La agonía de las tierras degradadas. La lucha contra la desertificación

Lun, 13/09/2004

Expansión

PABLO ABAD. Madrid
Cuando se habla de desertificación se tiende a pensar que el Sáhara avanza y amenaza con cubrir España, pero lo cierto es que los expertos coinciden en que esto es una falacia. 'El desierto es un ecosistema de crecimiento muy lento, carece de la potencialidad para invadir nada que no esté previamente vacío', explica Gabriel del Barrio, científico de la Estación Experimental de Zonas Aridas (EEZA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Almería.
Sin embargo, eso no significa que lo que se conoce como desertificación no sea un fenómeno importante y peligroso para la riqueza de un país y la pervivencia de sus habitantes. Se trata de un proceso que reduce la productividad y el valor de los recursos naturales del suelo como resultado de las actuaciones humanas no adecuadas y de la variabilidad climática.
Estos factores provocan que 'el suelo pierda su fertilidad y se vuelva árido; se reduce la biomasa, se altera el régimen hídrico y aumenta la erosión', indica Francisco López Bermúdez, catedrático de Geografía Física de la Universidad de Murcia. Todo esto convierte en inútiles para el cultivo las tierras afectadas.
Sobreexplotación
Ramón Vallejo, director del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), explica que 'la acción del hombre está en el origen de muchos problemas. Normalmente es perjudicial de dos modos: por la sobreexplotación de los recursos o por la utilización inadecuada de los mismos'.
Entre las malas prácticas más comunes está la roturación de terrenos con fuerte pendiente, que contribuye a la erosión, a la tala excesiva de árboles, a los incendios forestales provocados, la sobreexplotación de los acuíferos o al abandono masivo del campo, que deja las antiguas tierras de cultivo a merced de la erosión.
'Como hay una expansión muy importante de la agricultura, se está regando con aguas de mala calidad, que tienen niveles de sal muy altos. Eso significa que a medio plazo se perderán miles de hectáreas por salinización', comenta López Bermúdez.
Una parte importante de España está afectada por la desertificación.
Las áreas donde la situación es más crítica son la costa mediterránea situada entre Granada y Alicante, así como la depresión del Ebro.
Por Comunidades Autónomas Murcia, con casi el 50% de su suelo afectado, es la zona donde se debe actuar con más urgencia. Por provincias, la que vive unas circunstancias más graves es Almería, que para muchos expertos terminará por convertirse en un área improductiva en algunos años si no se frena la explotación masiva de los recursos.
España es un territorio bastante vulnerable por su situación geográfica, y el cambio climático puede contribuir a aumentar los problemas. 'Los últimos estudios hablan de un incremento de las temperaturas de entre 1,4ºC y 5ºC. Se producirá un desplazamiento de las precipitaciones. Lo grave no es que llueva poco o mucho, sino que la lluvia se concentrará en un período de tiempo muy corto. Sabemos que una situación como ésta puede ser muy perjudicial para una zona semiárida como la mediterránea', afirma Juan Sánchez, científico del Centro de Investigaciones sobre la Desertificación (CIDE) del CSIC.
Proceso irreversible
El calentamiento de la Tierra no está en el origen de la desertificación, pero sí la potencia: 'La degradación del medio ambiente que tiene que ver con el cambio climático se llama desertización y es un proceso más lento. Eso permite que las comunidades naturales sean sustituidas por otras que se adaptan a la nueva situación.
En la desertificación, en cambio, el proceso es tan rápido que sólo pueden adaptarse al nuevo terreno las especies oportunistas, de baja calidad ecológica', explica Del Barrio.
Los científicos insisten en la necesidad de actuar rápido, ya que 'si se sobrepasan ciertos umbrales de explotación, el proceso se vuelve irreversible, ya que hacen falta miles de años para que el suelo se recupere', sentencia López Bermúdez.
Acabar con el proceso de degradación de la tierra no es fácil, a juicio de los expertos en desertificación, aunque existen algunas medidas que pueden contribuir a frenarlo.
'La restauración forestal es importante; se trata de mejorar el suelo y sus propiedades.
Es conveniente que sea con árboles o arbustos autóctonos, que son los que se adaptan mejor y tienen menos riesgos de provocar efectos colaterales', comenta Ramón Vallejo. Sin embargo, la reforestación no siempre es posible: 'El árbol es un gran consumidor de agua. Si en una zona hay déficit de este líquido, la repoblación puede ser perjudicial', indica Francisco López Bermúdez.
Existen otras formas de combatir la desertificación:'Es preciso conocer la calidad del agua que se usa para consumo agrario y controlar la actividad del ganado', señala Juan Sánchez. A escala mundial, la Organización de las Naciones Unidas impulsó un Convenio Internacional de Lucha contra la Desertificación, al que se ha adherido España, y por el que los países firmantes se comprometen a tomar medidas para frenar este fenómeno.
Naciones Unidas estima que el proceso de degradación de los suelos supone unos gastos de más de 44.500 millones de euros anuales en todo el mundo.
Africa es el continente más afectado, pero el Mediterráneo Norte tiene un apartado especial dedicado en el Convenio.
También la Unión Europea prepara una directiva marco que se unirá a los esfuerzos del Programa de Acción Nacional contra la Desertificación (PAND) del Ministerio de Medio Ambiente.
El suelo pierde su productividad como consecuencia de las actuaciones humanas no adecuadas
España, por su situación geográfica, es un territorio bastante vulnerable a la desertificación