Un estudio alerta de la salinidad del Llobregat y los nitratos del Ter Los técnicos piden una regulación del funcionamiento de las centrales eléctricas

Jue, 23/09/2004

El Periódico

La montaña de lodos tóxicos vertidos en Flix, frente a la planta de Ercros, es un grave problema ambiental para el Ebro. Pero el resto de ríos catalanes no se salvan de las más diversas contaminaciones. Los residuos salinos, acumulados durante años en la cuenca del Llobregat, y los nitratos, resultantes del vertido de purines procedentes de granjas de cerdos en la cuenca del Ter, suponen otros graves riesgos, según el informe Alternativas para una gestión sostenible del agua en Catalunya , presentado ayer.
Salinidad y nitratos "amenazan la calidad del agua, no sólo por lo que se refiere al suministro, sino muy especialmente al estado ecológico" de las cuencas catalanas. Así lo recoge el estudio, elaborado por la Fundación Nueva Cultura del Agua, en el marco de un convenio de colaboración con la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) y que se presentó en la Universitat de Barcelona, en presencia de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona y su homólogo en Catalunya, Salvador Milà.
Los autores subrayan la urgencia de resolver la cuestión de los residuos salinos en el Llobregat, porque de ello "depende el mantenimiento de la calidad de gran parte de los recursos hídricos actuales y futuro". La salinidad da un desafortunado sabor al agua de toda esa cuenca, que además necesita un tratamiento agresivo para convertirla en potable.
Tanto en el caso de la salinidad como en el de los nitratos (que afectan directamente a la salud de las personas), los expertos señalan que son cuestiones que traspasan las competencias de la ACA. Por ello, reclaman mecanismos de coordinación entre Medi Ambient y otros departamentos de la Generalitat para resolver "estos problemas urgentes que amenazan la calidad del agua".
MEDIDAS DRÁSTICAS El estudio, además de esta denuncia, busca soluciones para el déficit hídrico en las cuencas catalanas, que se cifra en 200 hectómetros cúbicos al año. Para conseguir este volumen de agua, se recomienda revisar las concesiones a las minicentrales eléctricas aguas abajo del embalse de Susqueda. "Esto implicaría --señalan-- una disminución de la concesión en invierno y un aumento en el momento en que el embalse deja ir más agua para los regantes del bajo Ter". Esta medida supondría un ahorro de 20 hectómetros cúbicos.
Otra recomendación es la de concertar un régimen de concesión variable a las minieléctricas, que cojan agua cuando el río lleve mucha y menos con un caudal bajo. No se obvia la conveniencia de "eliminar algunas de las minicentrales que impiden la continuidad del río".
El documento apuesta por la instalación de una desaladora en el Llobregat, con una producción de 70 hectómetros cúbicos al año y otras medidas de saneamiento de ríos y mejor gestión de los acuíferos