El Meteorológico detecta un incremento de las gotas frías durante la primavera
Dom, 15/08/2004
Las consecuencias son diferentes al fenómeno otoñal debido a la menor temperatura del mar
Maria Josep Picó, Valencia
El fenómeno meteorológico de la gota fría ya no es únicamente típico de los meses de septiembre y otoño, sino que comienza a ser habitual durante la primavera en la Comunidad Valenciana. El técnico superior del Centro Meteorológico Territorial de Valencia Jesús Riesco explicó a Levante-EMV que en 2002-2003, e incluso 2004, «se ha incrementado la formación de las gotas frías en abril, mayo y junio».
El aumento de la formación de masas de aire frío aisladas de la circulación general en niveles más altos de la troposfera en primavera «es un hecho muy llamativo», señala Riesco, aunque sus causas todavía se están estudiando. La génesis de las gotas frías primaverales Ñtambién denominadas Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA)Ñ «es similar a las de otoño, sin embargo, las consecuencias son menos violentas porque la temperatura del mar es mucho más baja», argumenta el experto, quien recuerda que el fenómeno requiere un embolsamiento de aire frío en altura, viento de levante, junto con «un flujo en superficie asociado a un temporal marítimo de gran intensidad, que aporta viento muy fuerte». Los valores térmicos del Mediterráneo condicionan la inestabilidad meteorológica cuando se produce la gota fría, ya que aporta el vapor de agua que es condensado y precipitado posteriormente. La falta de este aporte de agua reduce las posibilidades de que se produzcan precipitaciones torrenciales.
Otro fenómeno atmosférico típico de finales de verano y principios de otoño en la Comunidad, pero que no se descarta en primavera, son las tormentas denominadas supercélula, que van acompañadas de bastante aparato eléctrico de nube a nube y se asocian a entradas inestables de origen marítimo en capas bajas y a una potente borrasca en altura. Ejemplos de supercélula son: el tornado del 1 de mayo en 2001 en Sueca, la granizada del 10-11 de octubre de 2001 en Elx y el downburst (desplome de aire frío) de Dénia el 5 de septiembre de 2003.
Jesús Riesgo comenta que agosto es un período de transición entre las tormentas de verano y gotas frías otoñales debido a «la entrada de perturbaciones, de bajas presiones, que se descuelgan desde el oeste y afectan a la península Ibérica en forma de aire frío en altura, que genera más flujo marítimo en los niveles bajos». Para detectar fenómenos como los tormentosos, el granizo, la lluvia, la nieve, etc, el Instituto Nacional de Meteorología (INM) dispone de una red de 15 radares meteorológicos, uno de ellos en Cullera desde los años noventa.
Maria Josep Picó, Valencia
El fenómeno meteorológico de la gota fría ya no es únicamente típico de los meses de septiembre y otoño, sino que comienza a ser habitual durante la primavera en la Comunidad Valenciana. El técnico superior del Centro Meteorológico Territorial de Valencia Jesús Riesco explicó a Levante-EMV que en 2002-2003, e incluso 2004, «se ha incrementado la formación de las gotas frías en abril, mayo y junio».
El aumento de la formación de masas de aire frío aisladas de la circulación general en niveles más altos de la troposfera en primavera «es un hecho muy llamativo», señala Riesco, aunque sus causas todavía se están estudiando. La génesis de las gotas frías primaverales Ñtambién denominadas Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA)Ñ «es similar a las de otoño, sin embargo, las consecuencias son menos violentas porque la temperatura del mar es mucho más baja», argumenta el experto, quien recuerda que el fenómeno requiere un embolsamiento de aire frío en altura, viento de levante, junto con «un flujo en superficie asociado a un temporal marítimo de gran intensidad, que aporta viento muy fuerte». Los valores térmicos del Mediterráneo condicionan la inestabilidad meteorológica cuando se produce la gota fría, ya que aporta el vapor de agua que es condensado y precipitado posteriormente. La falta de este aporte de agua reduce las posibilidades de que se produzcan precipitaciones torrenciales.
Otro fenómeno atmosférico típico de finales de verano y principios de otoño en la Comunidad, pero que no se descarta en primavera, son las tormentas denominadas supercélula, que van acompañadas de bastante aparato eléctrico de nube a nube y se asocian a entradas inestables de origen marítimo en capas bajas y a una potente borrasca en altura. Ejemplos de supercélula son: el tornado del 1 de mayo en 2001 en Sueca, la granizada del 10-11 de octubre de 2001 en Elx y el downburst (desplome de aire frío) de Dénia el 5 de septiembre de 2003.
Jesús Riesgo comenta que agosto es un período de transición entre las tormentas de verano y gotas frías otoñales debido a «la entrada de perturbaciones, de bajas presiones, que se descuelgan desde el oeste y afectan a la península Ibérica en forma de aire frío en altura, que genera más flujo marítimo en los niveles bajos». Para detectar fenómenos como los tormentosos, el granizo, la lluvia, la nieve, etc, el Instituto Nacional de Meteorología (INM) dispone de una red de 15 radares meteorológicos, uno de ellos en Cullera desde los años noventa.