El 80% del territorio valenciano está afectado por la desertificación

Mar, 14/06/2005

Las Provincias

La sequía y el abandono de la agricultura agravan la erosión El abandono de la agricultura tradicional, la sequía, los incendios y una inadecuada planificacion del territorio son cuatro de las principales causas de que el 80% del suelo de la Comunidad sufra un proceso de desertificación. Expertos de diversos países estudian en Albal las soluciones a este “grave problema”. L. NADAL/VALENCIA Publicidad Más noticias El 80% de la superficie de la Comunidad está amenazada por un proceso de desertificación. Aunque estas cifras parecen alarmantes, expertos de distintos países reunidos en Albal aseguran que la degradación del suelo se encuentra en muchos casos en una fase incipiente.

El premio Jaime I de Medio Amniente y miembro del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), José Luis Rubio, aseguró ayer que del 80% del territorio afectado por este proceso, “un 35% se encuentra en una situación grave, el 6% ya se considera irreversible, mientras que el resto del terreno está a niveles iniciales”.

José Luis Rubio, acompañado por el conseller de Territorio y Vivienda, Rafael Blasco, inauguró ayer el seminario sobre “Desertificación y Sostenibilidad”, en el Centro de Investigaciones sobre Desertificación de Albal. Este seminario ha sido organizado por la Agencia Española de Cooperación Internacional del Ministerio de Asuntos Exteriores, en el marco del Programa Azahar¿Qué es la desertificación?El experto en Medio Ambiente explicó que la desertificación es el proceso por el que un territorio que no posee las condiciones climáticas de los desiertos termina adquiriendo las características de estos. Rubio indicó que las zonas consideradas en situación “grave” son el sur de la provincia de Alicante, las comarcas de los Serranos y el Ricón de Ademuz y varios puntos localizados de la sierra de Espadán. Los impactos medioambientales de las últimas décadas, la sequía y los incendios forestales y el abandono de la agricultura tradicional o el mal uso del agua son varias causas que afectan directamente a las afecciones negativas del terreno.

El fundador del CIDE expresó su preocupación ante la situación de sequía que atraviesa la Comunidad y el conjunto de la Península, ya que, según explicó, “provoca estrés hídrico en la agricultura y hace más vulnerables los procesos en el suelo, incrementando la erosión y favoreciendo la salinización”. La sequía, un agravanteRubio resaltó que este proceso conlleva “una gran evaporación, que a su vez disminuye la calidad y cantidad del agua y aumenta el riesgo de incendios forestales”. El experto en desertización afirmó que la sequía “convierte el territorio en más frágil y vulnerable a los procesos de lluvias torrenciales e incide en los cultivos de secano, como en las cosechas de cereal”.

Según indicó, este periodo de escasez de agua “agrava aún más la erosión del terreno” y recordó que los pronósticos elaborados por los meteorologos “indican que hasta el próximo otoño las precipitaciones no van a ser significativas”. El representante del CIDE proclamó la necesidad de concienciar a la sociedad “sobre el buen uso de los recursos naturales como el agua con campañas de sensibilización”.

Agricultura de secanoRubio destacó que las prácticas agrícolas inadecuadas (exceso de quema de rastrojos, laboreo excesivo), los incendios forestales que ha padecido la Comunidad y la erosión del suelo derivada del abandono de la agricultura de secano son las principales causas del mal estado del suelo. El investigador valenciano señaló que, en el caso de la Comunidad, existen otros factores que han provocado la desertificación del terreno, como las obras públicas mal planificadas y la mala ordenación del territorio. “Los desequilibrios demográficos han supuesto el abandono de las comarcas del interior y una superpoblación en las zonas de costa que han traído una agricultura más intensiva, un desarrollo industrial y turístico desmesurado y, como consecuencia, una sobreeplotación de los recursos hídricos”, apostilló el científico