La Junta pide a los ayuntamientos que graven el consumo excesivo de agua
Sáb, 02/07/2005
El fantasma de la sequía y de las restricciones de agua ha irrumpido con fuerza. Un solo mes ha bastado para echar por tierra el optimismo moderado de la Junta de Andalucía, que predijo un freno en el consumo de agua de la Costa del Sol de entre un 10 y un 15 por ciento en junio que evitaría la peor de las situaciones posibles en los meses más turísticos del año. "No sólo no hemos ahorrado, sino que ha crecido exponencialmente el consumo", admitió ayer con claridad la consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, tras la reunión que mantuvo ayer con instituciones y regantes de la provincia malagueña para buscar soluciones a la escasez.
Entre las medidas urgentes que la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha propuesto a los ayuntamientos está gravar el uso recreativo del agua en las facturas de los usuarios con un canon específico, según desveló Coves.
La consejera especificó que la tarifa no afectaría a los primeros dos tramos de la nota, reservados al consumo ordinario y al de un poco más de lo habitual, respectivamente, sino que se recogería en el tercero, consignado para el empleo de los recursos en fines especiales, caso de las piscinas particulares.
Los fines de este canon, según Medio Ambiente, serían más disuasorios que recaudatorios y estaría dirigido a los usuarios que llenan sus piscinas o riegan sus jardines domésticos con agua potable procedente de las redes de abastecimiento urbano. Este incremento se aplicaría a los clientes que gastan hasta 280 metros cúbicos al año.
Las cifras que aportó la propia consejera son reveladoras. Si se mantiene el elevado ritmo de gasto de 25 hectómetros cúbicos mensuales que ha habido en junio, Málaga llegaría al 31 de octubre con unas reservas casi inexistentes. En concreto, los 56 hectómetros cúbicos con que ahora cuentan los embalses de Guadalteba y del Limonero se quedarían en 5,9. Y la situación en la Costa occidental "se complicaría mucho más" porque la Concepción sólo tiene 26,5 hectómetros y, tras el verano, habría únicamente 0,5.
Pero Medio Ambiente confía en que evitar que Málaga vuelva al panorama de grave sequía de 1995. Y cree que lo logrará con medidas añadidas a las que se acordaron en la reunión de hace un mes, que no surtieron el efecto deseado. La más llamativa, el gravamen sobre el consumo recreativo del agua.
El diputado provincial de Medio Ambiente de Málaga, Antonio Blanco, apoyó las palabras de la consejera y fue preciso al avanzar que una quincena de pueblos de Málaga sufrirán restricciones tras el verano si no desciende el ritmo de gasto de los recursos hídricos. Blanso señaló que en varias barriadas de Cártama, en el Valle del Guadalhorce, ya se suministra agua con cubas y que esta situación podría extederse a otras localidades. "A los diez años de una sequía muy grande estamos prácticamente igual", subrayó.
Los embalses de Málaga están al 36,2 por ciento de su capacidad si excluimos los 33 hectómetros cúbicos que acumula el del Guadalhorce, inservibles para el consumo humano por su alto grado de salinidad. Y lo que agrava esta escasez es la afluencia turística, que triplica a la censada en verano
Entre las medidas urgentes que la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha propuesto a los ayuntamientos está gravar el uso recreativo del agua en las facturas de los usuarios con un canon específico, según desveló Coves.
La consejera especificó que la tarifa no afectaría a los primeros dos tramos de la nota, reservados al consumo ordinario y al de un poco más de lo habitual, respectivamente, sino que se recogería en el tercero, consignado para el empleo de los recursos en fines especiales, caso de las piscinas particulares.
Los fines de este canon, según Medio Ambiente, serían más disuasorios que recaudatorios y estaría dirigido a los usuarios que llenan sus piscinas o riegan sus jardines domésticos con agua potable procedente de las redes de abastecimiento urbano. Este incremento se aplicaría a los clientes que gastan hasta 280 metros cúbicos al año.
Las cifras que aportó la propia consejera son reveladoras. Si se mantiene el elevado ritmo de gasto de 25 hectómetros cúbicos mensuales que ha habido en junio, Málaga llegaría al 31 de octubre con unas reservas casi inexistentes. En concreto, los 56 hectómetros cúbicos con que ahora cuentan los embalses de Guadalteba y del Limonero se quedarían en 5,9. Y la situación en la Costa occidental "se complicaría mucho más" porque la Concepción sólo tiene 26,5 hectómetros y, tras el verano, habría únicamente 0,5.
Pero Medio Ambiente confía en que evitar que Málaga vuelva al panorama de grave sequía de 1995. Y cree que lo logrará con medidas añadidas a las que se acordaron en la reunión de hace un mes, que no surtieron el efecto deseado. La más llamativa, el gravamen sobre el consumo recreativo del agua.
El diputado provincial de Medio Ambiente de Málaga, Antonio Blanco, apoyó las palabras de la consejera y fue preciso al avanzar que una quincena de pueblos de Málaga sufrirán restricciones tras el verano si no desciende el ritmo de gasto de los recursos hídricos. Blanso señaló que en varias barriadas de Cártama, en el Valle del Guadalhorce, ya se suministra agua con cubas y que esta situación podría extederse a otras localidades. "A los diez años de una sequía muy grande estamos prácticamente igual", subrayó.
Los embalses de Málaga están al 36,2 por ciento de su capacidad si excluimos los 33 hectómetros cúbicos que acumula el del Guadalhorce, inservibles para el consumo humano por su alto grado de salinidad. Y lo que agrava esta escasez es la afluencia turística, que triplica a la censada en verano