La contaminación del agua y el mal estado de las riberas siguen deteriorando los cauces
Lun, 28/02/2005
La mala calidad del agua y la acumulación de basuras, además de las múltiples agresiones en forma de obras, son los principales problemas que tienen los ríos en el entorno de la ciudad de Zaragoza. La memoria del proyecto VoluntaRíos, en el que han participado cerca de 1.500 personas con la ayuda de varios monitores especializados y dotados de equipos apropiados, analiza 61 tramos fluviales que corresponden a 30 kilómetros del Ebro, el Gállego, el Huerva y el Canal Imperial.
El informe, elaborado con las observaciones de estas 1.500 personas, explica que a pesar del mal estado general, los tramos del Ebro y del Gállego cercanos a Zaragoza todavía conservan importantes poblaciones de aves como garzas o cormoranes. También se indica la presencia de mamíferos, anfibios, reptiles e invertebrados, así como numerosas especies autóctonas de flora: tamariz, sauce, olmo, chopo, álamo, fresno y rosal silvestre, entre otros. En el Canal Imperial y en el Huerva cambia la vegetación y hay menor densidad y variedad de fauna.
En el Huerva se analizaron 8 tramos, entre Cadrete y la desembocadura. Los resultados indican que el río está prácticamente muerto en muchas zonas, con un cauce estrecho (5 metros de media), con las riberas convertidas en taludes y con algunos tramos completamente canalizados o soterrados que son inaccesibles a los ciudadanos. Además, la calidad del agua, "con una contaminación tremenda", no permite uso no siquiera para riego o refrigeración.
Las dos caras del Gállego
En el Gállego, donde se analizaron 18 tramos, se distinguen dos realidades. Aguas arriba de Montañana, la ribera conserva zonas de soto natural en estado bueno y muy bueno, mientras que en la parte final del río se considera en mala situación. Respecto a la calidad del agua, aguas abajo de Montañana se detectó una "importante contaminación química" (industrial), pero también causada por purines, prácticas agrícolas y vertidos urbanos. Además, destaca los contrastes en la temperatura del agua, que oscila entre 10 y 28 grados centígrados, lo que afecta a la vida acuática.
Hasta 24 tramos se han analizado en el Ebro entre Monzalbarba y La Cartuja. El informe llama la atención sobre la importante presencia de residuos de todo tipo, tanto en el cauce como en las riberas (incluso infraestructuras abandonadas en el río). Además, hay zonas quemadas, con signos de sobrepastoreo y pasos cortados. En cualquier caso, destaca el buen estado del soto de Ranillas y de las riberas aguas abajo de Zaragoza. Los principales problemas del agua son el altísimo nivel de nitritos, la dureza y la conductividad elevada. En conjunto, unas condiciones muy malas que no la hacen apta ni siquiera para uso agrario o para refrigeración.
Aunque no se trata de un cauce natural, VoluntaRíos también analizó el estado de 11 tramos del Canal Imperial desde el aeropuerto hasta su salida de Zaragoza. La presencia de residuos es la principal observación, además de la falta de aprovechamiento lúdico de sus orillas, de las que se destacan sus enormes posibilidades. La calidad del agua es media, con buenos tramos entre el aeropuerto y la potabilizadora.
El proyecto, coordinado por Ansar, Ebro Vivo y la Asociación de Vecinos Puente de Santiago, incluye una serie de recomendaciones elaboradas por todos los voluntarios. Incrementar la limpieza, realizar repoblaciones con plantas autóctonas, recuperar los tramos degradados, mejorar la accesibilidad de los ciudadanos a las riberas, controlar los vertidos, suavizar taludes o eliminar ciertas infraestructuras, son algunas de estas sugerencias, que el pasado miércoles se entregaron a los representantes de la CHE, el Ayuntamiento y el Gobierno de Aragón.
El informe, elaborado con las observaciones de estas 1.500 personas, explica que a pesar del mal estado general, los tramos del Ebro y del Gállego cercanos a Zaragoza todavía conservan importantes poblaciones de aves como garzas o cormoranes. También se indica la presencia de mamíferos, anfibios, reptiles e invertebrados, así como numerosas especies autóctonas de flora: tamariz, sauce, olmo, chopo, álamo, fresno y rosal silvestre, entre otros. En el Canal Imperial y en el Huerva cambia la vegetación y hay menor densidad y variedad de fauna.
En el Huerva se analizaron 8 tramos, entre Cadrete y la desembocadura. Los resultados indican que el río está prácticamente muerto en muchas zonas, con un cauce estrecho (5 metros de media), con las riberas convertidas en taludes y con algunos tramos completamente canalizados o soterrados que son inaccesibles a los ciudadanos. Además, la calidad del agua, "con una contaminación tremenda", no permite uso no siquiera para riego o refrigeración.
Las dos caras del Gállego
En el Gállego, donde se analizaron 18 tramos, se distinguen dos realidades. Aguas arriba de Montañana, la ribera conserva zonas de soto natural en estado bueno y muy bueno, mientras que en la parte final del río se considera en mala situación. Respecto a la calidad del agua, aguas abajo de Montañana se detectó una "importante contaminación química" (industrial), pero también causada por purines, prácticas agrícolas y vertidos urbanos. Además, destaca los contrastes en la temperatura del agua, que oscila entre 10 y 28 grados centígrados, lo que afecta a la vida acuática.
Hasta 24 tramos se han analizado en el Ebro entre Monzalbarba y La Cartuja. El informe llama la atención sobre la importante presencia de residuos de todo tipo, tanto en el cauce como en las riberas (incluso infraestructuras abandonadas en el río). Además, hay zonas quemadas, con signos de sobrepastoreo y pasos cortados. En cualquier caso, destaca el buen estado del soto de Ranillas y de las riberas aguas abajo de Zaragoza. Los principales problemas del agua son el altísimo nivel de nitritos, la dureza y la conductividad elevada. En conjunto, unas condiciones muy malas que no la hacen apta ni siquiera para uso agrario o para refrigeración.
Aunque no se trata de un cauce natural, VoluntaRíos también analizó el estado de 11 tramos del Canal Imperial desde el aeropuerto hasta su salida de Zaragoza. La presencia de residuos es la principal observación, además de la falta de aprovechamiento lúdico de sus orillas, de las que se destacan sus enormes posibilidades. La calidad del agua es media, con buenos tramos entre el aeropuerto y la potabilizadora.
El proyecto, coordinado por Ansar, Ebro Vivo y la Asociación de Vecinos Puente de Santiago, incluye una serie de recomendaciones elaboradas por todos los voluntarios. Incrementar la limpieza, realizar repoblaciones con plantas autóctonas, recuperar los tramos degradados, mejorar la accesibilidad de los ciudadanos a las riberas, controlar los vertidos, suavizar taludes o eliminar ciertas infraestructuras, son algunas de estas sugerencias, que el pasado miércoles se entregaron a los representantes de la CHE, el Ayuntamiento y el Gobierno de Aragón.