La sequía estructural de Murcia
Mar, 12/07/2005
Murcia continúa sobreexplotando sus reservas subterráneas inmersa en su particular neodesarrollismo, pese a que los déficit de recursos la han convertido en una región hiperdependiente del agua del Tajo. Es verdad que 'está en la UVI', como dicen sus regantes; pero asistida y 'entubada' al gran acueducto que le da sustento. Ecologistas, expertos de la Universidad y el Gobierno de Castilla-La Mancha han denunciado la contradicción que supone que en paralelo a tales carencias hayan crecido aquí los regadíos los últimos años. Los recursos hídricos limitados, unas expectativas de crecimiento desbocadas (desatadas al calor de cada anuncio de que vendrá más agua) y la sobreexplotación de las reservas del subsuelo dan como resultado una sequía estructural.
Julia Martínez Fernández, investigadora del departamento de ecología de la Universidad de Murcia, señala que en la cuenca del Segura se consume al año el doble del agua de la que se va disponiendo de manera natural. 'Es como si una familia ganara al mes 2.000 euros y se gastara 4.000 euros', dice.
En la cuenca se generan unos 1.000 hectómetros cúbicos al año (incluyendo la transferencia media del Tajo), mientras que el consumo ronda los 2.300 hectómetros. Es decir, el gasto supera un 230% el caudal que se obtiene. 'El resto sale de las reservas subterráneas, que van agotando los acuíferos', señala. 'Es la cuenca europea con más desequilibrios entre el agua que produce y la que consume', resume Julia Martínez.
La consecuencia más inmediata es el progresivo agotamiento de las reservas subterráneas: la antesala de la desertificación. En la zona de Moratalla y Caravana, en el noroeste de la provincia, se ha detectado desde hace unos tres años la progresiva desaparición de manantiales y fuentes naturales, así como de veneros que alimentaban riegos tradicionales. La responsabilidad ha sido atribuida a la irrupción de grandes empresas hortofrutícolas ligadas a capitales de Águilas y Cartagena que han comprado tierras para transformar en regadío y que también han 'pinchado' la tierra para aprovechar el caudal subterráneo para llevárselo a la costa. Se ha puesto en jaque, así, un incipiente turismo de naturaleza y el agroturismo.
Ecologistas en Acción en Murcia ha denunciado durante los últimos años la preparación y roturación continua de nuevas tierras (desmontes para crear invernaderos, incluso en espacios protegidos) para ser destinadas a regadíos, pese a que la ampliación de éstos está prohibida por el plan de la cuenca del Segura (1998). Juan Antonio Conesa, portavoz de este grupo, explica que muchas veces las ampliaciones se han camuflado en proyectos de modernización de regadíos. 'Habría que hacer una gran auditoría para ver cuántos regadíos hay y de dónde se saca el agua, para ver la viabilidad social y ambiental que tienen', dice. La Junta de Castilla-La Mancha ha lanzado hacia el gobierno regional de Murcia esta misma acusación.
Parte de la sobreexplotación se ha propiciado por un uso del agua sin suficiente control público hasta que se han dado por buenas las sucesivas ampliaciones alegales, todo ello acompañado de un mercado negro de este recurso, según la investigadora Julia Martínez. 'La gente dice que compra 'acciones' de pozos, pese a que la ley no te permite pasar a un tercero una masa de agua, pues habría que pedir permiso a la Confederación y cambiar las condiciones de la concesión. Incluso, el anterior presidente de la Confederación ha reconocido que había sido incapaz de controlar el movimiento real del agua', dice Julia Martínez. Mientras, la Fiscalía mantiene abierta una investigación por la apertura durante años de 2.000 pozos que la Confederación Hidrográfica del Segura habría ignorado, pese a las denuncias.
José Salvador Fuentes Zorita, presidente de la Confederación del Segura, niega rotundamente que se hayan hecho nuevos regadios desde 1998 tanto en el perímetro de la zona regable con agua del Tajo como fuera. Incluso, dice que se podrían poner en regadío unas 30.000 ha más. En 1998 -según datos obtenidos por teledetección- había 280.000 ha de regadío y ahora hay 250.000.
Al conocer estos números, la investigadora Julia Martínez se lleva las manos a la cabeza. Manejando sólo datos de la región de Murcia -replica- todos los estudios señalan que hay una horquilla de entre 230.000 y 240.000 hectáreas de regadío en esta región, mientras que el gobierno murciano no reconoce que existan más de 160.000 hectáreas. 'Existen entre 70.000 y 80.000 más hectáreas de regadío que las que reconoce la región de Murcia', dice Julia Martínez antes de relatar media docena de estudios que avalan su valoración de los datos.
Atención a lo que dice Pedro Lencina, presidente del sindicato Coag, quien sostiene que 'el número de regadíos que se han ampliado es una miseria'. Lencina dice que 'han ampliado regadíos quienes han tenido posibilidades de comprar agua, porque el que tiene más billetes, más agua compra; y el que tiene agua puede extenderse y comprar las tierra del vecino'. De todas maneras, ahora parece haberse frenado esta expansión del regadío, afirma, con la llegada del 'boom' inmobiliario. 'Quienes han ampliado los regadíos han sido aquellos que han querido blanquear el dinero y hacer su pelotazo antes de que se unificara la moneda, pero no son profesionales de la agricultura, sino capitales de otros sectores que aterrizaron aquí'.
Fuentes Zorita, el responsable de la Confederación, admite que en todo caso se pueden dar casos de personas que tienen una autorización para regar una zona con un pozo y regar otra; o que extraen más agua de la autorizada. En este punto, enseña una lista con 16 sanciones efectivas y otros 7 expedientes 'por riego abusivo' correspondientes a su mandato (un año largo), en donde destaca una propuesta de sanción de 450.000 euros y dos de algo más de 300.000 euros. En todo caso, Fuentes Zorita admite la mala imagen y fama de desgobierno de la Confederación pero dice que hay que tener cuenta que 'sólo llevamos 14 meses'.
María Teresa Pérez Picazo, catedrática de Historia e Instituciones Económicas de la Facultad de Económicas de Murcia, sostiene que el desarrollo agrícola y urbanístico de la región está por encima de las limitaciones naturales que impone este territorio semiárido. Nos encontramos ahora -expone- ante las consecuencias del regeneracionismo hidráulico promovido por Joaquin Costa, cuya filosofía ha dominado y atravesado tres siglos. La política de grandes obras hidráulicas (canalizaciones, embalses y luego trasvases) con dinero público, realimentada con los avances tecnológicos, cobró todo su esplendor en el franquismo -que la adaptó dándoles también usos hidroeléctricos a los pantanos- e inspiró tanto el plan hidrológico del ex ministro socialista Josep Borrell como el fracasado trasvase del Ebro promovido por el PP. Aunque en esta última etapa, el objetivo de mover el agua no era para el regadío, sino para los usos residenciales en zonas urbanas y turísticas.
En Murcia, cada anuncio de que iba a llegar más agua -gracias a nuevos embalses o trasvases- ha despertado tales expectativas que la reacción ha sido crear nuevas demandas de agua. Cuantas más promesas, más tierras se preparaban para regar. Y cuando la infraestructura estaba lista, ya había nuevas demandas y necesidades que cubrir, en una espiral diabólica e inacabable, explica Pérez Picazo. La solución han sido los acuíferos, que al final han acabado sobreexplotados. La sequía se ha hecho así estructural.
'Un plan de sequía hubiera requerido tener en buen estado los sistemas ecológicos y los acuíferos, que son pieza clave cuando falta agua. Si los arruinamos en épocas normalizadas, luego no hay margen de acción. Ademas, los trasvases son la peor herramienta frente a la sequía. Si hubiera estado el trasvase del Ebro, estaríamos en uno de cada cinco años en los que no se hubiera podido hacer el trasvase por falta de agua', resume el economista Pedro Arrojo desde Zaragoza.
Cada anuncio de más agua ha despertado más demanda hasta generar nuevos déficit
La Confederación del Segura enseña 23 sanciones y expedientes por 'riego abusivo' en 14 meses
Julia Martínez Fernández, investigadora del departamento de ecología de la Universidad de Murcia, señala que en la cuenca del Segura se consume al año el doble del agua de la que se va disponiendo de manera natural. 'Es como si una familia ganara al mes 2.000 euros y se gastara 4.000 euros', dice.
En la cuenca se generan unos 1.000 hectómetros cúbicos al año (incluyendo la transferencia media del Tajo), mientras que el consumo ronda los 2.300 hectómetros. Es decir, el gasto supera un 230% el caudal que se obtiene. 'El resto sale de las reservas subterráneas, que van agotando los acuíferos', señala. 'Es la cuenca europea con más desequilibrios entre el agua que produce y la que consume', resume Julia Martínez.
La consecuencia más inmediata es el progresivo agotamiento de las reservas subterráneas: la antesala de la desertificación. En la zona de Moratalla y Caravana, en el noroeste de la provincia, se ha detectado desde hace unos tres años la progresiva desaparición de manantiales y fuentes naturales, así como de veneros que alimentaban riegos tradicionales. La responsabilidad ha sido atribuida a la irrupción de grandes empresas hortofrutícolas ligadas a capitales de Águilas y Cartagena que han comprado tierras para transformar en regadío y que también han 'pinchado' la tierra para aprovechar el caudal subterráneo para llevárselo a la costa. Se ha puesto en jaque, así, un incipiente turismo de naturaleza y el agroturismo.
Ecologistas en Acción en Murcia ha denunciado durante los últimos años la preparación y roturación continua de nuevas tierras (desmontes para crear invernaderos, incluso en espacios protegidos) para ser destinadas a regadíos, pese a que la ampliación de éstos está prohibida por el plan de la cuenca del Segura (1998). Juan Antonio Conesa, portavoz de este grupo, explica que muchas veces las ampliaciones se han camuflado en proyectos de modernización de regadíos. 'Habría que hacer una gran auditoría para ver cuántos regadíos hay y de dónde se saca el agua, para ver la viabilidad social y ambiental que tienen', dice. La Junta de Castilla-La Mancha ha lanzado hacia el gobierno regional de Murcia esta misma acusación.
Parte de la sobreexplotación se ha propiciado por un uso del agua sin suficiente control público hasta que se han dado por buenas las sucesivas ampliaciones alegales, todo ello acompañado de un mercado negro de este recurso, según la investigadora Julia Martínez. 'La gente dice que compra 'acciones' de pozos, pese a que la ley no te permite pasar a un tercero una masa de agua, pues habría que pedir permiso a la Confederación y cambiar las condiciones de la concesión. Incluso, el anterior presidente de la Confederación ha reconocido que había sido incapaz de controlar el movimiento real del agua', dice Julia Martínez. Mientras, la Fiscalía mantiene abierta una investigación por la apertura durante años de 2.000 pozos que la Confederación Hidrográfica del Segura habría ignorado, pese a las denuncias.
José Salvador Fuentes Zorita, presidente de la Confederación del Segura, niega rotundamente que se hayan hecho nuevos regadios desde 1998 tanto en el perímetro de la zona regable con agua del Tajo como fuera. Incluso, dice que se podrían poner en regadío unas 30.000 ha más. En 1998 -según datos obtenidos por teledetección- había 280.000 ha de regadío y ahora hay 250.000.
Al conocer estos números, la investigadora Julia Martínez se lleva las manos a la cabeza. Manejando sólo datos de la región de Murcia -replica- todos los estudios señalan que hay una horquilla de entre 230.000 y 240.000 hectáreas de regadío en esta región, mientras que el gobierno murciano no reconoce que existan más de 160.000 hectáreas. 'Existen entre 70.000 y 80.000 más hectáreas de regadío que las que reconoce la región de Murcia', dice Julia Martínez antes de relatar media docena de estudios que avalan su valoración de los datos.
Atención a lo que dice Pedro Lencina, presidente del sindicato Coag, quien sostiene que 'el número de regadíos que se han ampliado es una miseria'. Lencina dice que 'han ampliado regadíos quienes han tenido posibilidades de comprar agua, porque el que tiene más billetes, más agua compra; y el que tiene agua puede extenderse y comprar las tierra del vecino'. De todas maneras, ahora parece haberse frenado esta expansión del regadío, afirma, con la llegada del 'boom' inmobiliario. 'Quienes han ampliado los regadíos han sido aquellos que han querido blanquear el dinero y hacer su pelotazo antes de que se unificara la moneda, pero no son profesionales de la agricultura, sino capitales de otros sectores que aterrizaron aquí'.
Fuentes Zorita, el responsable de la Confederación, admite que en todo caso se pueden dar casos de personas que tienen una autorización para regar una zona con un pozo y regar otra; o que extraen más agua de la autorizada. En este punto, enseña una lista con 16 sanciones efectivas y otros 7 expedientes 'por riego abusivo' correspondientes a su mandato (un año largo), en donde destaca una propuesta de sanción de 450.000 euros y dos de algo más de 300.000 euros. En todo caso, Fuentes Zorita admite la mala imagen y fama de desgobierno de la Confederación pero dice que hay que tener cuenta que 'sólo llevamos 14 meses'.
María Teresa Pérez Picazo, catedrática de Historia e Instituciones Económicas de la Facultad de Económicas de Murcia, sostiene que el desarrollo agrícola y urbanístico de la región está por encima de las limitaciones naturales que impone este territorio semiárido. Nos encontramos ahora -expone- ante las consecuencias del regeneracionismo hidráulico promovido por Joaquin Costa, cuya filosofía ha dominado y atravesado tres siglos. La política de grandes obras hidráulicas (canalizaciones, embalses y luego trasvases) con dinero público, realimentada con los avances tecnológicos, cobró todo su esplendor en el franquismo -que la adaptó dándoles también usos hidroeléctricos a los pantanos- e inspiró tanto el plan hidrológico del ex ministro socialista Josep Borrell como el fracasado trasvase del Ebro promovido por el PP. Aunque en esta última etapa, el objetivo de mover el agua no era para el regadío, sino para los usos residenciales en zonas urbanas y turísticas.
En Murcia, cada anuncio de que iba a llegar más agua -gracias a nuevos embalses o trasvases- ha despertado tales expectativas que la reacción ha sido crear nuevas demandas de agua. Cuantas más promesas, más tierras se preparaban para regar. Y cuando la infraestructura estaba lista, ya había nuevas demandas y necesidades que cubrir, en una espiral diabólica e inacabable, explica Pérez Picazo. La solución han sido los acuíferos, que al final han acabado sobreexplotados. La sequía se ha hecho así estructural.
'Un plan de sequía hubiera requerido tener en buen estado los sistemas ecológicos y los acuíferos, que son pieza clave cuando falta agua. Si los arruinamos en épocas normalizadas, luego no hay margen de acción. Ademas, los trasvases son la peor herramienta frente a la sequía. Si hubiera estado el trasvase del Ebro, estaríamos en uno de cada cinco años en los que no se hubiera podido hacer el trasvase por falta de agua', resume el economista Pedro Arrojo desde Zaragoza.
Cada anuncio de más agua ha despertado más demanda hasta generar nuevos déficit
La Confederación del Segura enseña 23 sanciones y expedientes por 'riego abusivo' en 14 meses