El año hidrológico echa a andar tras cinco meses de persistente sequía

Lun, 25/10/2004

Ideal

El suministro de agua está garantizado para los dos próximos años al hallarse los embalses granadinos con un volumen de reservas hídricas superior al 60%
MIGUEL ALLENDE/GRANADA
El año hidrológico 2004-2005, que se estrenó el pasado día uno de octubre y concluirá el 30 de septiembre próximo, ha iniciado su andadura tal y como terminó su predecesor: sin una gota de agua caída del cielo en sus últimos cinco meses. Incluso en estas pasadas jornadas en las que un temporal procedente del Atlántico ha dejado importantes cantidades de agua en las provincias más occidentales de Andalucía -Cádiz, Huelva y Sevilla-, la granadina tampoco ha recibido más que aportaciones insignificantes. Una situación que ha mermado el nivel de los pantanos que abastecen al conjunto de la provincia, pero que en absoluto supone un riesgo para el abastecimiento humano y tampoco para el regadío agrícola.
Y es que desde el pasado mes de mayo, en el que se recogieron más de 93 litros por metro cuadrado de agua, no ha vuelto a llover. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) tan sólo computó dos exiguas cantidades de 5,5 y de 1,2 litros en fechas recientes. Una cifra que considera ínfima al compararla con los 49,64 litros de media que este mes otoñal tiene en la serie histórica del organismo oficial: desde el año hidrológico 1958-1959 en adelante.
Tampoco Sierra Nevada ha registrado precipitaciones de nieve hasta la jornada del pasado sábado. Situación que contrasta con la del pasado año, en que a fecha del siete de octubre, un espeso manto blanco cubría ya las cumbres del macizo montañoso. Nieve que cuajó y que presentó un espesor de cinco centímetros.
Balance positivo
Pese a todo lo anterior, el balance hídrico del ejercicio 2003-2004 recientemente concluido no deja de ser sino «altamente positivo», en palabras de Joaquín Delgado, ingeniero-jefe de la CHG. El volumen de agua embalsada por los pantanos que abastecen a la provincia de Granada alcanzaba, en el último día del mes de septiembre, un total de 309,09 hectómetros cúbicos, cantidad que supone un 60,83% de la capacidad total de las cuencas del Genil y del Guadiana menor, que asciende a 508,10 hectómetros.
Como puede apreciarse en el gráfico adjunto, la situación de los embalses de Bermejales, Cubillas, Quéntar, Canales, Bolera, Colomera, San Clemente, Abellán y Portillo era, en líneas generales, algo mejor que la de un año antes del cierre del año hidrológico 2003-2004. No en vano, el diferencial existente entre el agua embalsada el 30 de septiembre de 2003 e idéntica fecha de 2004 era de 6,69 puntos porcentuales. Una cifra que supone varios millones de litros de líquido elemento a mayores. En el caso concreto de los dos pantanos de cabecera que proporcionan el agua que beben los vecinos de la capital y de algunas de la poblaciones del Área Metropolitana, la situación era muy similar en el de Quéntar con 8,85 hectómetros cúbicos embalsados y ligeramente superior en el de Canales, con 52,70 hectómetros, unas cifras que el máximo responsable de la CHG consideró «más que aceptables» tras un caluroso verano «en el que la ausencia de precipitaciones ha sido la tónica de los tres meses».
En otros, como los de Portillo y Bermejales, la situación era aún mejor: acumulaban un 99,7% y un 82,5% de su capacidad total. Algo que en el segundo de ellos y dada su gran capacidad de almacenamiento de agua -102 hectómetros- supone unas importantes reservas con las que contar. «Lo cierto es que no debe preocuparnos la situación de los pantanos; tenemos agua garantizada para el consumo humano durante los dos próximos años, aunque no lloviese una sola gota», afirma al respecto Joaquín Delgado. Como es comprensible, esta sería una situación absolutamente anómala y que no entra en las previsiones de la CHG.
Precipitaciones
Por lo que a las precipitaciones se refiere, las registradas por la CHG en el pasado año hidrológico también superan la media histórica. Así, la cantidad de lluvia recogida en los doce meses que se sitúan a caballo de los ejercicios de 2003 y 2004, alcanzó un volumen de 504,8 litros por metro cuadrado. Una cifra más que destacable en una zona del sureste peninsular más que acostumbrada a padecer periodos de sequía de hasta un quinquenio consecutivo. Esta cantidad supone superar la media histórica desde el citado ejercicio de 1958-1959 en un 18,33%, pues esta se eleva a 426,6 litros.
Por meses, el más lluvioso fue el de octubre del pasado año, con 97,4 litros, seguido de mayo con 93,4 y de abril con 79.