Los científicos piden que se extraiga la ‘montaña’ de basura química de Flix

Sáb, 16/10/2004

La Vanguardia

MEDIO AMBIENTE

Los sedimentos son 'un peligro evidente de contaminación masiva de todo el tramo del Ebro situado aguas abajo'


ANTONIO CERRILLO
Barcelona
Los científicos que descubrieron la gran montaña de residuos químicos tóxicos arrojados por Erkimia durante años en el embalse de Flix, en el Ebro, se inclinan en principio por retirar los sedimentos del cauce del río y tratarlos como residuos. Prefieren esta solución para evitar riesgos, puesto que el gran vertedero químico improvisado está en medio del río Ebro, y la erosión continua que sufren los sedimentos contaminados podría arrastrarlos aguas abajo, hasta zonas que se abastecen del caudal del río.
La tesis de sacar los contaminantes acumulados junto a Erkimia va cobrando cuerpo, frente a la idea de mantenerlos aislados y confinados en el mismo lugar donde están ahora. Así se vio en una sesión informativa organizada por el Departament de Medi Ambient con participación de los propios autores del estudio del CSIC y la UAB. Sin embargo, la opinión de los investigadores es sólo el eslabón de una cadena que, en última instancia, conformará una decisión política. Las administraciones implicadas han encargado a una comisión técnica que estudie las mejores opciones para descontaminar el embalse analizando las diferentes soluciones, con sus ventajas y sus inconvenientes.
Mientras tanto, los investigadores alertaron ayer de nuevo sobre el hecho de que tanto las concentraciones como las cantidades de los fangos depositados en Flix muestran 'niveles muy altos' de compuestos organoclorados, de mercurio y elementos radiactivos (procedentes del uranio 238, vinculados a la producción de fosfatos en Erkimia).
Según sus conclusiones, 'las concentraciones de radionucleidos no suponen ningún peligro' a través de una exposición directa; y sólo representarían un peligro en el caso de producirse una ingestión, si se da una eventual entrada de estos componentes en la cadena alimentaria.
Sin embargo, la suma total de sedimentos acumulados -entre 200.000 y 360.000 toneladas- es de tal magnitud que las cantidades absolutas de compuestos organoclorados y metales pesados 'representan un peligro evidente de contaminación masiva de todo el tramo del Ebro aguas abajo' de Flix.
Albert Palanques -investigador del Institut de Ciències del Mar del CSIC- explicó que la presa de Flix -al remansar el agua- ha retenido durante años los vertidos de Erkimia frente a la factoría, hasta crear un depósito que ocupa la mitad del espacio natural del río.
Palanques explicó que los fangos son muy finos -inestables- y que si la presa sufriera un accidente y se abriera, se rompería también el precario equilibrio artificial que ha sujetado los residuos, que resultarían arrastrados. 'Éste es un riesgo, y es una de las razones por las que hay que actuar', insistió. Palanques se mostró contrario a la consabida tesis de la empresa Erkimia -'mejor no remover los fangos'-; y, en cambio, abogó por actuar a tiempo tratando los fangos como un residuo puro y duro.
Joan Grimalt, químico ambiental del CSIC, afirmó que no se puede garantizar que en los próximos años la montaña de contaminantes se siga mostrando estable, teniendo en cuenta que el río la erosiona continuamente. 'Una vez visto que no es un riego urgente, y una vez detectado e identificado el problema, se tiene que plantear que los fangos no pueden estar en mitad del río, pues además, dificultan el paso del agua', declaró Grimalt, para quien los niveles de contaminantes son propios de un vertedero y no de un río. Por ello, opinó que la opción más deseable sería extraer la basura.
Narcís Prat, catedrático de Ecología de la Universitat de Barcelona -que moderó el debate- recordó que las administraciones no han tomado una decisión sobre el vertedero, pero opinó que 'desde el punto de vista ambiental la única manera de reducir el riesgo es sacarlo'. Prat ha planteado en otras ocasiones que la directiva marco de agua -encaminada a recuperar el estado ecológico de los ríos- exige la retirada de estos contaminantes. Además, considera que la extracción de los fangos es una magnífica oportunidad tecnológica para crear un modelo de descontaminación de referencia que dé respuesta a un problema ambiental con algunas características inéditas.
El riesgo de que los contaminantes se diseminen Ebro abajo por el empuje del caudal no es tan irreal, puesto que en dos ocasiones recientes se han registrado incidencias por la presencia de mercurio en el río, hasta el punto de que alcanzó la red de abastecimieto de suministro -en diciembre del 2001- y causó mortandad de peces -febrero del 2003-, según recordó Antoni Ginebreda, jefe del departamento de control de la Agència Catalana de l'Aigua, que afirmó que el problema ya fue detectado en 1994.
En relación a los desechos mineros radiactivos, Pere Masqué, del Institut de Ciència i Tecnologia ambiental de la UAB, se mostró más preocupado por las cantidades totales que por su concentración, e insistió en el vacío legal que supone la gestión de los residuos mineros radiactivos. Masqué dijo que los elementos radiactivos sólo comportarían un peligro en el caso de que alcanzaran la ingesta, aunque aclaró que el agua del Ebro no está contaminada. También subrayó que por otros estudios complementarios realizados se sabe que los productos en la zona del Ebro no tienen una presencia de radionucleidos superior a los de otras zonas de Catalunya.

Los contaminantes 'no pueden quedarse en mitad del río', dice Joan Grimalt, investigador del CSIC