Acuamed teme que no haya demanda para toda el agua producida en las desaladoras

Sáb, 11/12/2004

Levante

La mayor parte del litoral mediterráneo sólo requiere agua coyunturalmente
José Sierra, Lanzarote
El Ministerio de Medio Ambiente está buscando fórmulas que garanticen la demanda de agua a las desaladoras que proyecta construir en el arco mediterráneo.
Una vez que el precio de la desalación comienza a ser competitivo en términos económicos y resueltos también, aunque con matices, problemas como el de los vertidos de salmuera al mar o el de los elevados índices de boro en el agua desalada-un tóxico que daña especialmente a los cítricos-, el verdadero escollo para el rápido desarrollo de la desalación se encuentra en la dificultad de garantizar la demanda de agua desalada en zonas donde sólo se precisan caudales coyunturalmente: bien por la estacionalidad de la demanda, bien por falta puntual -sequías- de recursos convencionales.
El director general de Acuamed, Adrián Baltanás, que ayer abrió oficialmente las jornadas sobre «Avances en desalación y reutilización de aguas. La sólida experiencia de Canarias», que se celebran en Lanzarote, aseguro que «salvando todas las distancias», muchos de los problemas que afectan ahora a la cuenca mediterránea se proyectaron sobre Lanzarote hace algo más de 30 años y la solución, bien es verdad que era la única posible, llegó de manos de la desalación.
«Existen problemas de escasez, mercado ilegal en algunos sitios, sobreexplotación y falta de recursos que aquí se daban ya en los setenta», dijo Baltanás, que subrayó las similitudes entre esa situación y la del sur de la Comunidad Valenciana y Murcia con la de Lanzarote, aunque recordando que la necesidad de agua en Lanzarote garantiza una demanda y una rentabilidad en las instalaciones que no existe en el caso mediterráneo.
«Debemos hallar la fórmula para que las desaladoras que construyamos tengan un uso racional, un funcionamiento continuo y suficiente. Hay unos costes de explotación que son elevados, pero también hay que pagar la amortización, funcione a pleno rendimiento o no la planta», dijo Baltanás.
En este sentido, la única fórmula posible es ajustar la nueva oferta que representan las desaladoras a una demanda más real de la que se ha venido presentando en los últimos años.
Consciente de este problema, la oferta de los empresarios agrupados en la CEOE resultaba un tanto «tramposa cuando se comprometía a financiar, construir y explotar las nuevas desaladoras siempre que tuviera garantizada la venta de una cantidad de agua muy próxima al rendimiento ideal de cada instalación y/o en su defecto que el responsable de comercializar el agua producida en la desaladora les garantizara una compensación en el caso de tener que parar la planta o situarla bajo mínimos.