La ministra de Medio Ambiente justifica la subida en la factura del agua por la mejora de la calidad

Vie, 18/03/2005

SUR

Cristina Narbona descarta asumir el coste del funcionamiento de la desalinizadora de El Atabal porque no está entre sus competencias La instalación, inaugurada ayer, es de las más avanzadas del mundo JUAN SOTO/MÁLAGA CATA. Cristina Narbona prueba el agua de la planta desalinizadora en presencia de Francisco de la Torre y Fuensanta Coves. / CARLOS MORET LA PLANTA Tratamiento: La planta desalinizadora puede tratar un volumen de agua que alcanza los 165.000 metros cúbicos diarios.

Inversión: La instalación tiene un coste de 64 millones de euros y ha sido sufragada por el Ministerio de Medio Ambiente en colaboración con el Ayuntamiento de Málaga y la sociedad estatal Acusur.

Ampliación: La Estación de Tratamiento de Agua Potable de El Atabal será ampliada próximamente con una inversión cercana a los 7,6 millones.

Funcionamiento: La planta utiliza la técnica de ósmosis inversa, para lo que cuenta con un conjunto de 8.400 membranas, repartidas en 12 bastidores que son los encargados de eliminar las sales.

Rendimiento: La infraestructura puede ser utilizada en fases dependiendo de las necesidades de la ciudad en cada momento. El agua en Málaga por fin cumple con sus tres características fundamentales. Desde hace varios días, el líquido que sale por los grifos de la mayoría de las viviendas es incoloro, inodoro e insípido. Tan importante es el cambio para la ciudad, que ayer la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, se desplazó a Málaga para comprobar in situ que el líquido elemento cumple los requisitos que todos los estudiantes aprenden en el colegio. El origen del cambio radica en la puesta en funcionamiento de la planta desalinizadora de El Atabal, que ayer se inauguró.

La ministra aprovechó el acto para justificar la subida del precio del agua basándose en que es de mejor calidad. Reconoció que la factura media de un malagueño aumentará 2,8 euros, que «no es más de lo que vale una cajetilla de tabaco», pero que, sin embargo, servirá para «ahorrar mucho en facturas médicas, agua embotellada y en duración de sus aparatos domésticos».

También volvió a reiterar su negativa a asumir el coste del funcionamiento de la instalación, tal y como reclama desde hace meses el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre. Explicó que «el Gobierno no tiene la competencia de invertir en el abastecimiento de agua potable en las ciudades» ni de «subvencionar la explotación de las plantas que financia».

La desalinizadora, que fue inaugurada por la ministra, el alcalde y la consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, es capaz de tratar 165.000 metros cúbicos de agua al día, lo que «la pone a la cabeza de la desalinización de aguas de todo el mundo». Según explicó la ministra durante la presentación de esta infraestructura, desde su puesta en funcionamiento, el agua se aprovecha un 20% más y se ha reducido el nivel de salinidad y dureza en un 65 y un 68%, respectivamente.

Funcionamiento por fases

Según explicaron desde el ministerio, la planta tiene la peculiaridad de que puede funcionar en fases para adaptarse a las necesidades de la ciudad en cada momento. Utiliza un sistema de ósmosis inversa y desmineraliza el agua con una serie de membranas. La inversión total asciende a 64 millones de euros y fuentes del ministerio informaron de que próximamente será ampliada con una inversión cercana a los 7,6 millones.

Cristina Narbona también anunció que para este año se han presupuestado 127 millones de euros que servirán para seguir avanzando en el Plan Hidrológico Nacional y para dotar a la provincia de 125 hectómetros extra de agua gracias al convenio firmado con la Cuenca Mediterránea Andaluza (antigua Confederación Hidrográfica del Sur).

Por su parte, el alcalde de Málaga mostró agrado por que la desalinizadora «está funcionando de forma satisfactoria». El regidor municipal dijo que sólo queda fuera una parte de Olías y la sierra de Churriana, y que la calidad del agua será todavía mejor cuando se desarrollen las estaciones depuradoras del Guadalhorce y Peñón del Cuervo.

De la Torre comentó que la grandeza de la democracia se ve en obras como ésta, «que inicia una administración y otra la termina», después de que la primera piedra se pusiera a principios de 2002 con el Partido Popular en el Gobierno de España. Aprovechó el momento para intentar arrancar a la ministra una futura reunión «donde tratar otras obras que Málaga necesita».

En el acto inaugural también intervino la consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Fuensanta Coves, quien adelantó el deseo de su departamento y del Gobierno central de poner en funcionamiento cuanto antes la desalinizadora de Marbella, que está terminada «y permitiría mejorar el agua de una zona muy necesitada a raíz de la construcción de nuevas viviendas». Según explicó, esta planta proporcionaría 20 hectómetros de agua.

Pocas lluvias

Coves, que habló como responsable de la Cuenca Mediterránea Andaluza, alertó de las pocas lluvias que han caído este invierno. Así recordó que las precipitaciones han descendido un 50% respecto a otros años y que, aunque todavía no se puede hablar de sequía porque queda la primavera, «las desalinizadoras ayudan a prevenir malos tiempos».

Al finalizar el acto, y a preguntas de los periodistas, la ministra de Medio Ambiente aseguró que el Plan Guadalmedina (que pretende embovedar el río) «no es una buena solución». Aunque reconoció que este proyecto «puede significar acabar con una herida urbanística de la ciudad, debe tener un tratamiento riguroso en términos ambientales».

Narbona también adelantó que su ministerio se encuentra trabajando en un programa que evite tener que regenerar periódicamente las playas a consecuencia de la pérdida de arena por los temporales. No adelantó cuáles serán las medidas, si bien dijo que el problema «muchas veces tiene que ver con la acción humana».