El nivel de los pantanos, que superan el 60% de su capacidad, descarta las restricciones este año

Lun, 16/05/2005

El País

Diez meses consecutivos sin apenas lluvia convierten cualquier chaparrón, como los que han caído esta semana, en noticia. Andalucía, como buena parte de España, sufre una climatología extremadamente seca: las precipitaciones registradas no llegan a la mitad de lo que es habitual por estas fechas y en muchas zonas de la comunidad (Huelva, valle del Guadalquivir, noroeste de Granada) están por debajo de un tercio. La falta de lluvias ha llevado a los gestores de las cuencas andaluzas a anunciar este mes las primeras 'medidas preventivas', aunque la buena situación de los pantanos, por encima del 60% de su capacidad, les concede un margen de un año sin tener que recurrir a las restricciones.
En su último informe, el Instituto Nacional de Meteorología lo deja claro. La falta de lluvias desde el pasado 1 de septiembre, fecha de arranque de los años hidrológicos, ha sido tan acusada que ya se puede decir que se trata de una situación de 'sequía meteorológica', también en el caso de Andalucía.
Según ese informe, el periodo noviembre-marzo del presente año hidrológico ha sido el más seco desde que el Instituto elabora estos registros (1947), con meses tan extremos como enero, donde apenas cayó un 10% de lo que es habitual.
Una situación que preocupa a los gestores de las cuencas andaluzas para los que, sin embargo, la amenaza de la sequía hidrológica es un nubarrón que empieza a asomar en un horizonte aún lejano. En promedio, el agua almacenada en los pantanos supera el 60% de su capacidad total, un mullido colchón de seguridad.
A pesar de que estos últimos diez meses constituyen el periodo más seco en los últimos 60 años, el nivel de agua embalsada es muy superior a lo que almacenaban los pantanos en la última gran sequía, en la que las presas estuvieron por debajo del 20% durante tres años consecutivos (1993-1995). Una situación que se explica porque el pasado mes de septiembre arrancó con la mayor reserva de agua embalsada en la última década y media, tras cuatro años húmedos consecutivos.
'No va a haber restricciones este año', confirma Juan Corominas, director de la Agencia andaluza del Agua, quien matiza que la situación llevará a los gestores de las cuencas andaluzas (Guadiana, Guadalquivir y mediterránea) a tomar algunas 'medidas preventivas'. Corominas entiende que la situación más 'frágil' es la de la cuenca mediterránea (antes llamada cuenca del Sur) , la única que gestiona la Junta de Andalucía, que recibió el traspaso de competencias este año del Gobierno central. Los pantanos de esta cuenca (entre el Campo de Gibraltar y Almería) están a menos del 50% de su capacidad total. Pero en la cuenca mediterránea el abastecimiento a partir de acuíferos, reutilización de aguas residuales y desaladoras tiene mayor importancia que en otras.
'La mezcla de recursos da más posibilidades de actuación', afirma Corominas, quien recuerda que en la cuenca mediterránea están las mayores reservas de agua subterránea de Andalucía. Para fomentar su uso sostenible, la Junta publica por primera vez estimaciones sobre los acuíferos de la cuenca, que están alrededor del 50% de su capacidad (en Almería, donde más ha llovido, están al 66%). 'La situación más preocupante se puede dar este verano en la costa malagueña', explica el director de la Agencia del Agua. Para evitar problemas, los gestores de la cuenca mediterránea prevén utilizar la conexión que se construyó tras la sequía de los noventa entre el pantano de La Viñuela y el sistema de abastecimiento de Málaga, para garantizar el suministro a la capital. Además, han empezado a revisar los pozos de emergencia que se utilizaron en la anterior sequía. La reciente puesta en marcha de la desalobradora de El Atabal, que permite usar más recursos del Guadalhorce, y el inicio de actividad de la desaladora de Marbella, que la Junta cree posible en un par de meses, son otras garantías para la costa.
En las cuencas del Guadalquivir (la más extensa de Andalucía) y la del Guadiana (donde menos ha llovido), ambas dependientes del Ministerio de Medio Ambiente, la situación hidrológica es considerada aún 'normal', según un reciente estudio del Ministerio.
En la cuenca del Guadiana, con las presas al 55%, Medio Ambiente ha anunciado dos medidas de emergencia, ambas en Huelva: el desvío de acueductos en el canal del Granado y la construcción de infraestructuras para reforzar el abastecimiento a las localidades de La Puebla de Guzmán, Villanueva de Los Castillejos y El Almendro.
Con los pantanos por encima del 60%, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir sólo considera urgente la realización de dos obras en Jaén: la puesta a punto de la conexión entre los embalses de Dañador (muy mermado) y el de Guadalmena, que garantizará el abastecimiento a la comarca de El Condado (40.000 habitantes). Y la finalización de la tubería que permitirá usar el agua del pantano del Víboras. En la cuenca en la que los cultivos de regadío absorben más recursos (se han llegado a desembalsar para riego más de 1.800 hectómetros cúbicos al año, un 16% de la capacidad total de los pantanos), la última evaluación del Ministerio señala que sólo será necesario cerrar un poco el grifo en las zonas regables del Guadalentín (entre Jaén y Granada) y del Barbate (Cádiz).
La sequía agrícola (Asaja estima que las pérdidas rondan los 350 millones de euros) incrementará la presión de los regantes sobre la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para que las restricciones no vayan más allá. Los agricultores ya han advertido de que se movilizarán si la Confederación no aprueba los riegos de apoyo al olivar (unos 30 hectómetros cúbicos). 'Yo soy partidario de que haya algunos ahorros simbólicos', opina Corominas, quien es consciente de que si el próximo otoño sigue sin llover, el fantasma de una sequía como la que hubo entre 1992 y 1995 tomará cuerpo.