España afronta la peor sequía de los últimos diecisiete años
Lun, 04/04/2005
Andalucía acumula las pérdidas más cuantiosas por el efecto de las heladas y la escasez de lluvias Las precipitaciones acumuladas hasta enero han bajado un 35 por ciento respecto a los valores normales LAURA CAORSI/MADRID REGANTES. Las asociaciones reclamarán ayudas directas de la Administración para la agricultura y la ganadería. / SUR España atraviesa momentos difíciles, la peor sequía de los últimos diecisiete años. Según el Instituto Nacional de Meteorología, los índices de lluvias son tan bajos como los registrados en 1988 y, «aunque todavía no se puede hablar de sequía hidrológica» -aunque sí pluviométrica- la situación comienza a «preocupar», al Ministerio de Medio Ambiente y al sector agrario. Se muestran poco optimistas ante los datos que reseñan que, desde otoño, ha llovido menos de lo normal, realidad que se ve reflejada en los embalses, al 57,6% de su capacidad.
Fuentes ministeriales indican que, en los próximos meses, el agua embalsada «garantiza el abastecimiento urbano», así como «la mayoría de los riegos». Sin embargo, un matiz: esa cifra general es un promedio de realidades diferentes. De esta manera, mientras el pantano de Segura, en Andalucía, contiene apenas el 22,3% de agua, las reservas que nutren a Euskadi gozan de «un nivel óptimo» de almacenamiento. «Abril suele ser lluvioso, pero eso no es garantía de nada -advierten-. La previsión no debería basarse en esa tendencia. Si no llega a llover, ¿qué hacemos?».
Esa es la pregunta que se hace el sector agrario y los regantes. Para Jesús Manuel González -portavoz de la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG) en Castilla y León-, el panorama «no podría ser peor» y los problemas se pueden enumerar: «Las reservas de agua en la región han disminuido en un 20% con respecto al año pasado, la próxima campaña de riegos será complicada y, si las cosas no cambian, estaremos hablando de sequía hidrológica en poco tiempo», dice.
Las heladas
Pero las dificultades no acaban aquí. «Vienen de antes», como apunta González, la falta de lluvia está precedida por «uno de los inviernos más fríos y secos en años». El Instituto Nacional de Meteorología (INM) lo confirma. Las precipitaciones acumuladas entre noviembre y enero fueron «un 35% inferiores a los valores medios normales» y enero, en particular, no sólo fue el mes más seco del trimestre, sino el menos lluvioso de los últimos cincuenta años.
Para empeorar la situación, los cultivos que se ven afectados por sequedad «alarmante» del suelo son los mismos que sufrieron el azote de heladas durante el invierno, explica el portavoz de COAG. Frío intenso y agua escasa son «mala» combinación. El cereal «apenas tiene reservas» y el cultivo de remolachas insumirá dos riegos extra. «Eso cuesta dinero y significa menos ganancias».
La realidad de Andalucía es el mejor ejemplo de pérdidas. «Aquí no ha llovido nada», dispara Aquilino Roldán. El portavoz de COAG en Sevilla explica que en su provincia «no habrá problemas con los regadíos porque hay recursos de años anteriores», pero puntualiza que «el aumento de los riegos supondrá gastos suplementarios». En una situación que define de «absoluta sequía», Roldán augura «una cosecha de cereales corta, por no decir mala, y una merma en los olivos que se sentirá en 2006». Además, «el girasol no va a crecer porque se acaba de sembrar 'en seco'» y hasta la ganadería «está en riesgo». Los cuatro episodios de heladas «acabaron con la hierba».
Las perspectivas no son mejores en Aragón, donde los ovinos representan el mayor problema. «Las pérdidas se elevan a más de 37 millones de euros», reseña el último informe sindical del agro aragonés. Sus pantanos están en la peor situación desde hace cinco años. Para rematar el problema, basta con escuchar al INM: define a este periodo como «extraordinariamente seco» y espera pocas lluvias en primavera y verano
Fuentes ministeriales indican que, en los próximos meses, el agua embalsada «garantiza el abastecimiento urbano», así como «la mayoría de los riegos». Sin embargo, un matiz: esa cifra general es un promedio de realidades diferentes. De esta manera, mientras el pantano de Segura, en Andalucía, contiene apenas el 22,3% de agua, las reservas que nutren a Euskadi gozan de «un nivel óptimo» de almacenamiento. «Abril suele ser lluvioso, pero eso no es garantía de nada -advierten-. La previsión no debería basarse en esa tendencia. Si no llega a llover, ¿qué hacemos?».
Esa es la pregunta que se hace el sector agrario y los regantes. Para Jesús Manuel González -portavoz de la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG) en Castilla y León-, el panorama «no podría ser peor» y los problemas se pueden enumerar: «Las reservas de agua en la región han disminuido en un 20% con respecto al año pasado, la próxima campaña de riegos será complicada y, si las cosas no cambian, estaremos hablando de sequía hidrológica en poco tiempo», dice.
Las heladas
Pero las dificultades no acaban aquí. «Vienen de antes», como apunta González, la falta de lluvia está precedida por «uno de los inviernos más fríos y secos en años». El Instituto Nacional de Meteorología (INM) lo confirma. Las precipitaciones acumuladas entre noviembre y enero fueron «un 35% inferiores a los valores medios normales» y enero, en particular, no sólo fue el mes más seco del trimestre, sino el menos lluvioso de los últimos cincuenta años.
Para empeorar la situación, los cultivos que se ven afectados por sequedad «alarmante» del suelo son los mismos que sufrieron el azote de heladas durante el invierno, explica el portavoz de COAG. Frío intenso y agua escasa son «mala» combinación. El cereal «apenas tiene reservas» y el cultivo de remolachas insumirá dos riegos extra. «Eso cuesta dinero y significa menos ganancias».
La realidad de Andalucía es el mejor ejemplo de pérdidas. «Aquí no ha llovido nada», dispara Aquilino Roldán. El portavoz de COAG en Sevilla explica que en su provincia «no habrá problemas con los regadíos porque hay recursos de años anteriores», pero puntualiza que «el aumento de los riegos supondrá gastos suplementarios». En una situación que define de «absoluta sequía», Roldán augura «una cosecha de cereales corta, por no decir mala, y una merma en los olivos que se sentirá en 2006». Además, «el girasol no va a crecer porque se acaba de sembrar 'en seco'» y hasta la ganadería «está en riesgo». Los cuatro episodios de heladas «acabaron con la hierba».
Las perspectivas no son mejores en Aragón, donde los ovinos representan el mayor problema. «Las pérdidas se elevan a más de 37 millones de euros», reseña el último informe sindical del agro aragonés. Sus pantanos están en la peor situación desde hace cinco años. Para rematar el problema, basta con escuchar al INM: define a este periodo como «extraordinariamente seco» y espera pocas lluvias en primavera y verano