MEDIO AMBIENTE / La presa Glen Canyon ha roto el equilibrio hidrológico del río desde su construcción en los 60 / Cuatro de las ocho especies de peces han desaparecido Un diluvio artificial en el Gran Cañón Desembalsan 800.000 toneladas métricas de agua y

Jue, 25/11/2004

El Mundo

Estados Unidos, el país que impulsó las primeras grandes obras hidráulicas a principios del siglo XX, se ha convertido ahora en una nación pionera en derribar gigantescos embalses o, al menos, en reparar los daños ecológicos que han causado en los ríos. Esto es lo que viene sucediendo desde el domingo en el célebre Gran Cañón de Colorado, que se quedó sin el río salvaje que modeló su paisaje como consecuencia de una gran presa.
Por este motivo, en Glen Canyon, el gran dique que se encuentra a la entrada del cinematográfico barranco, las cuatro grandes tuberías del fondo del embalse sueltan agua sin cesar a razón de 1.160 metros cúbicos por segundo desde hace cuatro días. La operación durará hasta hoy y se espera que gracias a este desembalse fluyan 800.000 toneladas métricas de agua con sus sedimentos, nutrientes, sales y otros elementos que han desaparecido del cañón.
La operación ha sido minuciosamente coordinada por el Servicio Geológico de EEUU, la Agencia de Medio Ambiente, las autoridades de los estados por donde fluye el río Colorado y el beneplácito de ecologistas, biólogos, amantes de la pesca y empresarios turísticos.La Ley de Ríos Escénicos y Salvajes de hace ya más de 20 años apoya legalmente la iniciativa.
La suelta del agua no ha contado, sin embargo, con el visto bueno de la empresa eléctrica que genera energía ni con los regantes.Para ellos, se trata de agua que se ha malgastado río abajo.
Sin embargo, según declaró a la CNN Chip Groat, jefe del Servicio Geológico «los aportes de nutrientes y sedimentos son vitales para el ecosistema». En estos días de aluvión se están llevando a cabo hasta 20 investigaciones diferentes de carácter hidrológico, sedimentario, arqueológico, ictiológico, geológico, etc.
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'Rafting' científico .
Los científicos incluso se han tenido que meter en el Gran Cañón en balsas neumáticas para seguir y filmar la crecida de las aguas durante estos cuatro días.
Desde que se construyó la presa en la década de los 60, se alteró todo el régimen hidrológico del río Colorado, nombre que, por cierto, pusieron los conquistadores españoles porque llevaba gran cantidad de arcilla en suspensión.
Estos sedimentos desaparecieron de todos los rincones del Gran Cañón, donde no quedan apenas playas ni remansos. Y sin ellos los peces no tiene donde hacer sus puestas de huevos; ni los microorganismos donde desarrollarse; ni las plantas acuáticas donde echar raíces, o los anfibios y pajarillos donde vivir.En definitiva, cuatro de las ocho especies autóctonas de peces que vivían en el Gran Cañón han desaparecido y una quinta está en peligro de extinción.
El desembalse ya se hizo en el año 1996, pero la operación fue de menor envergadura y no tuvo éxito porque el río fue literalmente lavado en los sucesivos y programados desembalses de la central hidroeléctrica. Ha sido necesario esperar a las grandes lluvias de este otoño para llevar a cabo esta otra operación.
El río Colorado es uno de los más transformados de EEUU.
Sobre sus aguas se levantó la gran mole de hormigón de la presa de Hubbert, en 1934, que inundó más de 300 kilómetros del Cañón y que entonces fue el paradigma del aprovechamiento hidráulico.
Tres décadas después y aguas arriba se levantó la Glen Canyon, que «fue la que desbordó el vaso de la mala conciencia y trajo la ley por la que más de 500 infraestructuras sobre los ríos se han derribado», según declaró ayer a EL MUNDO Javier Martínez-Gil, catedrático de Hidrogeología de la Universidad de Zaragoza.
«El PHN contempla más de 800 obras hidráulicas, pero ni una sola recuperación como la del Gran Cañón», añadió Martínez-Gil que es también vicepresidente de Nueva Cultura del Agua.
Según declaró, el 95% de los sedimentos que deberían llegar al delta del Ebro no lo hacen al depositarse en los embalses. «Cualquier día un temporal barre el delta, del que la mitad sólo está medio metro sobre el nivel del mar», añadió.
«Habría que hacer cosas parecidas, pero cualquiera propone desembalsar Mequinenza porque echaríamos toda la contaminación de Flix al delta del Ebro», afirma Pedro Brufao, presidente de la asociación Ríos con Vida