SEVILLA. <script src="http://www.mynewsonline.com/cgi-bin/webnews.exe?order=ABE200408071013&from=C220A017&key=zDWxYq9cmdDtBqqqzxi02Iyzg5IM"></script> La Consejería de Medio Ambiente ha aprobado obras de emergencia por valor de 6 millones de euros para gar

Dom, 08/08/2004

La Verdad

El control del caudal serviría para abastecer el regadío tradicional de la Vega Baja de julio a septiembre De Desamparados a Hurchillo hay seis focos de filtración en la tubería Piden un plan de inversiones con el fin de modernizar infraestructuras
CARMELO SIMÓN/ORIHUELA
CASCADA. Intenso foco de caída de agua de la tubería del trasvase Tajo-Segura, entre Desamparados y Hurchillo (Orihuela). / T. SEVILLA

Sólo en el tramo de tubería que conduce el trasvase Tajo-Segura desde las pedanías oriolanas de Desamparados a Hurchillo existen seis puntos de fuga de agua visibles desde la carretera paralela. Es un tramo de apenas trescientos metros. Uno de ellos, recogido por las imágenes captadas la tarde del viernes que ilustran esta crónica, es especialmente intenso. Hasta el punto de que la cascada que emana con fuerza de la conducción ha formado un pequeño arroyo que muere en un huerto anexo de limoneros.

La pérdida de caudal en las infraestructuras creadas para distribuir el agua es un problema que preocupa a los nuevos responsables de la Confederación Hidrográfica del Segura. Fuentes oficiales consultadas por este diario admiten que sólo en el tramo del trasvase que enlaza el pantano del Talave con el azud de Ojós «se pierden 30 de cada 150 hectómetros cúbicos». Esa es exactamente la cantidad desembalsada desde Entrepeñas-Buendía con destino al sureste peninsular desde el 1 de julio al 30 de septiembre. Las mismas fuentes sostienen que «esa cantidad serviría para abastecer el regadío tradicional de la Vega Baja durante todo el trimestre».

Las fugas y filtraciones del caudal del trasvase y el presumible descontrol en las acequias dificulta el pleno aprovechamiento de los recursos hídricos en una cuenca deficitaria como es la del Segura. El agua que se pierde acaba en el subsuelo, para delirio de los pozos que jalonan la monumental obra de ingeniería hidráulica que desde 1978 trae agua de Castilla-La Mancha a las sedientas tierras de Alicante y Murcia.

El trasvase Tajo-Segura comenzó a planificarse en la década de los 60, aunque la primera gota de agua de La Mancha llegó a la provincia mucho después, ya en democracia, bajo la etapa de Garrigues Walker como ministro de Obras Públicas en el Gobierno de la UCD de Adolfo Suárez. Las complejas obras, con capacidad para evacuar 35 metros cúbicos por segundo, aprovechan para transportar el agua canales a cielo abierto, el propio cauce del Segura y tuberías.

Han pasado veinticinco años desde la puesta en funcionamiento de un trasvase catalogado por el sector agrario de la Vega Baja y Murcia como fundamental para la pervivencia de la agricultura. «Las instalaciones son viejas y obsoletas, por lo tanto hacen falta inversiones que eviten que un agua tan necesaria acabe en el subsuelo», propone José Antonio Muñoz Grau, portavoz de la Comisión Pro-Río de Orihuela.

Entre el Talave y Ojós

Paradójicamente, argumentan fuentes de la CHS, la elevada cantidad de agua perteneciente al trasvase Tajo-Segura que se pierde entre el embalse del Talave, en el límite de Albacete y Murcia y el de mayor capacidad de la cuenca, y el azud de Ojós «afecta al río Segura porque los usuarios del trasvase reciben todo el agua que les corresponde y las fugas las acaba devolviendo el río de sus propios recursos».

Más allá del problema particular de las pérdidas de caudal en el trasvase Tajo-Segura, el debate abierto en las recientes Jornadas de Guardamar aboga por diseñar un ambicioso plan de inversiones para corregir las fugas y filtraciones en las redes de distribución de agua potable y acequias repartidas por toda la cuenca. Diversas voces alertaron en el encuentro de julio en Guardamar que las pérdidas de agua alcanzan «casi el 50%» por el deterioro de las infraestructuras y el escaso mantenimiento.

Pro-Río mantiene que el proceso de entubamiento generalizado en las acequias de la Vega Baja emprendido a finales de los 80 y primeros de los 90 «tiene la finalidad de esconder las detracciones ilegales antes que erradicar la pérdida de agua». En cuanto al proceso de instalación de riego por goteo con el uso de fondos europeos y la tutela de la Conselleria de Agricultura, Muñoz Grau estima que «sólo se restringe a nuevos regadíos» y recuerda que la ampliación de superficies regables «está prohibida desde 1986».

Pro-Río aboga por intensificar también la depuración de «agua sin tratar que acaba en el mar y se podría reutilizar para el consumo».