Los depósitos pluviales evitan 522 toneladas anuales de vertidos en el mar
Mié, 17/08/2005
Además de prevenir inundaciones, los depósitos pluviales subterráneos de Barcelona evitan que 522 toneladas de residuos, buena parte de ellos contaminantes, vayan a parar al Mediterráneo. Ésta es la cantidad de porquería que estos enormes recipientes -hay siete en funcionamiento, con una capacidad global equivalente a 133 piscinas olímpicas- retuvieron el año pasado en los días de fuertes lluvias, habituales a finales del verano y en otoño. De no haber sido contenidos en estas cisternas, los desperdicios habrían desembocado desde el alcantarillado de la ciudad directamente al mar, sin pasar previamente por las depuradoras para su tratamiento. Esto habría ocurrido porque en momentos de grandes avenidas las plantas de tratamiento ven desbordada su capacidad y dejan que el agua sucia -la de la lluvia y la residual, que comparten red- fluya hasta el litoral, ensuciándolo.
El funcionamiento de estos depósitos es sencillo, aunque su control es complejo y se hace de manera automatizada con modernas tecnologías de predicción meteorológica, así como de gestión de la red de alcantarillado y de colectores. Estas operaciones se supervisan desde los centros locales existentes en cada instalación y desde el edificio de Clavegueram de Barcelona, SA (Clabsa), la empresa participada por el Ayuntamiento que se ocupa del sistema de saneamiento, ubicado en la Zona Franca. Mientras dura la lluvia, el agua va a parar a los depósitos pluviales y se queda allí, almacenada. Cuando cesan las precipitaciones, el líquido se suelta poco a poco y vuelve a fluir hasta las depuradoras y, de éstas, al mar. Posteriormente, los depósitos se limpian con aguas freáticas.
Barcelona cuenta con una red de depósitos de recogida de aguas de lluvia que comenzó a funcionar en 1999. Su función es regular el caudal del alcantarillado y de colectores que hay en las zonas que se encuentran en cotas inferiores. Los siete existentes están en Zona Universitària (con capacidad para 145.000 m3 de agua, el equivalente a 42 piscinas olímpicas), Bori i Fontestà (93.000 m3, como 27 piscinas olímpicas), parque de Joan Miró (70.000 m3, 20 piscinas), jardines Doctors Dolsa (61.500 m3, 15 piscinas), Taulat/Fòrum (50.000 m3, 14 piscinas), Escola Industrial (35.000 m3, 10 piscinas) y parque Central de Nou Barris (18.000 m3, 5 piscinas). Está prevista la construcción de otros dos depósitos, ambos relacionados con las obras de la línea de ferrocarril de alta velocidad a su paso por el interior de la ciudad. Uno, con capacidad para 85.000 m3 de agua (como 24 piscinas olímpicas), estará en las inmediaciones de la estación de Sagrera, y el otro (9.200 m3,
3 piscinas), en Mallorca/Urgell. El Ayuntamiento prevé que estos dos depósitos estén listos antes del 2009.
Con estos proyectos se cumplirá el 98% de los objetivos del plan especial de alcantarillado de Barcelona 1997-2007 (Peclab). El 2% restante se completará con actuaciones de menor envergadura. Este tipo de depósitos, que existen en ciudades -Burdeos, París o Santander entre ellas-, se diseñan a partir de los datos obtenidos en periodos de retorno de diez años; es decir, teniendo en cuenta las principales riadas acontecidas en la última década. 'Los técnicos consideran que estos valores son suficientes', aseguró ayer Francesc Narváez, concejal de servicios Urbanos y Mantenimiento durante una visita al depósito del parque de Joan Miró. Con todo, la seguridad no es del cien por cien. 'En episodios de lluvias torrenciales excepcionales, estos depósitos pueden quedarse pequeños', admitió el edil.
Durante la última tormenta del 2 de agosto, los depósitos se llenaron de media al 30%. Con todo, las playas de la ciudad se ensuciaron. Narváez reconoció que parte del problema pudo deberse a que el sistema de contención se desbordara en algunas zonas, 'debido a la intensidad de las lluvias' (el depósito de Taulat/Fòrum se llenó por completo), pero, en su opinión, lo ocurrido se debió, sobre todo, a que 'otros municipios del área metropolitana no tienen un sistema como el de Barcelona', en referencia a las poblaciones costeras del norte de la ciudad. El edil recordó, además, que por el río Besòs también bajó una gran cantidad de residuos que fue a parar al mar.
El funcionamiento de estos depósitos es sencillo, aunque su control es complejo y se hace de manera automatizada con modernas tecnologías de predicción meteorológica, así como de gestión de la red de alcantarillado y de colectores. Estas operaciones se supervisan desde los centros locales existentes en cada instalación y desde el edificio de Clavegueram de Barcelona, SA (Clabsa), la empresa participada por el Ayuntamiento que se ocupa del sistema de saneamiento, ubicado en la Zona Franca. Mientras dura la lluvia, el agua va a parar a los depósitos pluviales y se queda allí, almacenada. Cuando cesan las precipitaciones, el líquido se suelta poco a poco y vuelve a fluir hasta las depuradoras y, de éstas, al mar. Posteriormente, los depósitos se limpian con aguas freáticas.
Barcelona cuenta con una red de depósitos de recogida de aguas de lluvia que comenzó a funcionar en 1999. Su función es regular el caudal del alcantarillado y de colectores que hay en las zonas que se encuentran en cotas inferiores. Los siete existentes están en Zona Universitària (con capacidad para 145.000 m3 de agua, el equivalente a 42 piscinas olímpicas), Bori i Fontestà (93.000 m3, como 27 piscinas olímpicas), parque de Joan Miró (70.000 m3, 20 piscinas), jardines Doctors Dolsa (61.500 m3, 15 piscinas), Taulat/Fòrum (50.000 m3, 14 piscinas), Escola Industrial (35.000 m3, 10 piscinas) y parque Central de Nou Barris (18.000 m3, 5 piscinas). Está prevista la construcción de otros dos depósitos, ambos relacionados con las obras de la línea de ferrocarril de alta velocidad a su paso por el interior de la ciudad. Uno, con capacidad para 85.000 m3 de agua (como 24 piscinas olímpicas), estará en las inmediaciones de la estación de Sagrera, y el otro (9.200 m3,
3 piscinas), en Mallorca/Urgell. El Ayuntamiento prevé que estos dos depósitos estén listos antes del 2009.
Con estos proyectos se cumplirá el 98% de los objetivos del plan especial de alcantarillado de Barcelona 1997-2007 (Peclab). El 2% restante se completará con actuaciones de menor envergadura. Este tipo de depósitos, que existen en ciudades -Burdeos, París o Santander entre ellas-, se diseñan a partir de los datos obtenidos en periodos de retorno de diez años; es decir, teniendo en cuenta las principales riadas acontecidas en la última década. 'Los técnicos consideran que estos valores son suficientes', aseguró ayer Francesc Narváez, concejal de servicios Urbanos y Mantenimiento durante una visita al depósito del parque de Joan Miró. Con todo, la seguridad no es del cien por cien. 'En episodios de lluvias torrenciales excepcionales, estos depósitos pueden quedarse pequeños', admitió el edil.
Durante la última tormenta del 2 de agosto, los depósitos se llenaron de media al 30%. Con todo, las playas de la ciudad se ensuciaron. Narváez reconoció que parte del problema pudo deberse a que el sistema de contención se desbordara en algunas zonas, 'debido a la intensidad de las lluvias' (el depósito de Taulat/Fòrum se llenó por completo), pero, en su opinión, lo ocurrido se debió, sobre todo, a que 'otros municipios del área metropolitana no tienen un sistema como el de Barcelona', en referencia a las poblaciones costeras del norte de la ciudad. El edil recordó, además, que por el río Besòs también bajó una gran cantidad de residuos que fue a parar al mar.