Cristina Narbona alerta de que la actual sequía se prolongará durante años
Mié, 15/06/2005
La ministra de Medio Ambiente acusa al Gobierno del PP de no elaborar programas de choque en el 2003 Denuncia la «escasa atención» que se le había dado hasta ahora al mantenimiento de la infraestructuras
EFE/MADRID
MEDIDAS. La ministra, durante su visita a la desalinizadora de San Pedro, en mayo pasado. / J. LEAL
EL DATO
Nuevo ciclo: el Ejecutivo está adoptando un conjunto de medidas contemplando que la escasez de precipitaciones no se limitará a este año, sino que éste será el inicio de un nuevo ciclo de sequía que previsiblemente se prolongará durante varios años.
Pluviometría: el Ejecutivo está afrontando esta situación desde el inicio del año hidrológico (septiembre) tras observar el cambio radical de la pluviometría, y destacó entre las actuaciones impulsadas la elaboración en cada Confederación Hidrográfica de planes para la prevención de la sequía.
Cambio climático: la ministra manifestó que la sequía «no es una coyuntura extraña» en España y observó que a esos episodios cíclicos se suman ahora los efectos del cambio climático (descenso del caudal de los ríos, disminución de las lluvias y aumento de las temperaturas).
Depuración: los objetivos del Gobierno se centrarán en garantizar la depuración y el abastecimiento, y observó que éste no está asegurado en muchos puntos del país, algunos de ellos localizados en la España húmeda como consecuencia de la contaminación y la salinización de los acuíferos.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, aseguró ayer que España debe prepararse para afrontar una disminución de las lluvias y un aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático. Narbona insistió en que el Ejecutivo está adoptando un conjunto de medidas contemplando que la escasez de precipitaciones no se limitará a este año, sino que éste será el inicio de un nuevo ciclo de sequía que previsiblemente se prolongará durante varios años.
La titular de Medio Ambiente hizo estas consideraciones en su intervención inicial ante la Comisión General de las Comunidades Autónomas del Senado para informar sobre las medidas previstas para afrontar el problema del agua.
Aseguró que el Ejecutivo está afrontando esta situación desde el inicio del año hidrológico (septiembre) tras observar el cambio radical de la pluviometría, y destacó entre las actuaciones impulsadas la elaboración en cada Confederación Hidrográfica de planes para la prevención de la sequía.
En el 2003
Narbona advirtió de que esos planes debieron estar concluidos, de acuerdo con el Plan Hidrológico Nacional, en julio del 2003, sin que ninguno de los organismos de cuenca hubiera contratado ni siquiera -dijo- los estudios previos a su redacción.
La ministra manifestó que la sequía «no es una coyuntura extraña» en España, observó que a esos episodios cíclicos se suman ahora los efectos del cambio climático (descenso del caudal de los ríos, disminución de las lluvias y aumento de las temperaturas) e insistió por ello en la importancia de promover una política del agua que garantice la permanencia y la estabilidad de este recurso.
Explicó que siete Comunidades Autónomas han adoptado ya medidas de restricción de agua para el regadío, y que el Ministerio de Agricultura prepara ya un decreto de ayudas para compensar económicamente a los sectores más afectados.
Cristina Narbona subrayó la importancia de que la política del agua se ajuste, no sólo a las exigencias europeas, sino a la escasez de precipitaciones y al aumento de las temperaturas que va a provocar el calentamiento global del planeta.
Recordó además que el Libro Blanco del Agua (1998) ya advirtió del desgobierno de las Confederaciones Hidrográficas, y que un informe de la OCDE puso el pasado año de manifiesto que la gestión del agua en España es insostenible, y que ante esa situación la prioridad absoluta del PP las pasadas legislaturas haya sido la obra pública, «sin atender el enorme patrimonio ya existente».
La ministra denunció la escasa atención que los Gobiernos anteriores han prestado al mantenimiento y la seguridad de las infraestructuras existentes y a la calidad del agua, y contrastó esta política con la impulsada por el actual Ejecutivo y plasmada en el programa AGUA.
Este programa incluye más de cien actuaciones alternativas al trasvase del Ebro, recordó Narbona, quien destacó que se basa en la modernización de infraestructuras para lograr una mayor eficiencia, en el ahorro en la gestión de las aguas subterráneas, y en la desalinización del agua marina.
Advirtió además de que el Gobierno no declarará ninguna obra como de interés general del Estado sin que exista un estudio previo sobre la viabilidad económica, social, técnica y ambiental de esa infraestructura, y sin que se haya concretado cómo se recuperarán los costes asociados a esa construcción.
«Se trata, de una vez por todas, de aplicar la racionalidad y la sostenibilidad a las infraestructuras hidráulicas», dijo Narbona, e insistió en promover, frente a las grandes obras, alternativas más baratas, más ajustadas a las necesidades reales que se pretenden cubrir y más respetuosas con el medio ambiente.
La ministra señaló que los objetivos del Gobierno se centrarán en garantizar la depuración y el abastecimiento, y observó que éste no está asegurado en muchos puntos del país, algunos de ellos localizados en la España húmeda como consecuencia de la contaminación y la salinización de los acuíferos de los que toman el recurso.
La ministra de Medio Ambiente mantuvo hoy que el programa AGUA promovido por el Ejecutivo será más eficaz y seguro que el trasvase del Ebro para afrontar situaciones de sequía como la actual.
«Sin posibilidades»
El presidente aragonés afirmó que este año, si hubieran comenzado en las CCAA las obras previstas en el PHN y el trasvase del Ebro, «sería imposible abastecer con un solo hectómetro cúbico de agua del Ebro», y aseguró que aunque la sequía afecta al conjunto del país lo está haciendo de manera muy virulenta a la cuenca del Ebro. Los consejeros de la Comunidad Valenciana y de Murcia insistieron en pedir al Gobierno que les deje hacer a ellos mismos la obra del trasvase del Ebro directamente
EFE/MADRID
MEDIDAS. La ministra, durante su visita a la desalinizadora de San Pedro, en mayo pasado. / J. LEAL
EL DATO
Nuevo ciclo: el Ejecutivo está adoptando un conjunto de medidas contemplando que la escasez de precipitaciones no se limitará a este año, sino que éste será el inicio de un nuevo ciclo de sequía que previsiblemente se prolongará durante varios años.
Pluviometría: el Ejecutivo está afrontando esta situación desde el inicio del año hidrológico (septiembre) tras observar el cambio radical de la pluviometría, y destacó entre las actuaciones impulsadas la elaboración en cada Confederación Hidrográfica de planes para la prevención de la sequía.
Cambio climático: la ministra manifestó que la sequía «no es una coyuntura extraña» en España y observó que a esos episodios cíclicos se suman ahora los efectos del cambio climático (descenso del caudal de los ríos, disminución de las lluvias y aumento de las temperaturas).
Depuración: los objetivos del Gobierno se centrarán en garantizar la depuración y el abastecimiento, y observó que éste no está asegurado en muchos puntos del país, algunos de ellos localizados en la España húmeda como consecuencia de la contaminación y la salinización de los acuíferos.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, aseguró ayer que España debe prepararse para afrontar una disminución de las lluvias y un aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático. Narbona insistió en que el Ejecutivo está adoptando un conjunto de medidas contemplando que la escasez de precipitaciones no se limitará a este año, sino que éste será el inicio de un nuevo ciclo de sequía que previsiblemente se prolongará durante varios años.
La titular de Medio Ambiente hizo estas consideraciones en su intervención inicial ante la Comisión General de las Comunidades Autónomas del Senado para informar sobre las medidas previstas para afrontar el problema del agua.
Aseguró que el Ejecutivo está afrontando esta situación desde el inicio del año hidrológico (septiembre) tras observar el cambio radical de la pluviometría, y destacó entre las actuaciones impulsadas la elaboración en cada Confederación Hidrográfica de planes para la prevención de la sequía.
En el 2003
Narbona advirtió de que esos planes debieron estar concluidos, de acuerdo con el Plan Hidrológico Nacional, en julio del 2003, sin que ninguno de los organismos de cuenca hubiera contratado ni siquiera -dijo- los estudios previos a su redacción.
La ministra manifestó que la sequía «no es una coyuntura extraña» en España, observó que a esos episodios cíclicos se suman ahora los efectos del cambio climático (descenso del caudal de los ríos, disminución de las lluvias y aumento de las temperaturas) e insistió por ello en la importancia de promover una política del agua que garantice la permanencia y la estabilidad de este recurso.
Explicó que siete Comunidades Autónomas han adoptado ya medidas de restricción de agua para el regadío, y que el Ministerio de Agricultura prepara ya un decreto de ayudas para compensar económicamente a los sectores más afectados.
Cristina Narbona subrayó la importancia de que la política del agua se ajuste, no sólo a las exigencias europeas, sino a la escasez de precipitaciones y al aumento de las temperaturas que va a provocar el calentamiento global del planeta.
Recordó además que el Libro Blanco del Agua (1998) ya advirtió del desgobierno de las Confederaciones Hidrográficas, y que un informe de la OCDE puso el pasado año de manifiesto que la gestión del agua en España es insostenible, y que ante esa situación la prioridad absoluta del PP las pasadas legislaturas haya sido la obra pública, «sin atender el enorme patrimonio ya existente».
La ministra denunció la escasa atención que los Gobiernos anteriores han prestado al mantenimiento y la seguridad de las infraestructuras existentes y a la calidad del agua, y contrastó esta política con la impulsada por el actual Ejecutivo y plasmada en el programa AGUA.
Este programa incluye más de cien actuaciones alternativas al trasvase del Ebro, recordó Narbona, quien destacó que se basa en la modernización de infraestructuras para lograr una mayor eficiencia, en el ahorro en la gestión de las aguas subterráneas, y en la desalinización del agua marina.
Advirtió además de que el Gobierno no declarará ninguna obra como de interés general del Estado sin que exista un estudio previo sobre la viabilidad económica, social, técnica y ambiental de esa infraestructura, y sin que se haya concretado cómo se recuperarán los costes asociados a esa construcción.
«Se trata, de una vez por todas, de aplicar la racionalidad y la sostenibilidad a las infraestructuras hidráulicas», dijo Narbona, e insistió en promover, frente a las grandes obras, alternativas más baratas, más ajustadas a las necesidades reales que se pretenden cubrir y más respetuosas con el medio ambiente.
La ministra señaló que los objetivos del Gobierno se centrarán en garantizar la depuración y el abastecimiento, y observó que éste no está asegurado en muchos puntos del país, algunos de ellos localizados en la España húmeda como consecuencia de la contaminación y la salinización de los acuíferos de los que toman el recurso.
La ministra de Medio Ambiente mantuvo hoy que el programa AGUA promovido por el Ejecutivo será más eficaz y seguro que el trasvase del Ebro para afrontar situaciones de sequía como la actual.
«Sin posibilidades»
El presidente aragonés afirmó que este año, si hubieran comenzado en las CCAA las obras previstas en el PHN y el trasvase del Ebro, «sería imposible abastecer con un solo hectómetro cúbico de agua del Ebro», y aseguró que aunque la sequía afecta al conjunto del país lo está haciendo de manera muy virulenta a la cuenca del Ebro. Los consejeros de la Comunidad Valenciana y de Murcia insistieron en pedir al Gobierno que les deje hacer a ellos mismos la obra del trasvase del Ebro directamente