Medio Ambiente estudia varias opciones para modificar Biscarrués
Lun, 24/01/2005
El Ministerio de Medio Ambiente trabaja en distintas opciones relacionadas con el proyecto del embalse de Biscarrués sobre el río Gállego. Los servicios técnicos tienen planteados varios escenarios posibles, dado que se está pendiente todavía de que acaben los sondeos previos a las obras de construcción del pantano y no se descarta que estos estudios corroboren la inestabilidad geológica de la zona que ha sido denunciada por algunos especialistas. Las opciones en las que se trabaja, en cualquier caso, asegurarían el abastecimiento al sistema de regadío del Alto Aragón e incluyen hasta tres posibilidades distintas para el embalse de Biscarrués, dos nuevos embalses de menor tamaño y el estudio de algunas balsas laterales.
Si el resultado de los sondeos no aporta sorpresas, Medio Ambiente tiene previsto continuar con el proyecto de Biscarrués, dentro de los parámetros de revisión y concertación social en los que se están moviendo la Comisión del Agua de Aragón y la Iniciativa Social de Mediación. En el caso de que se detectaran problemas, las posibilidades son múltiples. Según explicaron fuentes de la ponencia de Obras Hidráulicas de la Comisión del Agua, estos trabajos responderán a la premisa del PP sobre la necesidad de garantizar la reserva de 6.500 hectómetros cúbicos de agua embalsada que recoge el Pacto del Agua, aunque en algunos casos sea necesario modificar algunos de los proyectos planteados en 1992. Se están buscando otros puntos de almacenamiento para compensar la reducción de la cota del recrecimiento de Yesa o el descarte definitivo de pantanos como el de Santaliestra.
Sin embargo, hay una especial preocupación por el abastecimiento del sistema del Alto Aragón, dado que tiene problemas de colmatación en algunos embalses y en los próximos años va a registrar un incremento de la superficie regable.
Tres tamaños posibles
En lo que se refiere al embalse de Biscarrués, podría optarse por una cota menor, lo que evitaría posibles deslizamientos de ladera, dado que esta zona se encuentra en la cola del embalse de mayores dimensiones. Esta opción, cuya capacidad estaría alrededor de 100 hectómetros cúbicos, seguiría inundando el pueblo de Erés, por lo que desde el punto de vista social no soluciona el principal problema. Para evitar este impacto, la única opción posible consiste en cambiar el lugar donde se levantaría la presa y subirla aguas arriba, por encima de Erés. De esta forma se lograría un embalse más pequeño, con menos de 40 hectómetros cúbicos.
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), aunque no lo confirma de manera oficial, también ha estudiado una serie de embalses menores, que deberían complementar cualquiera de las dos soluciones de Biscarrués a una cota inferior. El mayor de ellos sería el embalse de Marracos, que podría almacenar más de 150 hectómetros cúbicos. Esta opción tiene además la ventaja de que, en caso de necesidad, también se podría utilizar para el sistema de Bardenas. No obstante, los técnicos han mostrado ciertos recelos, dado que el agua se debería aprovechar mediante bombeo, lo que incrementa sus costes.
El otro embalse estaría situado en Monegros y sería el de La Valcuerna. En este caso, los estudios están todavía en una fase muy inicial. De todas formas, parece que la situación sería muy buena de cara a atender las necesidades de las nuevas zonas regables de Monegros, aunque en la zona donde se podría plantear su construcción hay problemas de yesos y se trata de un entorno con diversas figuras de protección ambiental.
El Grado, un filón
Los cambios en la procedencia .
teórica de los caudales en lo que se refiere al sistema del Alto Aragón podrían ir más allá, según fuentes de la Ponencia de Obras Hidráulicas. Técnicamente se ha descartado la construcción del pantano de Susía como alternativa a Jánovas puesto que generaba numerosos problemas e incertidumbres. Sin embargo, se ha visto que la necesidad de proporcionar más agua a este sistema de regadíos, que tiene grandes expectativas de crecimiento de superficie regable, es muy urgente. Por ello, se están estudiando soluciones que permitan aprovechar los 130 hectómetros cúbicos de embalse muerto que quedan en El Grado, un pantano que ya está construido y del que sólo sería necesario modificar algunos elementos muy concretos, así como su régimen de explotación. De esta forma, se lograría una gran cantidad de agua, en muy poco tiempo y sin
ningún tipo de conflicto social.
Otras cuestiones en las que se está trabajando desde la DGA y la CHE para dar cumplimiento a las peticiones del PP de garantizar los 6.500 hectómetros cúbicos del Pacto del Agua son, entre otras, la posibilidad de recuperar algunas antiguas concesiones hidroeléctricas y construir balsas laterales en algunos puntos intermedios de retorno de los canales de riego
Si el resultado de los sondeos no aporta sorpresas, Medio Ambiente tiene previsto continuar con el proyecto de Biscarrués, dentro de los parámetros de revisión y concertación social en los que se están moviendo la Comisión del Agua de Aragón y la Iniciativa Social de Mediación. En el caso de que se detectaran problemas, las posibilidades son múltiples. Según explicaron fuentes de la ponencia de Obras Hidráulicas de la Comisión del Agua, estos trabajos responderán a la premisa del PP sobre la necesidad de garantizar la reserva de 6.500 hectómetros cúbicos de agua embalsada que recoge el Pacto del Agua, aunque en algunos casos sea necesario modificar algunos de los proyectos planteados en 1992. Se están buscando otros puntos de almacenamiento para compensar la reducción de la cota del recrecimiento de Yesa o el descarte definitivo de pantanos como el de Santaliestra.
Sin embargo, hay una especial preocupación por el abastecimiento del sistema del Alto Aragón, dado que tiene problemas de colmatación en algunos embalses y en los próximos años va a registrar un incremento de la superficie regable.
Tres tamaños posibles
En lo que se refiere al embalse de Biscarrués, podría optarse por una cota menor, lo que evitaría posibles deslizamientos de ladera, dado que esta zona se encuentra en la cola del embalse de mayores dimensiones. Esta opción, cuya capacidad estaría alrededor de 100 hectómetros cúbicos, seguiría inundando el pueblo de Erés, por lo que desde el punto de vista social no soluciona el principal problema. Para evitar este impacto, la única opción posible consiste en cambiar el lugar donde se levantaría la presa y subirla aguas arriba, por encima de Erés. De esta forma se lograría un embalse más pequeño, con menos de 40 hectómetros cúbicos.
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), aunque no lo confirma de manera oficial, también ha estudiado una serie de embalses menores, que deberían complementar cualquiera de las dos soluciones de Biscarrués a una cota inferior. El mayor de ellos sería el embalse de Marracos, que podría almacenar más de 150 hectómetros cúbicos. Esta opción tiene además la ventaja de que, en caso de necesidad, también se podría utilizar para el sistema de Bardenas. No obstante, los técnicos han mostrado ciertos recelos, dado que el agua se debería aprovechar mediante bombeo, lo que incrementa sus costes.
El otro embalse estaría situado en Monegros y sería el de La Valcuerna. En este caso, los estudios están todavía en una fase muy inicial. De todas formas, parece que la situación sería muy buena de cara a atender las necesidades de las nuevas zonas regables de Monegros, aunque en la zona donde se podría plantear su construcción hay problemas de yesos y se trata de un entorno con diversas figuras de protección ambiental.
El Grado, un filón
Los cambios en la procedencia .
teórica de los caudales en lo que se refiere al sistema del Alto Aragón podrían ir más allá, según fuentes de la Ponencia de Obras Hidráulicas. Técnicamente se ha descartado la construcción del pantano de Susía como alternativa a Jánovas puesto que generaba numerosos problemas e incertidumbres. Sin embargo, se ha visto que la necesidad de proporcionar más agua a este sistema de regadíos, que tiene grandes expectativas de crecimiento de superficie regable, es muy urgente. Por ello, se están estudiando soluciones que permitan aprovechar los 130 hectómetros cúbicos de embalse muerto que quedan en El Grado, un pantano que ya está construido y del que sólo sería necesario modificar algunos elementos muy concretos, así como su régimen de explotación. De esta forma, se lograría una gran cantidad de agua, en muy poco tiempo y sin
ningún tipo de conflicto social.
Otras cuestiones en las que se está trabajando desde la DGA y la CHE para dar cumplimiento a las peticiones del PP de garantizar los 6.500 hectómetros cúbicos del Pacto del Agua son, entre otras, la posibilidad de recuperar algunas antiguas concesiones hidroeléctricas y construir balsas laterales en algunos puntos intermedios de retorno de los canales de riego