SEQUIA / ¿Turismo caro o desierto? Toda el agua para el golf

Dom, 19/06/2005

El Mundo

España tiene sed. Los ríos corren cada vez más secos. Murcia, Valencia y Canarias van ya camino de la desertificación total.Los huertos se vuelven estériles. Los pozos se agotan... Ni una gota caída del cielo. Tal y como están las cosas en la Península, donde la sequía amenaza con convertirse en la peor pesadilla climática de los últimos 60 años, los biólogos y estudiosos del agua hablan ya de una catástrofe ambiental sin precedentes. España se seca. Aunque no para todos. En medio del inmenso páramo se han levantado auténticos paraísos artificiales, verdes como praderas, para goce y disfrute de alemanes, ingleses, belgas y demás turistas ávidos de sol y green. En total, 276 campos de golf salpican la geografía de las 17 comunidades autónomas. Y en proyecto hay ya 150 más.
Murcia. 11 de la mañana del pasado miércoles. Los termómetros rozan los 36 grados. Un muro de cartón piedra marrón, semejante al de una atracción de feria, marca la frontera entre la tierra seca y el oasis. Basta asomarse. Ni rastro de sequía. El césped, como los matorrales y los jardines, reluce verde al otro lado de esta barrera de casi dos kilómetros de largo. Varias cámaras de seguridad, ancladas en lo alto de grandes mástiles de metal, avisan a los vigilantes de la presencia de mirones. Algunos lugareños lo llaman «el muro de la vergüenza». Se refieren, sin equívocos, al que rodea las instalaciones del elitista Mosa Trajectum Club, el campo de golf profesional que apadrina con su imagen el ex jugador de fútbol holandés Johan Cruiff.
Llama la atención, ciertamente, ver un vergel salpicado de bocas de riego no lejos de extensos terrenos de labranza totalmente sedientos. «Agua para todos», reza desde la distancia un cartel pegado a la ventanilla de un coche que en ese momento circula por la autovía del Mar Menor, a poco más de 50 metros del verde club. Nada extraño en una región, la de Murcia, cuya historia reciente habla de denuncias sobre usos fraudulentos y abusivos de las aguas públicas del Segura.
El guía que nos conduce a extramuros del campo de golf todavía nos tiene reservada otra sorpresa. ¿Cómo harán para mantener fresco y reluciente este inmenso tapiz verde?
La respuesta -al menos, aparente- se encuentra al final de esta horrorosa muralla de polyspan que rodea el Mosa Trajectum Club de Murcia. Se trata de una planta de reciclado de donde saldría, según la empresa del complejo deportivo, el agua necesaria para regar todo el campo de golf. Y sin usar una gota de pozos subterráneos ni echar mano del grifo.
Sin embargo, la actividad en la planta es mínima. No hay operarios, ni ruido de máquinas. Da incluso la impresión de que esta mole de hormigón está a medio hacer. Y lo que es más sorprendente: los depósitos circulares de la depuradora se encuentran prácticamente secos.
-¿De donde, pues, obtienen el agua para regar el césped?
-Tenemos una depuradora y personal especializado que se encarga de todo- responde, sorprendido, el portavoz del campo de golf, Eric Maillet.
-Al menos podrá decirme de donde les llega el agua para reciclar.
-Eso no puedo decírselo. No lo sé. Es cosa de los técnicos...Pero, dígame, ¿qué quiere usted saber?
Se cifran en más de 800.000 los turistas de golf que cada año visitan España. Y es que el green se ha convertido en poco tiempo en el gancho perfecto de inmobiliarias y empresas del ocio dispuestas a vender paraísos verdes en medio de la nada. Sólo en los últimos cinco años se han abierto 160 campos por todo el territorio nacional.
El Mosa Trajectum Club, que pronto tendrá que competir con otra instalación golfista de los alrededores (hay cinco en la región), promocionada por el que fuera seleccionador de fútbol José Antonio Camacho, está en boca de todos.
Nadie, de hecho, se explica cómo, con sólo 340 viviendas construidas en sus terrenos (hay previstas 1.150 más, según la empresa) se puede obtener la suficiente cantidad de aguas residuales para reciclar y bañar el césped, como asegura Eric Maillet. Entre otras cosas, porque, como él mismo reconoce a CRONICA, la mayoría son inquilinos o propietarios de temporada, lo que supone, obviamente, una tasa de residuos líquidos demasiado pobre, según los expertos consultados, para dar de beber a un sembrado de hierba de 600.000 metros cuadrados de superficie. [Un campo de 18 hoyos, similar al Mosa Club, consume al año unos 700.000 metros cúbicos de agua al año, cantidad que podría abastecer a una población de 15.000 habitantes durante el mismo periodo].
HACER LA VISTA GORDA
«La mayoría de propietarios de estos campos no dice la verdad», asegura la bióloga Julia Martínez, experta en recursos hídricos de la Universidad de Murcia. «Las confederaciones hidrológicas, y no sólo la del Segura, llevan décadas haciendo la vista gorda.Y ello a pesar de tener constancia directa de que los campos de golf rara vez utilizan agua reciclada. Incluso se la compran a los agricultores que tienen pozo, una práctica común que, por otra parte, es ilegal. Además, en una situación de escasez crónica como la de Murcia, donde el agua es más importante que el petróleo, la proliferación de campos de golf [están en proyecto otros 12] es insostenible. El riego con agua no reciclada de estas instalaciones figura en último lugar de la tabla de prioridades. Lo dice la ley», concluye Martínez.
CRONICA se ha puesto en contacto con la Confederación Hidrológica del Segura para saber qué ha sido de las aproximadamente 1.500 denuncias por usos abusivos y fraudulentos de canales subterráneos y aguas públicas del Segura acumuladas en sus archivos desde 1996. Ginés Conesa, portavoz del organismo, alegó que «necesitaría varios días para contestar». Porque en el reino de la sequía, las aguas que fluyen son más que un misterio. Ni en el propio Ministerio de Medioambiente, del que dependen las ocho confederaciones responsables de las cuencas fluviales, se lo explican.
«Sigue habiendo muchos intereses políticos y empresariales en las autonomías, incluso cierta dejadez por parte de las instituciones, que dificultan mucho la inspección de los ríos y los acuíferos», explica una fuente del ministerio que dirige Cristina Narbona.Habla de la llamada policía de aguas, que existe, y cuyo principal cometido es detectar cualquier uso irregular de este recurso cada vez más escaso.
Aunque no todos los empresarios logran esquivar la ley. Expedientes no faltan. De los 29 campos de golf que funcionan en la Comunidad de Madrid -entre todos consumen en riego tanta agua como la que necesita a diario una ciudad con 100.000 vecinos-, 27 han sido denunciados, asegura a este suplemento la Confederación Hidrológica del Tajo. Se les acusa de regar en plena época de sequía con agua potable. Y en Cataluña, la segunda autonomía, tras Andalucía, con más instalaciones, 41 de los 55 campos de golf existentes han sido expedientados por vulnerar las medidas de restricción y captar ilegalmente agua de lugares para los cuales no se tenía autorización.
Mucho han cambiado las cosas desde comienzos del siglo XX, cuando la aristocracia, movida por el glamour de los campos ingleses, dio vida a los primeros clubes españoles. Fue, de hecho, el rey Alfonso XIII, por mediación del duque de Alba, gran aficionado, el primero en donar los terrenos del que sería, en 1914, el primer Club de Golf, el de Puerta de Hierro de Madrid. Desde aquella fecha, su número no ha parado de crecer. Cataluña, Cantabria y, sobre todo, el País Vasco, seguirían los pasos de la nobleza madrileña.
Mientras la alfombra verde (que ya suma cuatro veces la superficie de Bilbao) hoy se extiende imparable por todo el país, a la sombra también del boom inmobiliario (sólo en la Comunidad valenciana hay previstos 30 nuevos campos), media España se encuentra al borde de la desertificación. La escasez de lluvias propiciada por el progresivo cambio climático, los incendios y la mala gestión de yacimientos hídricos han colocado a Murcia, Canarias y Valencia en situación de alerta roja, en más del 90% de sus tierras, de acuerdo con el último informe del Ministerio de Medioambiente.
El riesgo también afecta gravemente a amplias zonas de Andalucía, Cataluña y el sur de Castilla-La Mancha, comunidad en permanente enfrentamiento con la región murciana por el polémico trasvase Tajo-Segura. Esta autonomía sólo lo permitirá si el agua es «para beber».[Según Naciones Unidas, la desertificación afecta en la actualidad a la cuarta parte del mundo, a 250 millones de personas y al sustento de más de 1.000 millones de habitantes de 100 países, debido a la disminución de la productividad agrícola y ganadera].
Para paliar la catástrofe prevista -algunos ya hablan de una africanización de España- con pérdidas millonarias en la agricultura, todavía sin cuantificar, el Gobierno destinará en los próximos cuatro años 94 millones de euros, que se invertirán en las 13 comunidades más afectadas por la erosión de su suelo y la sequía.«Nuestra previsión es que estamos en el inicio de un ciclo seco que podría durar varios años», en palabras de Cristina Narbona.El Ejecutivo pedirá asimismo que Bruselas declare catástrofe natural la sequía que vive España, con la vista puesta en los años venideros.
«Alguien tendrá que decidir si lo que queremos es turismo o desierto», reflexiona Juan Antonio, miembro destacado de Ecologistas en Acción de Murcia. Confiesa que en los casi 25 años que lleva unido a movimientos ambientalistas no recuerda haber visto «tanto destrozo». Según él, «los grupos de presión inmobiliarios, incluso el blanqueo de dinero, están detrás del mercado negro del agua en la región. Aquí todo el mundo lo sabe, se comenta en las casas, entre amigos, pero nadie de la administración regional ni central se atreve a ponerle el cascabel al gato. Tampoco es un problema exclusivo de los murcianos», afirma.
Y entretanto, el paisaje, resquebrajado y verde a partes desiguales.Que la utilización de aguas residuales para el riego de tanto green no pasa de ser más que un cuento verde. De gigantes y molinos, como en la tierra donde fluye el agua del Tajo.

LLUVIA, PERO DE MILLONES
Tanto la oferta como la demanda de campos de golf se están disparando.Mientras la sequía se instala en ríos y sembrados, amenazando con pérdidas incalculables, el negocio crece acelerado como la hierba que sustenta los hoyos. De momento, la superficie verde ocupa ya una extensión similar a dos veces la isla de Manhattan o, lo que es lo mismo, 16 veces la del municipio malagueño de Fuengirola.
Casi 400 piscinas. De los 276 campos de golf que hay repartidos por todo el país (más de 16 veces la extensión de la ya referida Fuengirola), 31 son de propiedad pública. Un campo medio necesita para su riego anual el equivalente a 370 piscinas olímpicas a rebosar de agua.
«... Gota a gota hace un río». Es el mensaje de la campaña que el Ministerio de Medioambiente difundirá para promover el uso racional del preciado líquido. Se trata, dicen, de inculcar a la población, especialmente familias y empresarios, los buenos hábitos de consumo.
Fuera de la ley. La Guardia Civil, a través de su Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), calcula que cada año hay 5.000 hectáreas de nuevos regadíos ilegales.
El negocio del «green». 2.375 euros es lo que mueve al año la industria del golf en nuestro país, según un estudio del sector elaborado por la empresa de gestión Aymerich Golf Management.La cifra supone un incremento del 252% desde el año 1997, fecha en la se realizó el primer estudio.
Ingresos directos. Suponen unos 580 millones de euros, por la explotación de las instalaciones, proveedores...
Ingresos indirectos. Representan una suma total de 1.795 millones, por patrocinios, hoteles..., lo que equivale a un incremento del 431% desde al año 1997.
Talonario. El 26% de las personas que practican el golf pueden permitirse el lujo de comprarse una casa cerca de un campo. De ahí que los empresarios del juego conciban el deporte de los palos y los hoyos, sobre todo, como la prolongación rentable del gran negocio inmobiliario.
Turistas de golf. 802.890, que se gastan una media de 140 euros diarios. Suelen venir por siete o nueve días, con un promedio de cuatro a cinco green fees por estancia. Esto representa un gasto total de 662.845, 545 euros entre alojamientos, viajes, restauración, ocio...
Afición europea. Existen 5.200 campos, que ocupan 250.000 hectáreas.Los utilizan habitualmente cinco millones de personas de toda la Unión. En España hay 278 jugadores federados. Se estima que al menos el 0,65% de la población española es golfista.
Oferta. Según el sector, el crecimiento sigue un ritmo del 12% anual, lo que en opinión de los expertos, el negocio «no va mal», a pesar de que el número de jugadores en España sigue siendo sensiblemente inferior, por ejemplo, al de países como Estados Unidos, Reino Unido o Alemania.