Los enigmas de las lagunas
Dom, 21/11/2004
Un estudio realizado en la Sierra de Gredos recoge datos sobre 23 ecosistemas acuáticos, su estado de conservación, biodiversidad y las medidas de protección que deberían ponerse en práctica para preservar estas peculiares lagunas Al creciente interés científico por los lagos de alta montaña se ha unido en los últimos años una mayor atención por parte de la sociedad, que busca en ellos un lugar en el que realizar actividades deportivas o de ocio (senderismo, montañismo, pesca, bicicleta de montaña, turismo rural), su aprovechamiento económico (recursos hidroeléctricos, estaciones de esquí) o, simplemente, su conservación. En este sentido, un equipo multidisciplinar de científicos, entre los que se encuentran los investigadores de las Áreas de Biología Animal y Ecología de las Facultades de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad de Salamanca, Miguel Lizana, Javier Morales, Caridad de Hoyos y Ana Negro, han realizado un estudio en el que se presentan datos relativos a 23 ecosistemas acuáticos de la Sierra de Gredos: características físico-químicas y biológicas de sus aguas, descripción de las comunidades de organismos acuáticos que los pueblan, estado de conservación de las lagunas y medidas de protección que deberían ponerse en práctica. El resultado se ha visto plasmado en la publicación «Las lagunas del Parque Regional de la Sierra de Gredos», editado por la Consejería de Medio Ambiente. Rica biodiversidad Por su carácter de alta montaña, la mayoría de las lagunas de la Sierra de Gredos se ubican por encima de los 1.800 metros de altitud, en la cara norte de la misma, una situación relacionada con la presencia de la mayoría de los antiguos glaciares en dicha vertiente, lo que ha marcado algunos parámetros ambientales (radiación solar, temperatura). Atendiendo a las características físico-químicas de sus aguas, se han clasificado en tres grupos: lagunas de pequeño tamaño y mineralización relativamente elevada (Cervunal, Negra del Cura); lagunas de pequeño tamaño y baja mineralización (Majalaescoba, Cuadrada, Caballeros, Gargantón) y, por último, lagunas de gran tamaño y baja mineralización (Grande de Gredos, la Nava, del Barco). Según se refleja en el trabajo, los responsables de la producción primaria de las lagunas son las algas y los macrófitos (musgos, helechos y fanerógamas acuáticas), que proporcionan un valioso refugio para el zooplancton (crustáceos copépodos y branquiópodos) frente a posibles depredadores. Las comunidades fitoplanctónicas, compuestas por especies de amplia distribución, son excelentes indicadores de la calidad del agua ya que su composición es reflejo de la integración de un conjunto de variables ambientales cuyos cambios son muchas veces difíciles de detectar por métodos directos. La fauna bentónica (organismos que viven sobre el sustrato) presenta una alta diversidad y está compuesta por Nemátodos, Oligoquetos, Hirudíneos, Moluscos y Ácaros, aunque el grupo mejor representado son los insectos (Efemerópteros, Tricópteros, Plecópteros, Odonatos, Coleópteros y Heterópteros). En cuanto a los Vertebrados, se cita la presencia de 17 especies de peces (trucha común, salvelino, cacho, bermejuela), 11 de anfibios (rana patilarga, verde y de San Antonio, sapo común, corredor y partero, salamandra) y reptiles (culebra de collar y viperina), 120 de aves (acentor alpino, mirlo acuático, martín pescador, ánade real) y 58 de mamíferos, de las que 18 son murciélagos, entre las que destacan desmán ibérico, visón americano o nutria paleártica