Castelló tira al mar cada año en aguas residuales la mitad del minitrasvase del Ebro

Dom, 21/11/2004

Levante

Un catedrático de la UJI dice que el coste del agua depurada es 4 veces inferior a la trasvasada
Nacho Martín, Castelló
La provincia de Castelló deja de reutilizar un volumen aproximado de 40 hectómetros cúbicos de aguas residuales cada año, cifra que supondría la mitad del agua prevista en el trasvase del Ebro. Así lo reflejan los datos aportados ayer por el catedrático de hidrogeoquímica de la Universitat Jaume I de Castelló, Ignacio Morell, durante el ciclo de conferencias que acoge la Fundación Ruralcaja. Los números aportados en la ponencia de Morell indican que la práctica totalidad de las aguas residuales generadas en la provincia de Castelló no se reutilizan y son vertidas al mar. El profesor precisó que las únicas excepciones se registran en años puntuales, en los que la cantidad de agua aprovechada no llega a superar el 5%.
Según los estudios del departamento de investigación que dirige Morell, el aprovechamiento de aguas residuales depuradas acarrea un coste económico cuatro veces inferior al que habría supuesto trasvasar agua del río Ebro.
Este porcentaje se traduce en un precio de alrededor de 0,15 céntimos de euro (25 pesetas) por metro cúbico en el caso de agua depurada. Mientras tanto, los recursos trasvasados alcanzarían un coste mínimo de 0,60 euros por metro cúbico (100 pesetas). Eso sí, Morell subraya que el agua residual reutilizada puede tener una calidad igual o superior a la de cualquier otra. «El agua residual tiene buena calidad. Y hoy por hoy tenemos tecnología para que se reutilice en su totalidad. No tiene mucho sentido estar vertiendo el agua depurada al mar en lugar de aprovecharla. Reutilizar debería ser obligatorio».
Desde su punto de vista, existen tres factores básicos que frenan la reutilización. «En primer lugar, la depuración no es lo suficientemente buena en nuestra provincia. La depuración de la estación de la capital es buena, pero también debería desalinizarse el agua. En segundo término, existe una reticencia a usar este tipo de agua porque se desconoce que es igual de buena. Y porque el agricultor que tiene una concesión del Millars no quiere utilizar la depurada. Por último, la Administración no lo está incentivando».El profesor Morell considera que la provincia de Castelló dispone de agua suficiente para cubrir sus necesidades siempre y cuando sepa llevar a cabo una buena gestión. A su modo de ver, la solución sólo puede venir de una conjunción de diferentes medidas: recarga artificial de acuíferos, desalinización de aguas salobres, desalinización de agua de mar, captación de aguas subterráneas, reutilización de aguas residuales y aprovechamiento. «No hay que descartar ninguna alternativa».
Al margen de la reutilización, el catedrático de la Universitat Jaume I considera que la captación de aguas subterráneas del interior (principalmente en el Maestrat) tiene un potencial igual al del agua que se preveía trasvasar del Ebro a Castelló (80 hectómetros cúbicos). Eso sí, sus estudios subrayan que lo aconsejable sería no sobreexplotar los recursos y aplicar una captación de 25 hectómetros cúbicos anuales.
El catedrático de hidrogeoquímica Ignacio Morell advirtió ayer que resulta imprescindible dar un respiro a los acuíferos costeros de la provincia de Castelló durante un periodo de 15 o 20 años. En caso contrario, los más de 200 acuíferos costeros que alberga la provincia se deteriorarán de forma definitiva a causa de la salinización. A su modo de ver, la captación en acuíferos del interior debe perseguir como principal objetivo la inyección de agua en las reservas costeras y la eliminación temporal de una explotación de 60 hectómetros cúbicos anuales en los pozos del litoral.
Esta maniobra permitiría regenerar los acuíferos costeros y frenar la salinización generada por la sobreexplotación a partir de la década de los noventa. «Si no dejamos descansar ahora nuestros acuíferos de la costa, que ya se encuentran muy deteriorados, no podremos utilizarlos en el futuro. Una vez pasen 15 o 20 años, entonces podremos volver a empezar a usar estos recursos. Y si lo hacemos de una forma racional, mantendremos un agua de calidad que podremos utilizar».
En la misma línea, Morell señaló que la inyección de agua en los acuíferos resulta más económica y rentable que la creación de embalses. «Un acuífero no es otra cosa que un embalse. El agua no se va de ahí y la ventaja es que resulta mucho más económico. Y además regeneras los acuíferos».