El Gobierno garantiza el agua para el turismo pero deja en el aire la agricultura
Dom, 03/07/2005
El Consejo de Ministros aprueba enviar 82 hm 3 del Tajo al Segura y justifica su decisión en la necesidad de no poner en riesgo el consumo futuro
F. J. BENITO
El Consejo de Ministros aprobó ayer en su habitual reunión de los viernes celebrada de forma extraordinaria en Mérida -Badajoz- el trasvase de 82 hm3 de agua desde el Tajo a la cuenca del Segura que será el último desembalse del año hidrológico que finaliza en octubre. El Gobierno optó finalmente por una solución que no satisfizo a nadie, que garantiza el agua suficiente para cubrir la temporada turística pero que, según los agricultores, compromete sobremanera el futuro del campo en la cuenca del Segura y el Baix Vinalopó debido a la grave situación provocada por la sequía con muchos árboles muriendo. De los 82 hm3 aprobados, 39 hm3 se destinarán al consumo urbano y 43 hm3 para el regadío. Dos cantidades que tuvieron efectos diferentes porque por una parte se certificó que no habrá restricciones en el abastecimiento pero, por la otra, no se garantiza que pueda salvarse el arbolado. El Ejecutivo no cedió a las presiones de Castilla-La Mancha -el gobierno manchego consideraba una barbaridad todo caudal que pasara de los 35 hm3-, de los agricultores que reclamaban 120 hm3, de la Confederación del Segura que solicitó 101 hm3 y del Consell que había pedido 156 hm3.
La delicada situación del complejo de embalses Entrepeñas-Buendía -ayer almacenaban 511 hm 3 - ha obligado a limitar el envío de agua a una zona donde la situación es incluso peor -15% de agua embalsada en la cuenca del Segura- y ayer mismo desde el Sindicato de Regantes su presidente, Francisco del Amor, advirtió de que la falta de caudales llevará a la ruina a 40.000 hectáreas con un coste laboral de 70.000 empleos directos en el campo y en toda la industria auxiliar ligada a la agricultura.
Lo cierto es que los 422 hm 3 que se habrán trasvasado del Tajo al Segura cuando el 30 de septiembre finalice el año hidrológico 2004-2005 representarán la cantidad más pequeña desde el año 1997-1998 pero superior aún a los trasvases del periodo 1992-1995 cuando la cuenca del Segura sufría una situación de sequía similar. En octubre se aprobará un nuevo trasvase -a no ser que las condiciones pluviométricas sigan empeorando- pero ya correspondiente al año 2005-2006.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, dijo que el fin del trasvase aprobado era «no comprometer en el próximo año hidrológico la capacidad de trasvasar agua para abastecimiento en la cuenca del Segura e, incluso, el regadío». Narbona aseguró que «el Gobierno tomó una decisión ajustada a derecho» y «muy prudente», ya que «previsiblemente iniciamos un período de sequía, lo que exige ser muy cautelosos con el uso del agua disponible», según declaraciones recogidas por Efe.
En este sentido, la ministra añadió que 2005 es el año en el que menos ha llovido desde 1912 en los embalses de la cabecera del río Tajo, «una situación excepcional que tiene que ser tomada en consideración». Narbona admitió que la cantidad autorizada está lejos de los 120 hm 3 reclamados por los agricultores. «Si nos hubiéramos acercado a esta cifra la consecuencia hubiera sido, dadas las condiciones de pluviometría y las expectativas que tenemos, que desde octubre no hubiéramos podido garantizar nada de agua para la cuenca del Segura e, incluso, para el abastecimiento de agua potable».
En este sentido, la ministra dijo que la cifra «se queda lo suficientemente lejos como para hacer un ejercicio de responsabilidad», a lo que agregó que una prueba de esto «es que hay quienes consideran irresponsable al Gobierno desde las dos partes implicadas». Narbona apeló a la «responsabilidad» de las fuerzas políticas ya que «la situación es de extrema gravedad, aunque todavía hay agua para trasvasar». La ministra subrayó que la única posibilidad de que el Gobierno modifique su decisión es que se produzca «un cambio sustancial de las condiciones climatológicas».
F. J. BENITO
El Consejo de Ministros aprobó ayer en su habitual reunión de los viernes celebrada de forma extraordinaria en Mérida -Badajoz- el trasvase de 82 hm3 de agua desde el Tajo a la cuenca del Segura que será el último desembalse del año hidrológico que finaliza en octubre. El Gobierno optó finalmente por una solución que no satisfizo a nadie, que garantiza el agua suficiente para cubrir la temporada turística pero que, según los agricultores, compromete sobremanera el futuro del campo en la cuenca del Segura y el Baix Vinalopó debido a la grave situación provocada por la sequía con muchos árboles muriendo. De los 82 hm3 aprobados, 39 hm3 se destinarán al consumo urbano y 43 hm3 para el regadío. Dos cantidades que tuvieron efectos diferentes porque por una parte se certificó que no habrá restricciones en el abastecimiento pero, por la otra, no se garantiza que pueda salvarse el arbolado. El Ejecutivo no cedió a las presiones de Castilla-La Mancha -el gobierno manchego consideraba una barbaridad todo caudal que pasara de los 35 hm3-, de los agricultores que reclamaban 120 hm3, de la Confederación del Segura que solicitó 101 hm3 y del Consell que había pedido 156 hm3.
La delicada situación del complejo de embalses Entrepeñas-Buendía -ayer almacenaban 511 hm 3 - ha obligado a limitar el envío de agua a una zona donde la situación es incluso peor -15% de agua embalsada en la cuenca del Segura- y ayer mismo desde el Sindicato de Regantes su presidente, Francisco del Amor, advirtió de que la falta de caudales llevará a la ruina a 40.000 hectáreas con un coste laboral de 70.000 empleos directos en el campo y en toda la industria auxiliar ligada a la agricultura.
Lo cierto es que los 422 hm 3 que se habrán trasvasado del Tajo al Segura cuando el 30 de septiembre finalice el año hidrológico 2004-2005 representarán la cantidad más pequeña desde el año 1997-1998 pero superior aún a los trasvases del periodo 1992-1995 cuando la cuenca del Segura sufría una situación de sequía similar. En octubre se aprobará un nuevo trasvase -a no ser que las condiciones pluviométricas sigan empeorando- pero ya correspondiente al año 2005-2006.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, dijo que el fin del trasvase aprobado era «no comprometer en el próximo año hidrológico la capacidad de trasvasar agua para abastecimiento en la cuenca del Segura e, incluso, el regadío». Narbona aseguró que «el Gobierno tomó una decisión ajustada a derecho» y «muy prudente», ya que «previsiblemente iniciamos un período de sequía, lo que exige ser muy cautelosos con el uso del agua disponible», según declaraciones recogidas por Efe.
En este sentido, la ministra añadió que 2005 es el año en el que menos ha llovido desde 1912 en los embalses de la cabecera del río Tajo, «una situación excepcional que tiene que ser tomada en consideración». Narbona admitió que la cantidad autorizada está lejos de los 120 hm 3 reclamados por los agricultores. «Si nos hubiéramos acercado a esta cifra la consecuencia hubiera sido, dadas las condiciones de pluviometría y las expectativas que tenemos, que desde octubre no hubiéramos podido garantizar nada de agua para la cuenca del Segura e, incluso, para el abastecimiento de agua potable».
En este sentido, la ministra dijo que la cifra «se queda lo suficientemente lejos como para hacer un ejercicio de responsabilidad», a lo que agregó que una prueba de esto «es que hay quienes consideran irresponsable al Gobierno desde las dos partes implicadas». Narbona apeló a la «responsabilidad» de las fuerzas políticas ya que «la situación es de extrema gravedad, aunque todavía hay agua para trasvasar». La ministra subrayó que la única posibilidad de que el Gobierno modifique su decisión es que se produzca «un cambio sustancial de las condiciones climatológicas».