Haití, anegado por la tormenta 'Jeanne' Una misión de la ONU parte hacia la isla Tortuga, que el domingo se inundó durante horas hasta el punto de no ser divisada por los helicópteros que sobrevolaban la zona
Mié, 22/09/2004
LA HABANA.- Las islas del Caribe están sufriendo una catastrófica guerra de vientos y agua. Desde el inicio de la presente temporada ciclónica, han sido azotadas por continuas tempestades. Hasta el momento, Haití ha sido el país con mayor cantidad de muertos y destrucción en esta batalla de huracanes.
A pesar de ser una modesta tormenta tropical, Jeanne dejó a su paso por Haití el pasado domingo un saldo de más de 1.000 personas muertas o desaparecidas, según el representante regional del Gobierno de Puerto Príncipe en el nordeste del país, Elie Cantave.Sólo en la ciudad de Gonaïves, que enlaza las regiones del norte y el este haitiano, se ha informado hasta ahora de más de 500 fallecidos, en su mayoría niños de cinco o seis años de edad, según la agencia France Presse.
Las últimas evaluaciones de la ONU mencionan que al menos el 50% de esa ciudad está cubierta por agua y que el 80% de la población ha sido afectada. Miles de habitantes sobreviven, sin alimentos y agua para beber, en los techos de sus viviendas a la espera de ser rescatados.
Una expedición de Naciones Unidas partió ayer hacia la isla haitiana de La Tortuga, cuya dimensión es de 180 kilómetros cuadrados y en la que viven 26.000 personas, para evaluar los daños y víctimas provocados por la tormenta Jeanne, cuya magnitud no pudo ser precisada ayer.
Existía gran preocupación por la suerte de sus habitantes, ya que un grupo de responsables de la organización mundial no pudo divisar la isla el domingo cuando sobrevolaba la zona en helicóptero y aseguró que se hallaba anegada. Las comunicaciones permanecieron cortadas todo el fin de semana.
Sin embargo, Guy Gauvreau, representante en Haití del Programa Mundial de Alimentos, se mostró tranquilizador al respecto y aseguró que ayer la isla volvió a ser sobrevolada y que no ha podido constatarse nada anormal.
El responsable de comunicación de la misión de Naciones Unidas en Haití, Toussanint Kongo Doudou, declaró que los datos disponibles hasta ahora son provisionales y que «el balance final puede ser mucho más trágico».
El primer ministro interino, Gerald Latortue, declaró tres días de duelo nacional y lanzó un llamamiento para conseguir ayuda internacional con objeto de asistir a las más de 80.000 personas que no tienen alimentos ni agua en Gonaïves.
Además de ser uno de los países más pobres del mundo, Haití es uno de los más densamente poblados y cuenta con uno de los mayores índices de deforestación del planeta.
Esos tres factores unidos imponen un permanente círculo de desgracias y hacen que el país sea extremadamente vulnerable hasta en el caso de tormentas menores como lo ha sido Jeanne. Desde el año 1995, según un informe de Naciones Unidas, el 97% de los bosques está gravemente afectado por la deforestación. La inmensa mayoría de los ocho millones de haitianos viven sometidos a condiciones de pobreza extrema, por lo que suelen utilizar la madera como combustible o para venderla.
Cuando llueve con intensidad las corrientes de agua terminan arrastrando la tierra en los lugares donde no hay árboles ni raíces. Ello hace que se desintegren las márgenes de los ríos y no existan barreras naturales que detengan las inundaciones.Esta severa crisis del Medio Ambiente que padece Haití hace además que las lluvias de magnitud normal minen, poco a poco, la tierra sobre la que están levantadas las viviendas. Cuando hay inundaciones las casas son arrastradas por las aguas en segundos
A pesar de ser una modesta tormenta tropical, Jeanne dejó a su paso por Haití el pasado domingo un saldo de más de 1.000 personas muertas o desaparecidas, según el representante regional del Gobierno de Puerto Príncipe en el nordeste del país, Elie Cantave.Sólo en la ciudad de Gonaïves, que enlaza las regiones del norte y el este haitiano, se ha informado hasta ahora de más de 500 fallecidos, en su mayoría niños de cinco o seis años de edad, según la agencia France Presse.
Las últimas evaluaciones de la ONU mencionan que al menos el 50% de esa ciudad está cubierta por agua y que el 80% de la población ha sido afectada. Miles de habitantes sobreviven, sin alimentos y agua para beber, en los techos de sus viviendas a la espera de ser rescatados.
Una expedición de Naciones Unidas partió ayer hacia la isla haitiana de La Tortuga, cuya dimensión es de 180 kilómetros cuadrados y en la que viven 26.000 personas, para evaluar los daños y víctimas provocados por la tormenta Jeanne, cuya magnitud no pudo ser precisada ayer.
Existía gran preocupación por la suerte de sus habitantes, ya que un grupo de responsables de la organización mundial no pudo divisar la isla el domingo cuando sobrevolaba la zona en helicóptero y aseguró que se hallaba anegada. Las comunicaciones permanecieron cortadas todo el fin de semana.
Sin embargo, Guy Gauvreau, representante en Haití del Programa Mundial de Alimentos, se mostró tranquilizador al respecto y aseguró que ayer la isla volvió a ser sobrevolada y que no ha podido constatarse nada anormal.
El responsable de comunicación de la misión de Naciones Unidas en Haití, Toussanint Kongo Doudou, declaró que los datos disponibles hasta ahora son provisionales y que «el balance final puede ser mucho más trágico».
El primer ministro interino, Gerald Latortue, declaró tres días de duelo nacional y lanzó un llamamiento para conseguir ayuda internacional con objeto de asistir a las más de 80.000 personas que no tienen alimentos ni agua en Gonaïves.
Además de ser uno de los países más pobres del mundo, Haití es uno de los más densamente poblados y cuenta con uno de los mayores índices de deforestación del planeta.
Esos tres factores unidos imponen un permanente círculo de desgracias y hacen que el país sea extremadamente vulnerable hasta en el caso de tormentas menores como lo ha sido Jeanne. Desde el año 1995, según un informe de Naciones Unidas, el 97% de los bosques está gravemente afectado por la deforestación. La inmensa mayoría de los ocho millones de haitianos viven sometidos a condiciones de pobreza extrema, por lo que suelen utilizar la madera como combustible o para venderla.
Cuando llueve con intensidad las corrientes de agua terminan arrastrando la tierra en los lugares donde no hay árboles ni raíces. Ello hace que se desintegren las márgenes de los ríos y no existan barreras naturales que detengan las inundaciones.Esta severa crisis del Medio Ambiente que padece Haití hace además que las lluvias de magnitud normal minen, poco a poco, la tierra sobre la que están levantadas las viviendas. Cuando hay inundaciones las casas son arrastradas por las aguas en segundos