoiz, que está en pleno proceso de desembalse en pruebas y aportar casi la mitad del caudal ecológico del río Aragón.
Fuentes del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón explicaron que las poblaciones de peces por el momento han podido irse desplazando a las zonas donde hay más cantidad de agua. Hasta la fecha, no se han registrado altas concentraciones de peces en pozas donde sea necesario aplicar la pesca eléctrica y rescatarlos para evitar su muerte. No obstante, no descartan que esto se pueda producir en el caso de que la sequía continuara.
En Cataluña, la Agencia Catalana del Agua ha abierto expedientes sancionadores a ocho empresas hidroeléctricas por consumir más agua de la permitida y dejar literalmente seco el río. También se han advertido a 40 municipios por el mismo problema.
La vigilancia especial sobre los caudales ecológicos ha incluido una inspección constante para evitar detracciones ilegales, de las que se han descubierto algunas en el Guatizalema. En el Gállego, sólo se han autorizado entre un 20 % y un 33 %, según el momento, de los suministros habituales para garantizar el caudal ecológico, dado que es el principal uso del agua según marca la normativa española.
Más de la mitad de las estaciones de medida han registrado niveles que se sitúan entre los más bajos de la historia. El Flúmen en Albalatillo, por ejemplo, registró el pasado 29 de agosto su caudal más bajo, desde que se tiene registros, con 2 metros cúbicos por segundo.
Como sucede en el Alcanadre o el Guatizalema, estos datos se deben a que apenas existen escorrentías sobrantes de los regadíos de la zona.
También son muy bajos los registros del Esca en Sigüés (0,6 metros cúbicos por segundo), el Jalón en Grisén (0,04), el Alcanadre en Peralta de Alfocea (0,1) o el Gállego en Santa Eulalia (10,3). Todos ellos se sitúan por debajo de los registros más bajos desde que hay mediciones de caudal y sólo han sido menores entre un 2 % y un 9 % de las ocasiones.
Son llamativos los escasos caudales (siempre referidos al mes de agosto) del Jiloca en Morata de Jiloca (0,1 metros cúbicos por segundo), el Pena en Valderrobres (0,05), el Isábena en Capella (0,6), el Martín en Oliete (0,3) o el Piedra en Nuévalos (0,9). En este caso, los registros han sido inferiores a estos en un 20 % de los años.
El Ebro también ha estado durante varios días de este verano por debajo del nivel mínimo de seguridad, que se sitúa en 30 metros cúbicos por segundo. Por ejemplo, entre el 25 y el 29 de agosto, el caudal estuvo entre los 24,5 metros cúbicos por segundo y los 29, y una altura del nivel del agua que rondaba los 60 centímetros.
Fuentes de la Confederación Hidrográfica explicaron que los registros más bajos se han dado en zonas donde no hay sobrantes de riegos y en las cabeceras de algunos cauces. Sin embargo, en los ríos en los que existía la posibilidad de modular caudales por la existencia de embalses, se ha trabajado para garantizar los mínimos ecológicos.
Por este motivo, el mínimo absoluto sólo se ha registrado en un punto, a pesar de que la sequía es una de las más fuertes del último siglo. En el Ebro, el caudal de seguridad se ha respetado en mayor medida que los años 2003 y 2002, en los que no hubo una sequía como la actual. De hecho, en 2002 el nivel del río osciló durante todo el verano entre los 16 metros cúbicos y los 21 o 25.
En el caso del Ebro ha sido muy importante que el embalse de cabecera del río, situado en Cantabria, se llenó este invierno y ha podido ir regulando los caudales durante todo el verano. Además, se han aportado caudales desde el embalse de Itoiz, que está en pleno proceso de desembalse en pruebas y aportar casi la mitad del caudal ecológico del río Aragón.
Fuentes del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón explicaron que las poblaciones de peces por el momento han podido irse desplazando a las zonas donde hay más cantidad de agua. Hasta la fecha, no se han registrado altas concentraciones de peces en pozas donde sea necesario aplicar la pesca eléctrica y rescatarlos para evitar su muerte. No obstante, no descartan que esto se pueda producir en el caso de que la sequía continuara.
En Cataluña, la Agencia Catalana del Agua ha abierto expedientes sancionadores a ocho empresas hidroeléctricas por consumir más agua de la permitida y dejar literalmente seco el río. También se han advertido a 40 municipios por el mismo problema.