Zaragoza pierde en fugas el agua que gasta Huesca en cuatro años
Lun, 23/05/2005
La ciudad de Zaragoza pierde al año una tercera parte del agua que entra en sus tuberías (alrededor de 27 hectómetros cúbicos) por fugas y roturas, según los últimos datos oficiales disponibles. Con este caudal sería posible abastecer a la ciudad de Huesca durante cuatro años consecutivos (siete hectómetros cúbicos anuales). El mal estado de las tuberías hace que Zaragoza sea la sexta ciudad de España que más agua gasta por habitante, aunque el consumo real de los ciudadanos es uno de los más bajos de España (107 litros por habitante y día frente a los 165 de media nacional).
El compromiso del Ayuntamiento de Zaragoza con la Comisión Europea para garantizar las ayudas a las obras de abastecimiento desde la Loteta es que las pérdidas se reducirán por debajo del 15 % en el año 2008. En este sentido se han tomado dos iniciativas importantes, aunque sus resultados no han trascendido aún.
La primera de las medidas consiste en el tratamiento de los lodos de la potabilizadora, lo que permite recuperar importantes caudales. Además, se está renovando la red y se tiene previsto mejorar las instalaciones de los depósitos municipales. Sin embargo, todavía quedan cuestiones pendientes, como establecer un control sobre el gasto de agua de la Administración municipal, que está por encima del 10 % del total.
En proporción, el agua que pierde Zaragoza en las fugas de sus tuberías es casi el 10 % de la que se destina al consumo estrictamente urbano en toda la cuenca del Ebro. En comparación, este caudal sería suficiente para abastecer a ciudades como Logroño durante casi dos años o a Teruel por más de un lustro.
De los más de 1.000 kilómetros de conducciones, en los últimos veinte años se ha renovado la tercera parte. Pero cerca de un 50 % de la red supera los 30 años de antigüedad (datos del libro "Zaragoza ciudad sostenible", de Baringo y Blasco) y la velocidad de sustitución es bastante lenta.
En lo que se refiere al cobro del agua, en la actualidad Zaragoza sólo factura poco más de la mitad de la que se introduce en el sistema. Una tercera parte se pierde y la restante (algo más del 10 %) se utiliza en edificios municipales, en el riego de parques y jardines y en las calles. La tendencia deseable, explican los expertos, sería lograr que se facturara al menos el 75 % del agua que se incorpora al sistema.
Lo que sí que se ha puesto de relieve son los importantes ahorros que el conjunto de la ciudad está logrando en los últimos años. Por ejemplo, Zaragoza gastaba 95,5 hectómetros cúbicos en 1980 y unos 80 en los años 2000 y 2001. En el año 2003, último del que se tienen datos, el consumo fue de 71,7. Bastante tiene que ver en esta evolución tan positiva las campañas emprendidas por la Fundación Ecología y Desarrollo.
Caudales perdidos en el campo
José Javier Gracia, geólogo y miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua, explica que aunque las pérdidas en las ciudades son muy importantes, no deben descuidarse tampoco las de los grandes sistemas de regadíos. Gracia explica que en localidades como Zaragoza se están invirtiendo grandes sumas de dinero, pero que no se está haciendo lo mismo con el regadío que consume más del 80 % del agua en la cuenca del Ebro.
Según el Plan de Infraestructuras Hidráulicas de Aragón (PIHA), los sistema de transporte de los regadíos pierden un 37 % del agua, y eso a pesar de los grandes esfuerzos en modernización que realizan las comunidades de regantes. El problema está en la falta de actuaciones en las redes de agua en alta, que son los grandes canales de distribución.
El dato es especialmente relevante, puesto que el mismo documento indica que sólo en el campo aragonés se consumen 3.891 hectómetros cúbicos al año y la cifra se eleva hasta los 6.300 hectómetros cúbicos cuando se tiene en cuenta toda la cuenca del Ebro (datos del Plan Hidrológico del Ebro). Mientras, el consumo urbano e industrial de forma conjunta de toda la cuenca es de 730 hectómetros cúbicos
El compromiso del Ayuntamiento de Zaragoza con la Comisión Europea para garantizar las ayudas a las obras de abastecimiento desde la Loteta es que las pérdidas se reducirán por debajo del 15 % en el año 2008. En este sentido se han tomado dos iniciativas importantes, aunque sus resultados no han trascendido aún.
La primera de las medidas consiste en el tratamiento de los lodos de la potabilizadora, lo que permite recuperar importantes caudales. Además, se está renovando la red y se tiene previsto mejorar las instalaciones de los depósitos municipales. Sin embargo, todavía quedan cuestiones pendientes, como establecer un control sobre el gasto de agua de la Administración municipal, que está por encima del 10 % del total.
En proporción, el agua que pierde Zaragoza en las fugas de sus tuberías es casi el 10 % de la que se destina al consumo estrictamente urbano en toda la cuenca del Ebro. En comparación, este caudal sería suficiente para abastecer a ciudades como Logroño durante casi dos años o a Teruel por más de un lustro.
De los más de 1.000 kilómetros de conducciones, en los últimos veinte años se ha renovado la tercera parte. Pero cerca de un 50 % de la red supera los 30 años de antigüedad (datos del libro "Zaragoza ciudad sostenible", de Baringo y Blasco) y la velocidad de sustitución es bastante lenta.
En lo que se refiere al cobro del agua, en la actualidad Zaragoza sólo factura poco más de la mitad de la que se introduce en el sistema. Una tercera parte se pierde y la restante (algo más del 10 %) se utiliza en edificios municipales, en el riego de parques y jardines y en las calles. La tendencia deseable, explican los expertos, sería lograr que se facturara al menos el 75 % del agua que se incorpora al sistema.
Lo que sí que se ha puesto de relieve son los importantes ahorros que el conjunto de la ciudad está logrando en los últimos años. Por ejemplo, Zaragoza gastaba 95,5 hectómetros cúbicos en 1980 y unos 80 en los años 2000 y 2001. En el año 2003, último del que se tienen datos, el consumo fue de 71,7. Bastante tiene que ver en esta evolución tan positiva las campañas emprendidas por la Fundación Ecología y Desarrollo.
Caudales perdidos en el campo
José Javier Gracia, geólogo y miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua, explica que aunque las pérdidas en las ciudades son muy importantes, no deben descuidarse tampoco las de los grandes sistemas de regadíos. Gracia explica que en localidades como Zaragoza se están invirtiendo grandes sumas de dinero, pero que no se está haciendo lo mismo con el regadío que consume más del 80 % del agua en la cuenca del Ebro.
Según el Plan de Infraestructuras Hidráulicas de Aragón (PIHA), los sistema de transporte de los regadíos pierden un 37 % del agua, y eso a pesar de los grandes esfuerzos en modernización que realizan las comunidades de regantes. El problema está en la falta de actuaciones en las redes de agua en alta, que son los grandes canales de distribución.
El dato es especialmente relevante, puesto que el mismo documento indica que sólo en el campo aragonés se consumen 3.891 hectómetros cúbicos al año y la cifra se eleva hasta los 6.300 hectómetros cúbicos cuando se tiene en cuenta toda la cuenca del Ebro (datos del Plan Hidrológico del Ebro). Mientras, el consumo urbano e industrial de forma conjunta de toda la cuenca es de 730 hectómetros cúbicos