Una serie de ciclones causa más de mil muertos y desaparecidos en Filipinas
Mar, 07/12/2004
En apenas dos semanas, el número de muertos debidos al mal tiempo en Filipinas supera ya el millar, después de que parte del país haya quedado anegada a causa de una sucesión de ciclones y lluvias torrenciales. Aprovechando que ayer la situación climática había mejorado, equipos de rescate salieron para entregar comida a los afectados y recuperar cadáveres. Se calcula que las cuatro tormentas tropicales de los últimos días han obligado a más de 200.000 personas a abandonar sus hogares. Muchos se han quedado sin alimentos y agua potable, y en numerosas zonas tampoco cuentan con electricidad ni telefonía.
Muchos de los damnificados se encuentran en Real, Infanta y General Nakar, en la provincia de Quezón (a unos 70 kilómetros al este de Manila). Aunque las aguas comenzaron a retroceder el viernes, millares de personas se han visto obligados a improvisar refugios para dormir y tienen problemas para conseguir alimentos, al tiempo que siguen expuestas a enfermedades como el cólera o la hepatitis. Numerosas zonas del norte y centro del archipiélago continúan incomunicadas por carretera.
Los soldados enterraron el viernes casi 100 personas que habían muerto en los corrimientos de tierra provocados por las intensas lluvias en la provincia de Aurora, en el norte del país, mientras el último tifón, el Nanmadol, se desplazaba ayer hacia el norte, con dirección a Taiwán, donde, convertido en tormenta tropical, causó la muerte de dos personas. El tifón ha agravado la miseria de miles de filipinos en el norte, que se quedaron sin hogar por otras tormentas que han dejado una estela de destrucción.
Nanmadol ha provocado al menos 35 muertos en el archipiélago y ha afectado a cientos de miles de personas. La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, visitó algunas de las zonas afectadas por las inundaciones y reclamó leyes más contundentes contra la tala legal e ilegal de árboles, que ha empeorado en gran medida las consecuencias de los ciclones.
Los ciclones y las tormentas tropicales golpean regularmente a este archipiélago formado por 7.100 islas. La tala incontrolada de árboles se ha vinculado a este desastre, ya que los árboles cortados dejan un suelo muy desprotegido, que es arrastrado con gran facilidad cuando llueve con fuerza y contribuye a formar peligrosos torrentes de fango.
'Necesitamos realizar un gran esfuerzo para entregar los suministros de ayuda, encontrar a los desaparecidos, rescatar a quienes quedaron aislados, alimentar a los hambrientos y refugiar a los que no tienen hogar', dijo la presidenta en una declaración difundida por la televisión. 'Nuestro mayor enemigo es la diarrea, especialmente en zonas donde el agua y la comida están contaminadas,', manifestó un alto responsable de Salud, además de instar a los damnificados a que sepulten a sus muertos cuanto antes.
La mejora del tiempo ha permitido comenzar las labores de rescate en algunas zonas aisladas. También se reanudaron las operaciones con helicópteros, que se habían quedado en tierra desde el jueves por culpa de rachas de viento de más de 200 kilómetros por hora.
A lo largo de estos días, son numerosos los países y las organizaciones que han comenzado a enviar ayuda a Filipinas. Así, la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea ha aprobado la entrega de un millón de euros para las víctimas del desastre. El comisario europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel, explicó que, debido a la magnitud de los destrozos y las dificultades de acceso a determinadas zonas, llevará un tiempo conocer el número real de fallecidos y el volumen de los daños producidos en el norte y el centro del país.
Cáritas Española anunció ayer el envío de una partida inicial de 20.000 euros de sus fondos de emergencia. La red de Cáritas en Filipinas está centrando sus esfuerzos en acceder a las áreas que han quedado aisladas por los ciclones que han azotado al archipiélago asiático desde finales noviembre.
La presidenta de Filipinas ha reconocido que la tala incontrolada de árboles ha agravado en gran medida el desastre.
Muchos de los damnificados se encuentran en Real, Infanta y General Nakar, en la provincia de Quezón (a unos 70 kilómetros al este de Manila). Aunque las aguas comenzaron a retroceder el viernes, millares de personas se han visto obligados a improvisar refugios para dormir y tienen problemas para conseguir alimentos, al tiempo que siguen expuestas a enfermedades como el cólera o la hepatitis. Numerosas zonas del norte y centro del archipiélago continúan incomunicadas por carretera.
Los soldados enterraron el viernes casi 100 personas que habían muerto en los corrimientos de tierra provocados por las intensas lluvias en la provincia de Aurora, en el norte del país, mientras el último tifón, el Nanmadol, se desplazaba ayer hacia el norte, con dirección a Taiwán, donde, convertido en tormenta tropical, causó la muerte de dos personas. El tifón ha agravado la miseria de miles de filipinos en el norte, que se quedaron sin hogar por otras tormentas que han dejado una estela de destrucción.
Nanmadol ha provocado al menos 35 muertos en el archipiélago y ha afectado a cientos de miles de personas. La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, visitó algunas de las zonas afectadas por las inundaciones y reclamó leyes más contundentes contra la tala legal e ilegal de árboles, que ha empeorado en gran medida las consecuencias de los ciclones.
Los ciclones y las tormentas tropicales golpean regularmente a este archipiélago formado por 7.100 islas. La tala incontrolada de árboles se ha vinculado a este desastre, ya que los árboles cortados dejan un suelo muy desprotegido, que es arrastrado con gran facilidad cuando llueve con fuerza y contribuye a formar peligrosos torrentes de fango.
'Necesitamos realizar un gran esfuerzo para entregar los suministros de ayuda, encontrar a los desaparecidos, rescatar a quienes quedaron aislados, alimentar a los hambrientos y refugiar a los que no tienen hogar', dijo la presidenta en una declaración difundida por la televisión. 'Nuestro mayor enemigo es la diarrea, especialmente en zonas donde el agua y la comida están contaminadas,', manifestó un alto responsable de Salud, además de instar a los damnificados a que sepulten a sus muertos cuanto antes.
La mejora del tiempo ha permitido comenzar las labores de rescate en algunas zonas aisladas. También se reanudaron las operaciones con helicópteros, que se habían quedado en tierra desde el jueves por culpa de rachas de viento de más de 200 kilómetros por hora.
A lo largo de estos días, son numerosos los países y las organizaciones que han comenzado a enviar ayuda a Filipinas. Así, la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea ha aprobado la entrega de un millón de euros para las víctimas del desastre. El comisario europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel, explicó que, debido a la magnitud de los destrozos y las dificultades de acceso a determinadas zonas, llevará un tiempo conocer el número real de fallecidos y el volumen de los daños producidos en el norte y el centro del país.
Cáritas Española anunció ayer el envío de una partida inicial de 20.000 euros de sus fondos de emergencia. La red de Cáritas en Filipinas está centrando sus esfuerzos en acceder a las áreas que han quedado aisladas por los ciclones que han azotado al archipiélago asiático desde finales noviembre.
La presidenta de Filipinas ha reconocido que la tala incontrolada de árboles ha agravado en gran medida el desastre.