La sequía anticipa el corte del agua para riego al 1 de septiembre
Mié, 17/08/2005
La medida tomada por el Ministerio de Medio Ambiente afectará a cultivos de regadío anuales como el olivar y frutales, además del algodón
alfonso alba
n CÓRDOBA. El Gobierno y los regantes han comenzado a verle el fondo a los pantanos de la Cuenca del Guadalquivir y han decidido frenar el desembalse de agua para riego a partir del 1 de septiembre. En esa fecha, los regantes ya habrán aprovechado los 1.350 hectómetros cúbicos acordados el pasado 16 de mayo y el nivel de los embalses rondará el 35 por ciento, según los cálculos del Ministerio de Medio Ambiente. Esta decisión adelanta en medio mes el final normal de la campaña de riegos de verano, fijada para mediados de septiembre.
De momento, la medida sólo afectará a los agricultores que se benefician del agua procedente del Sistema de Regulación General de la Cuenca del Guadalquivir, ya que se podrán seguir aprovechando los pozos y las escorrentías de los canales, en caso de que no lleguen las ansiadas lluvias. El presidente de la Federación de Regantes del Guadalquivir (Feragua), Pedro Parias, sostiene que los únicos cultivos que se verán afectados son los que necesitan un riego anual, como el olivar y los frutales. Sin embargo, la falta de agua también se dejará sentir en el algodón, ya que aún requerirá el agua durante los primeros días de septiembre, según Parias.
No obstante, el plazo se extenderá hasta el día 15 de septiembre para aquellas comunidades de regantes que no hayan consumido el volumen de agua prometido por el Gobierno durante la comisión de desembalses del pasado 16 de mayo y para las que sean técnicamente viables por proximidad a algún pantano , según informó ayer el Ministerio de Medio Ambiente.
Pese a que el nivel de agua almacenada en las presas del Guadalquivir rondará el 35 por ciento a principios de septiembre, el Ministerio califica la situación de normal para el final de la campaña de riegos de temporada y para el inicio de un nuevo año hidrológico , que comenzará en octubre y finalizará en septiembre de 2006. Sin embargo, Medio Ambiente reconoce que si las lluvias no son las habituales a partir del otoño y se repite la situación de este pasado invierno, con un enero en el que técnicamente no cayó ni una gota, podría hablarse de prealerta y habría que tomar las medidas pertinentes y empezar a buscar alternativas al regadío.
Un año seco ha sido suficiente para demostrar la fragilidad hídrica andaluza. La expansión de las parcelas destinadas al regadío en la comunidad ha anulado la capacidad de ahorro de agua en la cuenca del Guadalquivir. En total, se estima que la superficie regada por los pantanos de este río ha crecido un 60 por ciento en los diez últimos años, según un informe del profesor de la Universidad de Córdoba, Emilio Camacho.
alfonso alba
n CÓRDOBA. El Gobierno y los regantes han comenzado a verle el fondo a los pantanos de la Cuenca del Guadalquivir y han decidido frenar el desembalse de agua para riego a partir del 1 de septiembre. En esa fecha, los regantes ya habrán aprovechado los 1.350 hectómetros cúbicos acordados el pasado 16 de mayo y el nivel de los embalses rondará el 35 por ciento, según los cálculos del Ministerio de Medio Ambiente. Esta decisión adelanta en medio mes el final normal de la campaña de riegos de verano, fijada para mediados de septiembre.
De momento, la medida sólo afectará a los agricultores que se benefician del agua procedente del Sistema de Regulación General de la Cuenca del Guadalquivir, ya que se podrán seguir aprovechando los pozos y las escorrentías de los canales, en caso de que no lleguen las ansiadas lluvias. El presidente de la Federación de Regantes del Guadalquivir (Feragua), Pedro Parias, sostiene que los únicos cultivos que se verán afectados son los que necesitan un riego anual, como el olivar y los frutales. Sin embargo, la falta de agua también se dejará sentir en el algodón, ya que aún requerirá el agua durante los primeros días de septiembre, según Parias.
No obstante, el plazo se extenderá hasta el día 15 de septiembre para aquellas comunidades de regantes que no hayan consumido el volumen de agua prometido por el Gobierno durante la comisión de desembalses del pasado 16 de mayo y para las que sean técnicamente viables por proximidad a algún pantano , según informó ayer el Ministerio de Medio Ambiente.
Pese a que el nivel de agua almacenada en las presas del Guadalquivir rondará el 35 por ciento a principios de septiembre, el Ministerio califica la situación de normal para el final de la campaña de riegos de temporada y para el inicio de un nuevo año hidrológico , que comenzará en octubre y finalizará en septiembre de 2006. Sin embargo, Medio Ambiente reconoce que si las lluvias no son las habituales a partir del otoño y se repite la situación de este pasado invierno, con un enero en el que técnicamente no cayó ni una gota, podría hablarse de prealerta y habría que tomar las medidas pertinentes y empezar a buscar alternativas al regadío.
Un año seco ha sido suficiente para demostrar la fragilidad hídrica andaluza. La expansión de las parcelas destinadas al regadío en la comunidad ha anulado la capacidad de ahorro de agua en la cuenca del Guadalquivir. En total, se estima que la superficie regada por los pantanos de este río ha crecido un 60 por ciento en los diez últimos años, según un informe del profesor de la Universidad de Córdoba, Emilio Camacho.