La sequía pone a prueba los nuevos pantanos
Dom, 20/02/2005
Cádiz/Arcos. La escasez de lluvia comienza a dejar vestigios en los pantanos de la provincia donde la capacidad de agua se va reduciendo paulatinamente, si bien aún dista mucho de afectar al abastecimiento para el consumo por la mejora de las infraestructuras desde la sequía de los años 90. Desde entonces, el mapa hidrológico se ha completado con el embalse de Zahara, la ampliación del Guadalcacín y, en especial, con la posibilidad de trasvasar agua desde el río Guadiaro al Majaceite.
Sin embargo, la cuenca del Guadalete, que aprovisiona de agua a la Bahía de Cádiz, Jerez, Costa Noroeste y la Sierra con sus cuatro pantanos (Hurones, Guadalcacín, Zahara, y Bornos), acaparaba este fin de semana 935,5 hectómetros cúbicos, alrededor del 69 por ciento de su máxima capacidad, mientras que a mediados de febrero del pasado año acumulaba casi el 79 por ciento de su volumen total con 1.071,6 hectómetros cúbicos.
En este sentido, la reserva de la cuenca del Guadalete ha bajado en un año un 10 por ciento con la pérdida de 136 hectómetros cúbicos de agua, la misma cantidad que puede almacenar el pantano de Los Hurones al cien por cien de su capacidad. Este embalse registraba en febrero de 2004 el 81 por ciento de su volumen total. Ahora, contiene poco más del 47 por ciento. Además, el Guadalcacín, considerado el pulmón hídrico de la provincia con una capacidad de 800 hectómetros cúbicos, también ha disminuido del 75 al 65 por ciento en tan sólo un año.
Por su parte, la cuenca del Barbate (que integra el pantano de ese mismo nombre junto a los de Celemín y Almodóvar) ha mermado en un año un 9,65 por ciento. El pantano de Almodóvar, que surte de agua a la población de Tarifa, es el más afectado al poseer a día de hoy casi un 32 por ciento de su capacidad, teniendo en cuenta que almacenaba un 88 por ciento en febrero de 2004.
En cuanto a los embalses de Charco Redondo y Guadarranque, que abastecen al Campo de Gibraltar, alcanzan actualmente el 71 y el 90 por ciento de su capacidad, mientras que el año pasado por esta época los porcentajes eran del 96 y el 100 por cien, respectivamente.
Como consecuencia de la sequía ya se observa en muchos parajes de la Sierra la falta de agua. Cercano a los Hurones se encuentra el embalse de Guadalcacín, en Algar, destinado principalmente a los regadíos. Estas infraestructuras padecen también la escasez de precipitaciones, cuyos niveles han bajado de tal manera que han dejado a la vista todo lo que en su día se inundó para realizar estas obras.
Arboleda en mitad de la masa de agua y antiguos puentes salen a flote en algunos tramos del pantano de Guadalcacín. Transitar por el conocido puente Picao constata los estragos de este invierno seco que está dando más de un dolor de cabeza al sector agrario. Desde este puente se alza como un fantasma de otro tiempo una pequeña plaza de toros que en teoría se llevó por delante la construcción de este embalse cuando inundó y expropio algunas fincas de los alrededores.
Una estampa que se repite a lo largo y ancho de la Sierra gaditana aunque cobra mayor intensidad en la parte sur de la comarca. Ríos sin caudal y arroyos con un hilo de agua que pueden afectar a la flora y fauna de la zona.
Parecida situación se vive en el embalse de Zahara-El Gastor y el embalse de Bornos, cuyas riberas acentúan los desniveles de agua en los surcos de sus paredes. Como muestra, por ejemplo, el río Guadalete en el paraje natural de la Cola del embalse de Bornos a su paso por la población de Villamartín. En este paraje se da el tarajal, un género de medio centenar de especies de árboles y arbustos caducifolios que en estos días sale a la superficie por la falta de precipitaciones.
En la cola del embalse de Los Hurones, donde antes había agua ahora se aprecia una gran extensión de terreno baldío y seco. Donde antes había pescadores en busca de la mejor carpa de río, ahora transita ganado retinto para llegar a las explotaciones agropecuarias.
El popular Charco de los Hurones se encuentra diezmado por la falta de agua. Este paraje entre El Bosque y Algar, a pie del río Majaceite y las Salinas de Hortales, ha reducido su capacidad a consecuencia de la falta de precipitaciones. Los lugareños no recuerdan algo parecido desde hace casi una década cuando la zona se secó apareciendo cientos de peces muertos en su ribera.
Así lo recuerda Miguel, un vecino que estos días traslada ganado desde el paraje El Juncoso hasta otras explotaciones para alimentar las reses utilizando el Charco de los Hurones para ahorrarse el tránsito por la carretera, una ventaja que, sin embargo, no se compensa con la ausencia de lluvias que está provocando estragos en los cultivos
Sin embargo, la cuenca del Guadalete, que aprovisiona de agua a la Bahía de Cádiz, Jerez, Costa Noroeste y la Sierra con sus cuatro pantanos (Hurones, Guadalcacín, Zahara, y Bornos), acaparaba este fin de semana 935,5 hectómetros cúbicos, alrededor del 69 por ciento de su máxima capacidad, mientras que a mediados de febrero del pasado año acumulaba casi el 79 por ciento de su volumen total con 1.071,6 hectómetros cúbicos.
En este sentido, la reserva de la cuenca del Guadalete ha bajado en un año un 10 por ciento con la pérdida de 136 hectómetros cúbicos de agua, la misma cantidad que puede almacenar el pantano de Los Hurones al cien por cien de su capacidad. Este embalse registraba en febrero de 2004 el 81 por ciento de su volumen total. Ahora, contiene poco más del 47 por ciento. Además, el Guadalcacín, considerado el pulmón hídrico de la provincia con una capacidad de 800 hectómetros cúbicos, también ha disminuido del 75 al 65 por ciento en tan sólo un año.
Por su parte, la cuenca del Barbate (que integra el pantano de ese mismo nombre junto a los de Celemín y Almodóvar) ha mermado en un año un 9,65 por ciento. El pantano de Almodóvar, que surte de agua a la población de Tarifa, es el más afectado al poseer a día de hoy casi un 32 por ciento de su capacidad, teniendo en cuenta que almacenaba un 88 por ciento en febrero de 2004.
En cuanto a los embalses de Charco Redondo y Guadarranque, que abastecen al Campo de Gibraltar, alcanzan actualmente el 71 y el 90 por ciento de su capacidad, mientras que el año pasado por esta época los porcentajes eran del 96 y el 100 por cien, respectivamente.
Como consecuencia de la sequía ya se observa en muchos parajes de la Sierra la falta de agua. Cercano a los Hurones se encuentra el embalse de Guadalcacín, en Algar, destinado principalmente a los regadíos. Estas infraestructuras padecen también la escasez de precipitaciones, cuyos niveles han bajado de tal manera que han dejado a la vista todo lo que en su día se inundó para realizar estas obras.
Arboleda en mitad de la masa de agua y antiguos puentes salen a flote en algunos tramos del pantano de Guadalcacín. Transitar por el conocido puente Picao constata los estragos de este invierno seco que está dando más de un dolor de cabeza al sector agrario. Desde este puente se alza como un fantasma de otro tiempo una pequeña plaza de toros que en teoría se llevó por delante la construcción de este embalse cuando inundó y expropio algunas fincas de los alrededores.
Una estampa que se repite a lo largo y ancho de la Sierra gaditana aunque cobra mayor intensidad en la parte sur de la comarca. Ríos sin caudal y arroyos con un hilo de agua que pueden afectar a la flora y fauna de la zona.
Parecida situación se vive en el embalse de Zahara-El Gastor y el embalse de Bornos, cuyas riberas acentúan los desniveles de agua en los surcos de sus paredes. Como muestra, por ejemplo, el río Guadalete en el paraje natural de la Cola del embalse de Bornos a su paso por la población de Villamartín. En este paraje se da el tarajal, un género de medio centenar de especies de árboles y arbustos caducifolios que en estos días sale a la superficie por la falta de precipitaciones.
En la cola del embalse de Los Hurones, donde antes había agua ahora se aprecia una gran extensión de terreno baldío y seco. Donde antes había pescadores en busca de la mejor carpa de río, ahora transita ganado retinto para llegar a las explotaciones agropecuarias.
El popular Charco de los Hurones se encuentra diezmado por la falta de agua. Este paraje entre El Bosque y Algar, a pie del río Majaceite y las Salinas de Hortales, ha reducido su capacidad a consecuencia de la falta de precipitaciones. Los lugareños no recuerdan algo parecido desde hace casi una década cuando la zona se secó apareciendo cientos de peces muertos en su ribera.
Así lo recuerda Miguel, un vecino que estos días traslada ganado desde el paraje El Juncoso hasta otras explotaciones para alimentar las reses utilizando el Charco de los Hurones para ahorrarse el tránsito por la carretera, una ventaja que, sin embargo, no se compensa con la ausencia de lluvias que está provocando estragos en los cultivos